Monografía Revolución Francesa
david_mza3 de Junio de 2013
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Revoluciones Industrial y Francesa
El Antiguo Regimen:
En cuanto a sociedad, en el antiguo régimen la sociedad europea se hallaba dividida en estamentos determinados, no por la situación económica o de riqueza, sino por cuestiones de tradición, herencia o privilegios adquiridos. Esta división de grupos estamentales se sustentaba en la enseñanza cristiana que determinaba la obligación divina de cumplir con las responsabilidades que cada individuo tenía según su estado.
En cuanto a economía, la mayor parte de la población estaba dedicada a la producción agraria, el 85% de la población total de Europa eran campesinos. Su trabajo productivo permitía no solo satisfacer las necesidades alimentarías del resto de la población sino, además, aseguraba el bienestar económico de los estamentos sociales superiores que obtenían ganancias de esta actividad.
La población urbana o burguesía constituían un sector social menos numeroso que el campesinado. Se dividían entre los patricios o nobles que eran una minoría; los comerciantes, que eran el elemento dinámico de la sociedad, y un tercer grupo, formado por una pequeña burguesía, que incluía artesanos, funcionarios y letrados.
La política consistía en la monarquía absoluta, es decir, la concentración de todos los poderes del estado en el monarca. El poder absoluto del rey, estaba justificado por el derecho divino.
A mediados del siglo XVIII surgió un movimiento de nuevas ideas conocido como Iluminismo, en Europa. Se lo llamó así por que sus seguidores creían que las luces de la razón iluminarían a los hombres en su búsqueda de conocimiento y harían desaparecer el oscurantismo.
La ilustración se fundaba en la razón, en el pensamiento critico o libre examen para analizar el funcionamiento de la naturaleza y de las sociedades humanas, y ponía en duda los principios que las autoridades políticas y religiosas sostenían como verdades absolutas.
Los principales exponentes de la ilustración fueron franceses como por ejemplo Voltaire, que se destacó por sus escritos nacionalistas en defensa de los derechos del hombre; Montesquieu quien admiraba el sistema político parlamentario y defendió la separación de poderes como forma ideal de gobierno, Rousseau quien trató de armonizar la libertad individual y la autoridad del estado.
Revolucion Industrial:
Los historiadores coinciden en afirmar que la revolución industrial fue un proceso de cambios técnicos y económicos que empezó aproximadamente en 1.770 y su primera fase se extendió hasta 1.850. Las transformaciones se fueron dando a medida que se aplicaron los nuevos avances científicos, e introdujeron cambios de gran magnitud en toda la Europa occidental. Por eso decimos que la revolución industrial aunque tiene una fecha de inicio, se trató de un proceso y no de un cambio súbito.
Los factores que permitieron que la revolución industrial se produjera en Inglaterra fueron:
La participación política de la burguesía: que le permitió tomar medidas favorables a sus intereses económicos.
La existencia de mercados externos fundamentalmente coloniales, y la posesión de una flota de guerra que dominaba los mares y de una flota mercante que trasladaba materias primas y alimentos.
La disponibilidad de capital por la acumulación de riquezas provenientes al comercio internacional.
El desarrollo de la doctrina económica liberal: que propiciaba la iniciativa privada y la búsqueda de ganancia sin intervención estatal.
La existencia de un mercado interno: constituido por una población urbana que no dejaba de crecer debido a las migraciones de los campesinos desplazados por los cercamientos de los campos.
La disponibilidad de recursos naturales tales como el carbón y el hierro y un importante desarrollo técnico.
La revolución industrial impulsó el sistema capitalista. Uno de los principales teóricos de este sistema fue el economista y filosofo escocés Adam Smith que estableció las bases de la teoría económica denominada liberalismo. Según él al dejar al individuo en libertad, éste no solo obtiene su propio bienestar sino que también contribuye al bienestar común de sus semejantes. Debía existir una total libertad para crear empresas, contratar trabajadores, establecer los precios de los productos. Los gobiernos debían dejar actuar libremente a las fuerzas del mercado, de acuerdo con la ley de ofertas y demandas.
Mecánicos, técnicos, inventores británicos del siglo XVIII desarrollaron aplicaciones prácticas para aumentar y mejorarla producción minera y mano facturada. La renovación tecnológica que ellos generaron al multiplicar la producción y aumentar la productividad, abarató costos e incrementó las ganancias y la competitividad.
El primer gran avance se produjo en 1733 cuando Jonh Kai creó la lanzadera volante que con el trabajo de un solo tejedor permitía tejer mas rápido piezas de mayor anchura. Algunos años después se hizo evidente que la producción de hilo no alcanzaba para abastecer a la nueva máquina. Para solucionar este inconveniente en 1764 James Hargreaves inventó la llamada “Spining Jenny” una hiladora que podía hilar 8 copos de lana al mismo tiempo. Pero como la nueva máquina producía hilos demasiados finos en 1768, Richard Arkwright ideó una máquina capaz de tejer hilos más gruesos, pero que por su tamaño debía ser accionada por la fuerza hidráulica de los saltos de agua, por eso se la llamo “Water Frame”. Fue Samuel Crompton quien finalmente logró crear una máquina de hilar (Conocida como “Mule Jenny”) que producía hilos finos pero lo suficientemente fuertes.
Mientras tanto, James Watt analizaba un artefacto creado hacia 1720 para investigar la fuerza expansiva del vapor. Así perfeccionó la Máquina de Vapor. Desde 1785 se la comenzó a usar para mover un elemento reciente: el telar mecánico. A partir de entonces la producción textil se duplicó. Diversos productores de paños comenzaron a concentrar las nuevas máquinas hiladoras y tejedoras en un mismo edificio, ésta les permitía uniformar la calidad de producción, supervisar el trabajo, dividir las tareas de sus trabajadores. El aumento de la producción textil pronto dinamizó otras áreas de la economía, como la minería que proporcionaba el carbón y el hierro.
Antiguos talleres fueron sustituidos por una nueva unidad de producción: las fábricas. Eran grandes galpones en los que se concentraban la materia prima, los medios de producción, la energía y la fuerza de trabajo.
Al inicio de la revolución industrial, las fábricas fueron instaladas por antiguos dueños de talleres o por campesinos prósperos que habían vendido sus medianas propiedades cuando se extendió el cercamiento de los campos estos empresarios gradualmente fueron haciendo grandes fortunas.
Las fábricas, al utilizar máquinas de vapor y no necesitar la fuerza hidráulica se instalaron en las ciudades y alrededor de ellas surgieron los barrios obreros en los que se hacinaba el proletariado en casas estrechas y húmedas. La necesidad de acercar las materias primas a las fábricas y de facilitar las salidas de los productos elaborados hacia los lugares de venta contribuyó al desarrollo de caminos, canales y carreteras. Esta necesidad también dio origen al la invención de un medio de trasporte que a partir de 1825 daría inicio a una nueva a etapa de la revolución: el ferrocarril.
La revolución industrial operó con el motor del capitalismo permitiendo la generación de capitales cuyas utilidades se reinvirtieron con el sistema industrial. Durante este periodo la industria se consolidó como la principal actividad económica.
La producción industrial estableció nuevas relaciones sociales de producción entre patrones y obreros, cuyo principal objetivo era la obtención de lucro por el pago de un salario mínimo.
La industrialización generó una nueva y dinámica estructura social, surgieron así nuevas categorías sociales: los empresarios, que eran los dueños de las fabricas, una burguesía rica culta y emprendedora que acumulaba grandes fortunas y los obreros asalariados que constituyeron el proletariado industrial y formaban parte de la escala social más baja.
Revolucion Francesa:
A comienzos de la década de 1770 las malas cosechas provocaron el alza de precios del pan y los cereales en Francia. Los artículos de primera necesidad aumentaron su precio por lo que se hizo difícil la situación de las clases más bajas.
El estado se hallaba sumido en una crisis financiera debido al sistema impositivo que eximía del pago a los sectores más adinerados.
Para 1787, la crisis financiera y los despilfarros de la corte hicieron que los ministros de Luís XVI trataran de cobrarles impuestos a las clases privilegiadas. Éstas y otras medidas fueron rechazadas por los nobles.
Ante esta difícil situación, se decidió convocar a estados generales (una especie de parlamento formado por los tres estados).
El rey no aceptó esta medida, pero la resistencia que opusieron los parlamentos y algunos motines populares en París permitieron que la convocatoria de los estados generales se concretara. Con esta especie de “rebelión de los nobles”, se iniciaba una primera fase de la revolución.
Los girondinos (representantes de la región de la Gironda) eran republicanos moderados pertenecientes a grupos de las diferentes burguesías.
El sector de los jacobinos estaba representado
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