La Mona Lisa

Leonardo dibujó el esbozo del cuadro y después aplicó el óleo diluido en aceite esencial. La técnica empleada, conocida con el término italiano de sfumato, consiste en prescindir de los contornos netos y precisos típicos del "Quattrocento" y envolverlo todo en una especie de niebla que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total en la atmósfera, lo que da a la figura una sensación tridimensional.

El cuadro se pintó sobre una tabla de madera de álamo recubierta por varias capas de enlucido. Se conserva en una urna de cristal de 40 mm de espesor a prueba de balas, tratada de manera especial para evitar los reflejos. La cámara que alberga el cuadro está diseñada para mantener una temperatura constante de 20 °C y 50% de humedad relativa, con lo que se busca garantizar las condiciones óptimas para la estabilidad de la pintura.

El modelo se presenta de tres cuarto, se sitúan sus ojos en la línea del horizonte. Mona Lisa esta sentada sobre una sede en madera. Es visible hasta mi cuerpo, vuelve su busto hacia el espectador y su cara es casi de frente. Tiene las manos cruzadas, la mano derecha sobre la muñeca izquierda y la mano izquierda a lo largo del brazo del sillón.

La perspectiva es central. La tela se divide naturalmente en 4 partes. En cumbre la cara domina se traslada del paisaje, abajo las manos le responden. La expresión de la cara es humilde, pacífica y expresa la armonía. La posición de las manos refuerza aún la sensación de humildad y paz. de los dos lados el paisaje domina.

3 Planes sucesivos : El modelo es en primer plano. Hacia abajo un paisaje dividido en 2 partes, un paisaje realista al primer plan luego al segundo plano un paisaje imaginario casi surrealista.

La perspectiva es central, esta forma de disposición permite a Leonard situar el corazón de Mona Lisa al centro geométrico de la obra, su ojo izquierdo y sus dedos se sitúan también al centro en cumbre y abajo. Esta elección acentúa la presencia del personaje en la composición. El ojo es atraído naturalmente por el centro sólo a continuación que el espectador toma conciencia del equilibrio entre el paisaje, la naturaleza, y la persona, la humanidad.

No se lo distingue sin grande plan pero Mona Lisa lleva una vela oscura sobre los cabellos. No lleva ninguna joya, su vestido es sobrio, casi severo con relación a los retratos pintados al mismo tiempo. Los ojos tienen resplandor y humedad. Los latigazos se realizaron con sutileza, la mirada es descartada por un juego de sombra. La boca parece de carne y no de color, enarbola una medio sonrisa encargada de retención que vuelve el modelo aún más humilde. Y está la humildad que expresa todo el modelo.

Esta posición de las manos cruzadas una sobre la otra expresa de la retención. Como la cara y el traje, y contrariamente a la práctica del tiempo, este detalle sugiere la humildad del modelo.

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