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Niños Heroes

roselina6714 de Octubre de 2013

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DIALOGOS DE PLATÒN

ACTO 1

Estudiante 1: Chale, toda esta semana a estado súper pesada.

Estudiante 2: Si, no inventes, todos los maestros nos han cargado la mano, por cierto ya hiciste la tarea de literatura?

Estudiante 1: Nooo, tengo mucha hueva, estoy estresadisima, me imagino que tu ya la hiciste?

Estudiante 2: Nooo, tengo mucha hueva, igual que tu, oye entendiste la clase de hoy de filosofía?

Estudiante 1: Nooo, tu? La verdad tenia mucho sueño y eso no me permitió pensar y mucho menos entender.

Estudiante 2: Si, yo también pero hay que investigarlo, porque creo que eso va a avenir en el examen.

CIERRA TELÒN

Narrador: Mientras platicaban, el sueño las fue venciendo hasta quedarse dormidas.

ACTO DOS

SE ABRE LA MITAD DEL TELÒN

(Letrero: “Entre sus sueños”)

Estudiante 1: Neta eres tu?

Estudiante 2: eres el mismísimo Sócrates?

Sócrates 3: Así es que es lo que quieren saber de mí.

Estudiante 1: Aaaah no pues, m… es que no se como decirte, es que tendrías que...

Estudiante 2: Pues por todo lo que pasaste.

Sócrates 3: Aaaah!, eso es lo que quieren saber. Vean.

SE ABRE LA OTRA MITAD DEL TELÒN.

Sócrates 3: Ese soy yo, hace un tiempo. Claro está.

Estudiante 1: Si se nota wee!

Sócrates 3: Perdón?

Estudiante 1: No nada! Que sigas…

Sócrates 3: Pues cierto día…

Sócrates 1: Yo no se atenienses que sensación habrán experimentado al escuchar las palabras de los que ante este tribunal me han acusado, han hablado de tal manera sobre mi persona que yo mismo me desconozco, incluso les han advertido tener cuidado sobre mis palabras pues pueden ser engañados. Bueno si es cierto soy orador pero diferente a los que me acusan ellos aunque hablan con bellas expresiones poca verdad dicen en sus palabras. Les prometo que solo habrán de escuchar de mí la verdad.

Narrador: Melito que venia en representación de todos los poetas, poniéndose de pie se dirigió a Sócrates.

Melito: Sócrates sabemos que te dedicas al estudio de las cosas que hay en los cielos y las que hay bajo la tierra, además dicen que conviertes en buena una mala causa, los que investigan este tipo de cosas no creen en los dioses, ¿que tienes que decir al respecto?

Sócrates 1: Se que son muchos los que me acusan de eso, lo han venido haciendo desde hace muchos años, quisiera defenderme pero como se que me han prohibido confrontar a mis acusadores combatiré con sombra, como si argumentara contra nadie que me respondiera.

Melito: Tienes habilidad para hablar Sócrates, sabes hacer débiles argumentos fuertes, sabemos también, que todo lo que sabes lo enseñas a otros y es por esta razón que te hemos traído ante este tribunal.

Sócrates 1: (Ja, ja) Sì, y seguramente también han oído que trato de educar a los hombres y que cobro dinero por hacerlo pero eso tampoco es verdad.

Narrador: Sócrates guardo silencio unos instantes, de pronto le asalto a la memoria un recuerdo, el día en que habló sobre este tema con Callias, un hombre rico y distinguido que pago a Edeno de Paros.

Sócrates 1: He adquirido cierto renombre pero no por tener el conocimiento de los sofistas, ellos poseen tal vez una sabiduría sobre humana, la sabiduría que yo poseo, es una sabiduría propia del hombre. Con la que tal vez, no sea yo sabio, pero cabe la posibilidad de que esta sabiduría sea la que me haga sabio y para explicar mejor esto pondré como testigo de mis palabras al Dios Apolo.

Narrador: Sócrates cuenta al tribunal, que tiempo atrás su amigo Querefon, acudió a Delfos para preguntar al oráculo de aquella cuidad ¿si hay un hombre más sabio que su amigo Sócrates? a lo cual el oráculo respondió que no había ninguno.

Sócrates 1: Cuando supe la respuesta del oráculo. Me dije, es un verdadero misterio, por una parte yo sé que no soy sabio y por otra estoy seguro que el Dios no miente.

Narrador: Con el paso de los días Sócrates decidió iniciar una investigación sobre lo que el oráculo había dicho, una mañana fue a investigar a un importante político famoso por su sabiduría, pero al dialogar con él se dio cuenta de que no era sabio.

Sócrates 1: Luego que de él me separe razonaba conmigo mismo y me decía: puede muy bien suceder que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno , pero hay esta diferencia , que él cree saberlo aunque no sepa nada y yo no sabiendo nada, creo no saber.

Narrador: No por eso se desanimo Sócrates, y fue en busca de otros, de puerta en puerta por las casas de todos aquellos que gozaban de gran reputación.

Sócrates 1: Todos aquellos que pasaban por ser los más sabios me parecieron no serlo, al, paso que todos aquellos que no gozaban de esta opinión los encontré en mucha mejor disposición para serlo.

Narrador: Uno de los jueces ahí reunidos interrumpe molesto el relato de Sócrates

Juez: Basta de historias Sócrates-¿explica en qué consiste vuestra sabiduría? Es importante saberla ya que otra de las acusaciones que se te han hecho es la de corromper a la juventud con tus enseñanzas.

Sócrates 1: es cierto que hay algunos jóvenes que me acompañan, estos muchachos se divierten mucho escuchando como examino a los que dicen ser sabios, y ellos por imitación examinan y descubren que esos, que, dicen saber algo en realidad no saben nada de lo que dicen saber.

Narrador: Ante este comentario uno de los cuidados ahí reunidos hizo oír sus reclamos.

Ciudadano: Por eso mismo tú corrompes a la juventud Sócrates!

Juez: ¡Silencio!

Ciudadano: Les enseñas a no creer en lo que dicen los hombres sabios.

Juez: ¡Silencio! ¡silencio!

Ciudadano: Tú eres el responsable de su ignorancia!

Juez: Silencio!

(Sale Sócrates 1 y entra Sócrates 2, discretamente)

Juez: Sócrates, Melito aquí presente representa nuestros poetas, el te ah acusado de corromper a los jóvenes y también de no creer en los dioses de la cuidad, si no en otros, ¿Qué tienes que decir al respecto?

Sócrates 2: Melito, di a los jueces cual será el hombre que mejora la condición de los jóvenes. Puesto has encontrado al que los corrompe y hasta lo has denunciado ante los jueces, es preciso que digas quien los hará mejores.

Narrador: Melito confundido, guardo un profundo silencio.

Sócrates: Vez! Es vergonzoso que no lo sepas.

Melito: Lo que hace mejor a los jóvenes son las leyes

Sócrates 2: (jaja) yo te pregunte por un hombre melito por una persona, que seguramente también sabrá algo de las leyes.

Melito: Pues… que mejor conocedor de las leyes, que.. los jueces aquí presentes Sócrates !

Sócrates 2: Y dime melito, ¿serán todos los jueces capaces de hacer mejores a los jóvenes, o solo algunos jueces sabrán cómo hacerlos mejores y otros no lo sabrán?

Melito: Todos los sabrán hacer Sócrates, estoy seguro de eso.

Sócrates 2: Bueno dime ¿también los que nos están escuchando harán buenos a, los jóvenes?

Melito: Pueden

Sócrates 2: Y también como ellos y los jueces, los miembros del consejo pueden enseñar cosas buenas a los jóvenes Melito?

Melito: Así es Sócrates, también ellos

Sócrates 2: Entonces por lo que dices, tal parece que todos en Atenas pueden enseñar cosas buenas a los jóvenes, menos yo, no es así?

Melito: Definitivamente eso es lo que estoy diciendo

Narrador: Sócrates dando su conclusión le dice a melito que es una gran fortuna y ventaja para la juventud, que solo hubiese un hombre capaz de corromper y que todos los demás lo pusieran en buen camino.

Sócrates 2: Tus discursos acreditan claramente, que jamás te has ocupado en la educación de la juventud lo mismo que motiva tu acusación contra mí.

Narrador: Sócrates miro hacia donde se encontraban los atenienses y con vos suave y reposada, dijo a los jueces.

Sócrates 2: Me parece que no es necesaria tanta defensa para demostrar que soy inocente, sin embargo jueces, lo que me va a condenar no son las acusaciones de melito, si no la envidia y el odio de muchos otros.

Narrador: Luego de decir esto, expuso a los presentes que seguramente pensaban que aquello a lo que dedico su vida, podría hacer lo que lo condena.

Sócrates 2: Creen que los hombres valiosos toman en cuenta el riesgo de vivir o de morir, … no, no lo creo, un hombre de provecho atiende mas a ver si hace cosas justas o injustas.

Narrador: Los jueces murmuraban entre ellos. Sócrates desde su lugar los observaba en silencio.

CIERRA TELÒN

ABRE TELÒN

Juez: Sócrates hemos dialogado entre nosotros y hemos pensado que no atenderemos las acusaciones realizadas por melito, estamos considerando dejarte ir, pero debes prometernos que ya no gastaras el tiempo filosofando y si te llegáramos a encontrar haciéndolo, te condenaremos a muerte.

Narrador: al escuchar esto Sócrates se entristeció de sobremanera, miro a los jueces y con voz sombría se dirigió a ellos.

Sócrates 3: Señores jueces, yo les respeto y admiro pero primero he de obedecer a el Dios, antes que a ustedes, no dejare de filosofar ni me cansare de decirles lo vergonzoso que es saber que estén más preocupados por la riqueza y la fama que por la inteligencia y la verdad, es terrible que estén más interesados en obtener prestigio que el saber cómo enriquecer su alma. ¡No señores! No dejare de filosofar si esa es la condición para quedar en libertad.

Sócrates

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