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Lo Esencial Del Clasicismo


Enviado por   •  20 de Mayo de 2014  •  2.346 Palabras (10 Páginas)  •  333 Visitas

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Introducción

En este ensayo se hablara de la arquitectura nos hundiremos en los inicios de esta especialmente en Roma; como se sabe cuándo una obra arquitectónica es verdaderamente clásica? se tocaran temas como los cinco órdenes, la evolución de estos y la proporción de estas obras .

En la gramática de la antigüedad se expondrán obras de la arquitectura en la antigua roma donde los cinco órdenes destacan en su estructura.

Lo esencial del clasicismo

El latín de la arquitectura… la arquitectura clásica hunde sus raíces en la antigüedad, en los mundos de Grecia y Roma, en la arquitectura religiosa de Grecia y en la arquitectura militar, civil y religiosa de los romanos, pero lo importante es su naturaleza y su utilización, su utilización como el lenguaje arquitectónico común que, heredado de Roma, se ha utilizado en casi todo el mundo civilizado durante los cinco siglos que separan el Renacimiento de nuestros días.

Es un error tratar de definir el clasicismo, pues el termino tiene todo tipo de significaciones útiles según con diferentes contextos.

Un edificio clásico es aquel cuyos elementos decorativos preceden directa o indirectamente del vocabulario arquitectónico del mundo antiguo, del mundo “clásico”.

Esta es, una descripción clara de la arquitectura clásica, pero a un nivel muy superficial; donde la finalidad de la arquitectura ha sido siempre lograr una armonía demostrable entre las partes.

Ya a un nivel más abstracto, la armonía de una estructura, se consigue mediante las proporciones es decir, asegurando que las relaciones entre las diversas dimensiones de un edificio sean funciones aritméticas simples y que los cocientes numéricos entre las diversas partes del edificio sean los mismos o estén relacionados entre sí de modo muy directo.

El propósito de las proporciones es establecer una armonía en toda la estructura, una armonía que resulta comprensible ya sea por el uso explícito de uno o más ordenes como elementos dominantes, ya sea sencillamente por el empleo de dimensiones que entrañen la repetición de relaciones numéricas simple.

Es una gran equivocación pensar que lo gótico y lo clásico son cosas opuestas; son muy diferentes, sí, pero no opuestas, y tampoco absolutamente irrelacionadas.

Lo cierto es que lo esencial de la arquitectura esta expresado, consiente o inconscientemente, en todas las arquitecturas del mundo.

Debemos aceptar el hecho también de que la arquitectura clásica solamente es identificable como tal cuando contiene alguna alusión, por ligera y marginal que sea, a los órdenes antiguos.

Es fundamental comprender los cinco órdenes de la arquitectura:

Toscano, dórico, jónico, corintio y compuesto. Un orden es la unidad de columna y superestructura de la columnata de un templo. Tiene que haber un entablamento.

La primera descripción de los órdenes esta en Vitrubio y escribió un tratado dividido en diez libros de Arquitectura.

En el tercero y cuarto libros, Vitrubio describe tres órdenes –el jónico, el dórico y el corintio- y da algunas notas sobre otro, el toscano. Los relaciona con sus descripciones de templos y específica los dioses y diosas para quienes es apropiado cada orden. Pero lo más importante es que no los presenta como un cuerpo de fórmulas canónicas que encarnen todas las virtudes arquitectónicas.

A mediados del siglo XV, el arquitecto y humanista florentino Leon Battista Alberti, basándose en parte de Vitrubio y en parte en sus propias observaciones de las ruinas romanas. Fue el quien añadió, a partir de estas observaciones, un quinto orden –el compuesto- que combina rasgos del jónico t el corintio. Pero fue Sebastiano Serlio quien, casi un siglo después, inicio realmente la larga carrera de la canonización de los órdenes convirtiéndolos en una autoridad indiscutible, simbólica y casi legendaria.

Serlio vivió en Alto Renacimiento, su mayor servicio a la arquitectura consistió en compilar la primera gramática arquitectónica completa y plenamente ilustrada del Renacimiento.

En la comprensión y aplicación adecuadas de los órdenes está el fundamento de la arquitectura como arte.

Se llegó a considerar a los órdenes como la mismísima piedra angular de la arquitectura, como instrumento arquitectónico de la máxima finura posible, en los que encarnaba toda la sabiduría de la humanidad en el arte de construir; en realidad, se los veía casi como productos de la naturaleza misma.

El carácter de la arquitectura clásica ni mucho menos radica exclusivamente en la manipulación de los órdenes mismos.

Hasta qué punto son variables o invariables los órdenes? Serlio los planta ante nosotros con un tremendo aire de autoridad, especificando las dimensiones de cada una de las partes, como si perfiles y proporciones hubieran quedado establecidas de una vez por todas. Pero en realidad los órdenes de Serlio, están basados también en sus propias observaciones de los monumentos antiguos y por tantos son también, y en grado considerable, productos de su propia invención obtenidos mediante un proceso de selección personal.

Las especulaciones sobre los tipos ideales de cada orden se han desarrollado ininterrumpidamente a lo largo de toda la historia de la arquitectura clásica.

Es un error pensar en los cinco órdenes de la arquitectura como una especie de cartilla escolar utilizada por los arquitectos para ahorrarse el esfuerzo de idear cosas nuevas. Es mucho mejor considerarlos expresiones gramaticales que imponen una disciplina formidable, si, pero una disciplina en la que la sensibilidad personal tiene cierta libertad de acción; una disciplina, además, que a veces puede saltar por los aires bajo el impacto del genio poético.

Solo una palabra más sobre los órdenes. Siempre les atributo una personalidad humana; Vitrubio es seguramente el responsable. Veía en el dórico un arquetipo de las proporciones, la fuerza y la elegancia del cuerpo del hombre, presumiblemente de un varón medio con buen tipo. Para el, la esbeltez femenina caracterizaba al jónico, y el corintio imitaba la ligera figura de una muchacha, lo cual no suena muy distinto a lo anterior.

Así, mientras Scamozzi es como un eco de Vitrubio cuando califica el corintio de virginal, Sir Henry Wotton le enmienda la plana años después llamándolo lascivo y engalanando como una ramera cortesana, y añade que la moral

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