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Museo Cabeza De Juárez


Enviado por   •  25 de Mayo de 2011  •  3.043 Palabras (13 Páginas)  •  2.078 Visitas

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MUSEO BENITO JUÁREZ

Como un arco del triunfo en una glorieta parisina, rematado por una cabeza colosal que nos recuerda la majestuosidad de la escultura prehispánica, nos recibe Benito Juárez a la entrada del oriente de la ciudad.

Desde Hidalgo y Morelos hasta Madero y Zapata, Benito Juárez emerge como el lazo entre la lucha libertaria y la zaga de la revolución: la figura que marcó la pauta para la conformación de la nación mexicana, como el líder de un movimiento que lucha por su pueblo y por encontrase a sí mismo en ese conflicto que aún perdura entre el indígena derrotado y el español vencedor, del cual Juárez emerge como la respuesta del nacimiento de nuestra sociedad mestiza.

El Museo cuenta con pinturas murales abstractas y una exposición permanente que incluye cronologías 1806 a 1872, litografías y una colección de banderas de América. Cuenta con un foro abierto de 16 metros de ancho.

La Cabeza de Juárez mide 13 m de alto por 9 m de ancho y pesa 6 toneladas. La base de la cabeza tiene una altura de 12.38 m, 15.95 m de ancho y 6 m de fondo. Interiores dedicados a resaltar la actividad artística del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros y a la trayectoria política del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García.

El proyecto fue realizado por el arquitecto Lorenzo Carrasco, con obra pictórica de Luis Arenal.

Sin duda alguna, el monumento conocido como La Cabeza de Juárez constituye un punto de referencia para los habitantes de la Delegación Iztapalapa de la Ciudad de México, así como un descanso visual que contrasta con las deslavadas unidades habitacionales Ejército de Oriente y División del Norte.

El 21 de marzo de 1976 fue inaugurada esta obra, cuyos trabajos civiles corrieron a cargo del arquitecto Lorenzo Carrasco. En ese entonces el proyectista diseñó un basamento hueco en forma de arco, encargado de sostener un mezanine . Encima de éste descansa la cabeza del prócer, de 13 metros de altura, por nueve de ancho y seis toneladas de peso. Para dar forma al cráneo y rostro de Benito Juárez los constructores utilizaron láminas de acero, varilla, alambrón y placas metálicas.

Los muros laterales del basamento iban a ser pintados por David Alfaro Siqueiros; sin embargo, su precario estado de salud y posterior muerte impidieron la realización del proyecto. Ante la situación, las autoridades encomendaron los trabajos a Luis Arenal, uno de los fundadores del Taller de la Gráfica Popular.

Por mucho tiempo este coloso de Oriente permaneció en el abandono, al grado que terminó como un sitio inhóspito que era nido de delincuentes. Incluso, la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) empleó el recinto para torturar a sus detenidos, pues sus puertas de acero impedían que salieran los ruidos.

A finales de los noventa se puso en marcha el proyecto "Alameda Cabeza de Juárez". El sitio dejó de ser sombrío, pues los árboles, el alumbrado público y el enrejado le dieron un toque fresco y luminoso. Es más, en 2000 el interior comenzó a funcionar como museo.

El entorno

Iztapalapa es la puerta de entrada al Distrito Federal de la zona oriente y sureste del país.

La mayor parte del territorio de la Delegación formaba parte del antiguo vaso del lago de Texcoco. La principal elevación en la zona donde se encuentra el monumento Cabeza de Juárez es el Cerro del Peñón Viejo o del Marqués.

A causa de la desecación del lago, la zona se convirtió en un páramo polvoriento, que comenzó a poblarse en la década de los sesenta, en forma anárquica y desordenada, a partir de entonces se aprecia un esfuerzo por regenerar la zona: se inicia el proyecto de recuperación del Vaso del Lago de Texcoco; la transformación de los tiraderos de basura de Santa Cruz Meyehualco en centro deportivo; el trazado de nuevas avenidas; la modernización de la Calzada Ignacio Zaragoza, la construcción de unidades habitacionales; de la línea A del metro y la construcción del monumento Cabeza de Juárez, mismo que, con el transcurrir del tiempo, se ha convertido en un icono de la delegación Iztapalapa y del Oriente del Distrito Federal.

La implicación urbanístico/arquitectónica

En 1972 se conmemoró el centenario luctuoso de Don Benito Juárez y en 1976 el CLXX aniversario de su natalicio , por lo que el gobierno del presidente Luis Echeverría impulsó la construcción monumental del personaje y el sitio seleccionado fue la zona oriente del Distrito Federal, que como indicamos anteriormente comenzaba a registrar un proceso de regeneración urbana.

Su instalación en un sitio hasta entonces yermo, se hizo bajo un concepto diferente, al colocarse al interior de una glorieta como separación de dos unidades habitacionales y señalando los límites del Distrito Federal y el Estado de México.

Al ser concebido de esta manera, el monumento se erige como una especie de arco del triunfo, que nos recuerda aquellos por donde pasaban los héroes victoriosos, desde la época romana o por donde desfilaban los virreyes y arzobispos durante el virreinato; al mismo tiempo, la cabeza monumental nos remite al arte prehispánico , con su magnificencia, expresión solemne e imponente, claramente representada en la escultura olmeca y mexica, mientras que la pintura mural nos remiten a la escuela en la que participó el inspirador de este monumento: David Alfaro Siqueiros, la Escuela Mexicana de Pintura y su manifestación más destacada: el Muralismo Mexicano.

Surgido a principios del siglo XX, forma parte del arte emanado de la revolución, el Muralismo Mexicano es un movimiento artístico que trata de dar un sentido social a las diversas expresiones artísticas. Su contenido didáctico se presenta desde los primeros murales en el antiguo colegio de San Ildefonso, el Excolegio de San Pedro y San Pablo y el mercado Abelardo L. Rodríguez, con Roberto Alva de la Canal, Gerardo Murillo, el Dr. Atl y Roberto Montenegro, donde la historia y la ciencia son tratadas de una manera en la cual se puedan difundir al pueblo. La culminación de este movimiento se dieron los llamados "Tres Grandes": José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

David Alfaro Siqueiros y el monumento

La obra plástica de David Alfaro Siqueiros se destaca por la búsqueda de nuevas soluciones técnicas y arquitectónicas para desarrollar su trabajo. Desde sus primeras obras de caballete y murales, hasta llegar a su última creación: El Poliforum Cultural que lleva su nombre. Siqueiros se caracterizó por una línea expresiva y cromática muy especial: colores fuertes, líneas definidas, gruesas y de carácter,

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