¿Cuándo triunfa una revolución? Las nuevas formas del discurso económico liberal en el Chile posdictatorial y sus nuevas élites Manuel Gárate

¿Cuándo triunfa una revolución?

Las nuevas formas del discurso económico liberal en el Chile posdictatorial y sus nuevas élites

Manuel Gárate

En el presente capítulo, Manuel Gárate desarrolla el recambio de la élite en Chile y sus nuevas formas de discurso, los cuales se ven reafirmados a partir de 1990, una vez regresa la democracia en el país. Este nuevo grupo dominante es muy diferente de la élite tradicional que ha existido desde la formación de la nación, y se vincula a la transformación del modelo económico que tuvo el país en dictadura, y con su profundización en democracia. Para ello, en el texto se aborda el estatus de la figura del economista, la tecnocracia del Estado, la influencia de los Think thanks en las políticas públicas del país, y el vínculo de las élites con la religión.  Estas temáticas destacan el poder que tiene el pensamiento económico liberal en la conducción política y económica del país, en una sociedad funcional a los criterios de mercado introducidos en dictadura.

La primera tesis apunta a que la centralidad del economista en la actualidad está relacionada con la hegemonía que alcanza el liberalismo económico a partir de la década de los 70 y 80. El estatus del economista es parte un proceso general que se viene dando desde la década de 1960 en Chile, el cual se agudizó en la dictadura de Pinochet con la arremetida de los Chicago boys. En ese marco, surge una nueva élite-empresarial que tuvo continuidad en democracia. El autor argumenta que la invención del economista como un asesor experto, tiene lugar con la consolidación institucional del keynesianismo, y en américa latina, el desarrollismo. Sin embargo, desde 1960 comenzaron a cobrar importancia grupos económicos liberales que criticaban fuertemente al modelo keynesiano. Las propuestas que ofrecían se fueron expandiendo, a la par que se legitimaban como un saber científico- objetivo. El discurso que aseguraba autonomía de la economía respecto del Estado se manifestó en los primeros años de dictadura en Chile: las terapias de shock permitieron que estudiantes de la Universidad de Chicago instalaran el liberalismo como programa político e ideológico, de esta manera, el economista pasó de ser un asesor político, como lo era en el modelo desarrollista, a tener la autonomía de generar políticas.

La economía también se consolidó como disciplina autónoma en la Universidad Católica, además, surge la figura del académico-empresario. El autor señala que de la universidad ‘’resultó la legitimación del discurso y el lenguaje del experto económico a nivel del espacio público nacional’’ (Gárate, 2012, p. 457).  Con la democratización, la Idea de otorgar autonomía a la experticia técnica se consolidó, por ejemplo, la gestión monetaria que pasó a estar a cargo del Banco Central. De la misma manera, la persistente apertura comercial, y la inestabilidad de la economía globalizada, ‘’han posicionado al economista como el único profesional capaz de actuar frente a los fenómenos de la interacción económica a escala global, que, hay que decirlo también, él mismo ha contribuido a crear’’ (Gárate, 2012, p. 461).

La segunda idea fundamental, es que posdictadura, hay una transformación en las formas de difusión ideológica: los Think thanks. Estas organizaciones han ido creciendo en influencia desde mediados de la década de 1980, al tener cercanía con los grandes grupos empresariales del país. Así, la mayor parte de estos Think thanks son afines al liberalismo económico, y con la difusión de la democracia y el mercado, han sido imprescindibles para estos grupos políticos. Los Think thanks son centros de estudio orientados a incidir en el proceso de políticas públicas, como señala Gárate, ‘’lo que interesa aquí es la influencia sobre las élites políticas y empresariales, además de una acción constante sobre la opinión pública en los medios de comunicación’’ (2012, p. 469). Para explicar esto, el autor constata, un desplazamiento ideológico de los espacios donde tradicionalmente generaban reflexiones e ideas, es decir, los partidos políticos y las universidades. Estos no se manejan dentro de los estándares de calidad científicos del mundo académico, más bien, están asociados a la idea de un “mercado competitivo de ideas’’, donde la legitimad depende la existencia de la internacionalidad de la democracia de mercado. En el texto se distinguen tres categorías políticas/ideológicas que vinculan a la elite económica con la elite política de derecha: (1) los conservadores, (2) los liberales socialcristianos, (3) y los liberales progresistas.

La tercera idea que guía el texto es que la nueva élite en Chile, instalada en los más altos puestos del poder político y empresarial, se ancla necesariamente en la naturalización de una sociedad de mercado y competitiva. Para ello, se muestra el tránsito a nuevas ideas e instituciones que marcaron el reemplazo de la élite tradicional del siglo XlX. Se sostiene que partir de 1930 hay un desplazamiento de la élite desde la Universidad de Chile a otras instituciones, destacándose la Universidad Católica. Ya en 1960 surge de esta institución un grupo de líderes conservadores, esta vez ligados al área económica, en un contexto de agotamiento del de la élite tradicional y del Estado de compromiso. Cuando el nuevo proyecto económico liberal se introduce en dictadura, se quiebra con la vieja élite que construyó el Estado y siempre estuvo vinculada a la posesión de tierras. Posterior a la dictadura, otros centros han sido destacados en la formación de la élite, y una característica nueva es su vinculación con grupos católicos conservadores, como el Opus Dei y Los legionarios de Cristo. También se señalan como nuevas cualidades de la élite su mayor permeabilidad a la entrada de nuevos dirigentes, debido a la valoración del mérito personal, así como su relación directa con ‘’con los negocios y las redes educativas más que con la posesión de tierras’’ (Gárate, 2012, p. 493).  Finalmente, señala que hay un cambio a nivel simbólico, especialmente en el aspecto religioso, debido al lazo entre las ideas de mercado y la transformación del ala conservadora de la religión católica. En este sentido, la élite se caracteriza por un discurso liberal en lo económico y conservador en lo moral, arraigándose una revolución conservadora.

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