La evaluación de la educación en la fuerza armada

LA EVOLUCIÓN DE LA EDUCACIÓN MILITAR EN LA FUERZA ARMADA DE EL SALVADOR.

        Al hablar de la evolución de la educación militar en El Salvador, tendríamos que remontarnos hasta el inicio de sus orígenes, es así como podemos ver que ya para las épocas posteriores a la independencia la educación de los militares se llevaba a cabo a través de su experiencia en las diferentes asignaciones y empleos que se ejercían,  ya en el año de 1860 la educación militar da un salto de calidad y empieza a normalizarse la enseñanza esto se logra gracias al visionario  pensamiento del Lic. Francisco Dueñas, durante su administración se funda una institución bien organizada, mediante el decreto Ejecutivo en el ramo de Hacienda y Guerra de fecha 21 de febrero de 1868, bajo el nombre de "Colegio Militar", este es el primer paso de la que es hoy nuestra madre Escuela Militar.

        La Fuerza Armada ha recibido los aportes de diferentes misiones militares de países amigos que han contribuido de gran manera en la formación y educación de los miembros de la Institución, dentro de estas podemos mencionar que durante la administración del Capitán General Gerardo Barrios se contrato al Sr. General Don José María Mello de nacionalidad Colombiana, así como también una misión de militares franceses, los cuales formaron el equipo de trabajo de la escuela militar de aquella época, esta se encontraba ubicada en el antiguo edificio de la Biblioteca Nacional, frente al Mercado Ex-cuartel, en el centro de San Salvador.

        Para el año de 1922 las instalaciones de este centro de estudios son   trasladadas al lugar conocido como Cuartel el Zapote en el área del Barrio San Jacinto, ubicación de las actuales instalaciones del Museo de Historia Militar, durante estos años las características de los oficiales, eran la gentileza francesa y el orgullo profesional de los españoles, ya que fueron misiones oficiales de estos países los que instruían a los cadetes, es en esa misma época que llega  la primera misión militar chilena, nombrando al coronel Carlos Ibañes del Campo como Director de la Escuela Politécnica Militar, cabe mencionar que los estándares de calidad impuestos por este destacado oficial chileno mantuvieron e incrementaron el nivel de la excelencia educativa de los cadetes, el  Cnel. Ibañes del Campo posteriormente  llegaría a convertirse en presidente de su país, demostrando la gran valía de la cual era poseedor, podemos ver como se pone de manifiesto la calidad educativa impartida en la escuela militar, la cual se pone de manifiesto en la profesionalidad del cuerpo docente y de los  instructores, así como de los alumnos y es dentro de este conjunto que podemos mencionar uno de los mas destacados cadetes extranjeros que han pasado por el seno de nuestra alma mater, como lo es el General Omar Torrijos quien posteriormente llegaría a ser el presidente de Panamá.

        Trataremos de recoger el espíritu de este centro de enseñanza que ha sido el testigo más fiel de la evolución de la educación militar en nuestro país.

        El principal aporte de nuestra alma mater al la Fuerza Armada y a la Nación ha sido la formación del carácter de los miembros que la conforman, la profunda impresión que causa La Escuela Militar, a las personas que la visitan por primera vez perdurará por el resto de sus vidas, al observar al Batallón de Caballeros Cadetes en Formación de Parada, impresionan su porte militar su estoicismo; este último tan recalcado a los Caballeros Cadetes en su formación, entendiéndose este como la  fortaleza y dominio sobre la propia sensibilidad.

        La Escuela Militar, exige a los caballeros cadetes la más completa convicción en su preparación para servir posteriormente a los altos intereses de la patria con honor y gloria, logrando que estos tomen conciencia de ello,  cumple con  la misión de prepararlos para poder cumplir con esa noble tarea.

        El cumplimiento del deber en toda la Fuerza Armada se basa en la disciplina, la cual es fundamental para su existencia y cuyas manifestaciones más evidentes son: la obediencia y la subordinación, especialmente en ocasiones difíciles y se puede observar a través de la puntualidad, exactitud y energía en el servicio, por medio de ella se identifica la conducta y los sentimientos de cada uno, en su carácter de superior o subalterno.

        La confianza absoluta entre superiores y subordinados es la base mas firme de la disciplina y se pone de manifiesto en su máxima expresión en situaciones de presión extrema  y peligro.

        Se exige al ciudadano desde su ingreso a La Fuerza Armada, la consagración de todas sus fuerzas corporales e intelectuales a la educación, preparación y  servicio militar, ya que de otra manera no sería posible brindar la eficiencia máxima necesaria, es de esta manera como crecen las virtudes de los hombres las que conservaran en horas de peligro y su valor arrastrará con sus ejemplos a sus compañeros.

        El Caballero Cadete futuro oficial de nuestra Gloriosa Fuerza Armada, debe recordar que tiene la misión grande y hermosa de educar a los hijos de la patria, para lo cual debe formarse con la misma calidad que se forma el acero militar de las espadas, a través del fuego de la sabiduría y templado en la practica del servicio, todo ello reclama al oficial una convicción total al desempeño de su misión.

        El uniforme es patria,  los militares deben reconocer el hecho que al vestir el uniforme son representantes de una institución de tradición que ha logrado mantener con el tiempo a través de un servicio desinteresado muy en alto los valores patrios. Todo aquello que nos hace sentir y creer en un mañana mejor, en el cual todos estamos colaborado al progreso de la patria, donde se realiza un trabajo desinteresado, este servicio es el que hace diferente al hombre de uniforme,  ejemplo de deber, honor, coraje, lealtad, cumplimiento a las leyes, etc.

...