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Nadie Triunfa Solo


Enviado por   •  19 de Agosto de 2013  •  565 Palabras (3 Páginas)  •  568 Visitas

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“En el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nüremberg, vivía una familia con varios hijos. Para poner en aquella mesa pan para todos, el padre trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de carbón y en cualquier otra cosa que se presentara.

Dos de sus hijos tenían un sueño: Querían dedicarse a la pintura, pero sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a la Academia. Después de muchas noches de conversaciones calladas, los dos hermanos llegaron a un acuerdo. Lanzarían una moneda y el perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios del hermano que ganara. Al terminar los estudios, el ganador pagaría entonces los estudios del que se quedaba en casa, con el dinero procedente de la venta de sus obras. Así, los dos hermanos podrían ser artistas.

Lanzaron la moneda un domingo al salir de la iglesia. Uno de ellos, llamado Albretch Dürer, ganó y se fue a estudiar a Nüremberg.

Entonces el otro hermano, comenzó el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció durante cuatro años, pagando los estudios de su hermano, que desde el primer momento causó sensación en la Academia. Los grabados de Albretch, sus tallados y sus óleos, llegaron a ser mucho mejores que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación ya había comenzado a ganar considerables sumas con las ventas de sus trabajos.

Cuando el joven artista regresó a su aldea, la familia se reunió para celebrar una cena festiva en su honor. Al finalizar la memorable velada, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa y propuso un brindis por su hermano querido que tanto se había sacrificado por él para hacer sus estudios realidad. Y dijo: Ahora hermano mío, es tu turno. Ahora ya puedes ir a Nüremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de todos tus gastos. Todos los ojos se volvieron hacia el rincón de la mesa que ocupaba el hermano. Pero éste, con el rostro empapado por las lágrimas, se puso de pie y dijo suavemente: No, hermano, no puedo ir a Nüremberg. Es muy tarde para mí. Estos cuatro años de trabajo han destruido mis manos. Cada hueso de mis dedos se ha roto al menos una vez, y la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me ha costado trabajo levantar la copa durante tu brindis. No podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino, y no podría manejar la pluma ni el pincel. No, hermano, para mí ya es tarde. Pero soy feliz de que mis manos deformes hayan servido para que las tuyas hayan cumplido su sueño.

Más de 450 años han pasado desde ese día. Hoy, los grabados, los óleos, las acuarelas, las tallas y demás obras de Albretch Dürer, pueden ser vistos en los museos alrededor del mundo.

Una de las obras más conocida es la que dibujó para rendir homenaje al sacrificio de su hermano: sus manos maltratadas, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Llamó a esta

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