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Los Niños Heroes, Una Historia Mal Contada


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  733 Palabras (3 Páginas)  •  1.427 Visitas

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LOS NIÑOS HEROES: UNA HISTORIA MAL CONTADA

De acuerdo con la historia oficial, el 13 de septiembre de 1847 el ejército invasor (norteamericano) se lanzó al asalto del castillo de Chapultepec con mil 200 soldados que se enfrentaron a… ¡seis cadetes del colegio Militar!, pero aquel 13 de septiembre había poco mas de 800 soldados mexicanos, que fueron apoyados por el batallón activo de San Blas con 400 hombres, más medio centenar de cadetes del Colegio Militar, no solo seis, cerca de 400 soldados habían desertado; alrededor de 600 murieron y de los cadetes, seis perdieron la vida. Se dice que los Niños Héroes ni eran “niños” ni eran “héroes”.

Esta es la verdad a medias.

Indudablemente no eran niños: en septiembre de 1847, Francisco Márquez y Vicente Suarez andaban por los 14 años de edad; Agustín Melgar y Fernando Montes de Oca tenían 18; Juan de la Barrera 19 y Juan Escutia 20.

Sí fueron héroes por haber tomado las armas para defender el territorio nacional; porque quizás el mayor mito que rodeaba a los “niños héroes” es la conmovedora escena en la cual, Juan Escutia –que no era cadete del Colegio Militar - toma la enseña tricolor y decide arrojarse desde lo alto del castillo de Chapultepec antes de verla mancillada por los invasores.

La verdad es que Escutia no murió por un salto ni envuelto en una bandera, cayó abatido a tiros junto con Francisco Márquez y Fernando Montes de Oca cuando intentaban replegarse hacia el jardín botánico, -la bandera mexicana fue capturada por los estadounidenses y devuelta a México hasta el sexenio de José López Portillo- no tenía la obligación de permanecer en el castillo por su condición de no cadete, y la “hazaña” de Juan Escutia fue por mucho tiempo la leyenda romántica mas socorrida de la historia oficial. El mito por excelencia.

Sin embargo, la heroica defensa del pabellón nacional no sucedió en el castillo sino días antes, el 8 de septiembre, en la sangrienta batalla del Molino del Rey y otro fue su protagonista. Miembro del batallón Mina, el capitán Margarito Zuazo fue uno de los últimos oficiales en sucumbir ante el furioso enemigo.

“Era un mocetón arrojado y le hirieron de muerte, y a chorros le corría la sangre […] viéndose perdido, coge la bandera del batallón Mina matando a los que se echaban sobre ella […] la dobla y la acurruca en su seno…”.Con el pabellón en su poder, logró llegar al edificio principal de Molino del Rey “allí se quitó la chaqueta y la camisa –continúa Prieto – y se enredó contra su cuerpo la bandera”. La amenazante cercanía de los norteamericanos no lo amedrentó; cuando la batalla tocó la última llamada, el capitán regresó al combate. Las bayonetas invasoras no tuvieron misericordia de su cuerpo, Zuazo se retiró moribundo pero logró salvaguardar la bandera. Los verdaderos héroes

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