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Leonardo Da Vinci


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  2.438 Palabras (10 Páginas)  •  242 Visitas

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La aportación de Leonardo da Vinci al conocimiento anatómico de los maxilares y los dientes

El Renacimiento fue la edad de oro de la Anatomía macroscópica humana. Durante la Edad Media se tuvo a Galeno como maestro indiscutible en la materia, a pesar de sus errores, provocados muchos de ellos por diseccionar monos (el Macacus innus) en vez de hombres y mujeres.

Tal vez uno de los primeros anatomistas que se reveló contra el “dictador” de Pérgamo fue Berengario de Carpio (1470-1550) quien hacia 1507 negó la existencia de una serie de mitos admitidos por la tradición galénica como la rete mirabilis o red arterial maravillosa, localizada en la base del cerebro, donde se producían los “espíritus nerviosos” que circulaban por los vasos sanguíneos.

También negó el útero de siete cámaras y, sobre todo, la permeabilidad del etmoides que permitía el paso hacia la cavidad bucal de los humores formados en el cerebro.

Esto último iba contra la antigua teoría humoral que explicaba las enfermedades dentales como consecuencia de la bajada de los humores fríos desde el cerebro a la boca.

Durante el Renacimiento, aparte de esta tarea renovadora, culminada por el gran Andrea Vesalio, se comenzaron también a ilustrar mediante figuras las estructuras anatómicas observadas directamente en las disecciones.

Primero fueron los artistas, pintores y escultores que acudían a los anfiteatros para ver lo que había debajo de la piel de los seres humanos, sobre todo los músculos superficiales.

Luego, algunos médicos como Ketham (1493) y Gersdorff dibujaron del natural el útero y el cerebro. Vesalio, como hemos dicho, culminó el proceso en su obra monumental “De humani corporis fábrica. Libri septem”, basada en abundantes disecciones humanas. Precisamente este gran maestro comentó la presencia de numerosos pintores en sus demostraciones anatómicas donde, por cierto, adoptaban aires de superioridad frente a los propios anatomistas médicos.

El gran Miguel Ángel acudía frecuentemente a documentarse del natural, y lo mismo Alberto Durero, que llegó a hacer un dibujo señalando su bazo enfermo.

Pero, entre los artistas, quien se lleva la palma por su interés por la anatomía es, sin duda, Leonardo da Vinci, el autor de “La Gioconda” y uno de los espíritus más universales e inquietos de toda la historia de la humanidad. Leonardo da Vinci

Como otros muchos grandes genios, Leonardo nació hijo ilegítimo, en este caso de su padre, el notario florentino Piero da Vinci, y una tal Caterina (Ramón J. Sender habla de la inteligencia destacada de los hijos naturales y recuerda al Cid Campeador, don Juan de Austria, etc.).

Educado por su abuelo, entró a los 18 años en el taller del pintor Verrochio, donde recibió una sólida formación artística. A los 24 se vio inmerso en una oscura denuncia donde fue acusado de homosexualidad “activa” sobre un tal Jacopo Saltorelli de la que salió absuelto (“absoluti cum conditione ut retumburentia”) (5).

En Florencia le tomó gusto a la anatomía. Luego pasó a Milán al servicio de Ludovico Sforza, donde pintó “La Cena”. Vuelve a Florencia (1500-1506) y allí pintó “La Gioconda” (1503) e hizo disecciones en el Hospital Santa María La Nueva de un niño de dos años y de un viejo centenario.

De nuevo se trasladó a Milán, donde hasta 1513, año en que se instaló en Roma, siguió practicando disecciones y haciendo gran número de apuntes con la intención, que no realizó, de publicar una obra sobre ellos.

En Roma se enfrentó a Miguel Ángel y, aburrido de luchas y tensiones, se fue a Francia con el rey Francisco I, instalándose en el castillo de Amboise, cerca del Loira, donde murió en 1529.

Durante sus 67 años de vida hizo de todo: pintor, escultor, arquitecto, orfebre, diseñador de máquinas, etc.

No es éste el momento de analizar su gigantesca obra, de modo que vamos a centrarnos en sus investigaciones anatómicas y, sobre todo, en las concernientes al territorio bucodentario.

Anatomista Como ya hemos dicho, realizó disecciones en Florencia, Milán y Roma. Al principio, siguió las enseñanzas de Aristóteles y, luego, las de Galeno, para al fin observar y dibujar por cuenta propia. En 1489 hizo una serie de dibujos del cráneo muy estimables; más tarde (hacia 1500) otra sobre el sistema cardiovascular y del sistema genitourinario femenino.

Aunque representó el corazón como un músculo por vez primera, no llegó a conocer la circulación menor de la sangre como se ha dicho con evidente exageración.

Describió también el sistema nervioso, el respiratorio y el digestivo. Semejante tarea, que le llevó cerca de 40 años, dio como resultado una colección de 779 dibujos de los que se conservan unos 600.

Trascendencia

Desgraciadamente, las 228 planchas anatómicas de Leonardo no se imprimieron y, tras su muerte, se dispersaron por diversos lugares de Europa.A España llegaron en 1591 abundantes manuscritos vendidos por Oracio Menci, que los recibió de su padre Francesco Menci, a su vez heredero del gran maestro.

A Inglaterra fueron a parar abundantes materiales, a la biblioteca del castillo de Windsor, donde en 1780 el bibliotecario real Dalton los descubrió y en 1796 John Chamberlain llevó a cabo la edición de los mismos.

Estuvieron los trabajos de Leonardo da Vinci doscientos años fuera de circulación. Cuando aparecieron ya no suponían nada frente al desarrollo de la anatomía que en aquellos momentos había descubierto y descrito casi todas las estructuras macroscópicas (y muchas microscópicas). Desgraciadamente, pues, la obra anatómica del autor de “La Gioconda” tuvo poca trascendencia científica y apenas fue conocida por algún coetáneo pintor (se dice que influyó en el propio Alberto Durero).

Un artista en el mundo de la ciencia

Leonardo no fue un anatomista riguroso, a veces ni siquiera llegó a comprender lo que su lápiz dibujaba. En ocasiones, se inventaba trazos y suplía sus deficiencias en material humano incluyendo estructuras de animales o ideas tomadas de libros de las autoridades clásicas. Freud incluso llega a más y en su ensayo “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci” explica

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