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Nikola Tesla


Enviado por   •  25 de Julio de 2013  •  2.022 Palabras (9 Páginas)  •  387 Visitas

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NIKOLA TESLA, EL GENIO MALDITO...

Este extraño personaje que fue Nikola Tesla se adelantó tanto a su tiempo, sus inventos fueron tan extraordinarios que muchos creyeron ver en el a un extraterrestre. Nikola Tesla nació en la zona de los Alpes, en Croacia el 9 de julio de 1856. Hijo de un pastor de la Iglesia y de una mujer muy famosa en la región por su extraordinaria inteligencia, una mujer que -por ejemplo- tenía una memoria fotográfica y recitaba de memoria miles de poemas servios y pasajes bíblicos.

Este extraordinario inventor fue básicamente un “descubridor de nuevos principios”. Fue el inventor de los generadores de corriente alterna multifásica que hoy iluminan todas las ciudades del mundo. Fue el inventor original de la radio, hecho que registró en papeles y demostró públicamente cinco años antes que Marconi. También a comienzos de éste siglo discutía la factibilidad de lograr la televisión tal como la concebimos hoy y que apareció masivamente después de su muerte. Construyó lámparas de neón sin hilos, que daban más luz que las actuales.

Entre sus fabricaciones se cuentan también los precursores de los actuales microscopios electrónicos, las fotografías láser y lo que el llamó las “sombragrafías” que no eran otra cosa que las placas logradas con Rayos X, que mando en 1895 a Roentgen, el descubridor de estos rayos, quien pudo constatar la similitud de las placas que había logrado, con las que mucho tiempo antes Tesla usaba. También 75 años antes de que el gran investigador Kirliam diera su nombre a la máquina capaz de fotografiar el cuerpo energético de seres vivos y plantas, Nikola Tesla experimentaba con ella. Todos estos excelentes inventos los logró antes del 1900.

Trabajo muy cerca de Thomas Edison, vendió sus patentes en un millón de dólares a George Westinghouse, fue gran amigo del escritor Mark Twain y contó con el apoyo financiero de J.P. Morgan, el magnate de su época; pero aún así, muy poca gente ha escuchado hablar de él; incluso se lo conoce más por la literatura ocultista que por sus inventos. Y cuando hablo de su relación con el ocultismo, debido sobre todo a su capacidad inventiva adelantada a su tiempo.

Después de su muerte, en 1956, la escritora Margaret Storm en su libro “Retorno del Ave” y refiriéndose a Tesla decía que fue un hombre que “cayó a la Tierra” con la misión de iluminar a la humanidad y traer la automatización. Tesla, por su parte, se reía de la parapsicología y el espiritismo y afirmaba que el hombre es una máquina. Atendía su cuerpo con lo que llamaba “principios de ingeniería”, seguía una dieta vegetariana y dormía solamente tres horas diarias. Entre las proezas, se cuenta que miles de voltios eléctricos pasaron por su cuerpo para encender lámparas, explotar discos de plomo y derretir trozos de metal que sostenía en su mano, mientras la electricidad actuaba en él.

Creó también un disparador de 135 pies con ruido de trueno incluido, además de inventar el robot de control remoto, mucho antes que Marconi experimentara con ondas de radio, en 1890. Nikola Tesla almacenaba todo en su cerebro. Ya en la escuela se destacaba porque resolvía los problemas matemáticos siempre en forma mental y ya de adulto, diseñaba sus inventos visualizándolos, y llevándolos a la práctica muchos años después directamente, sin bosquejos previos. En determinado momento de su vida, debido a su tozudez en finalizar todos los proyectos que había iniciado, su sistema nervioso decayó y sufrió un colapso físico total. Su supersensibilidad magnificaba su poder receptivo miles de veces. Fue así que sus agotados nervios se estremecían a la vista de la luz solar o ante el ruido del tráfico; incluso no soportaba el zumbido de las moscas o el tic-tac de un reloj ubicado en una habitación vecina, ya que esos pequeños ruidos, en su cerebro, retumbaban como puede retumbar en nuestras cabezas una gran explosión.

En ese momento de gran sensibilidad aseguraba que podía encontrar objetos en la oscuridad con la ayuda de una luz en su mente. Luego, ya repuesto de este colapso, mientras realizaba una de sus primeras caminatas junto a un amigo, cayó en trance mientras recitaba el Fausto de Goethe. Cuando salió de su trance, se encontraba en un estado de completo éxtasis, ya que había descubierto el secreto para conducir la corriente alterna. Su amigo y autor de la única biografía de Tesla, el Premio Pulitzer John O’Neill relata que en el momento del descubrimiento, Nikola Tesla le decía al amigo que lo acompañaba: ”Estoy hablando de mi motor eléctrico. He resuelto el problema. ¿No lo ves, aquí delante mío, marchado silenciosamente?. Es el campo magnético rotativo lo que lo mueve. ¿No es hermoso? Y tan simple!. Mi motor liberará al hombre, haciendo todo el trabajo del mundo” (Por supuesto que la visualización del invento era solamente de él, que tenía grandes dificultades, para separar sus imágenes interiores de la realidad).

En 1884 Nikola Tesla llegó a Nueva York con menos de un dólar en el bolsillo (ya que le habían robado el equipaje), un libro con sus poemas y una carta de recomendación. En esa época Edison era ya famoso mundialmente, y Nikola Tesla ansiaba trabajar junto a él, lo que consiguió; pero lo que no pudo, fue convencerlo de que usara su motor de corriente alterna, en vez del pesado motor de corriente continua que vendía la compañía. Como Edison no estaba dispuesto a renunciar al uso de su descubrimiento, aunque la aplicación de la corriente alterna de Tesla (que es, recordemos, la que usamos hoy) fuese más efectiva, hubo un choque de personalidades que terminó con el trabajo en conjunto. Con el correr del tiempo, Nikola Tesla se fue popularizando en los medios científicos y técnicos. Daba elegantes cenas en el Waldorf Astoria, supervisando personalmente la cocina y luego invitaba a sus comensales a visitar su laboratorio y ver sus recientes inventos. Su biógrafo O’Neill describe así su laboratorio: “Es un lugar consistente en una serie de fuerzas, aparentemente ultraterrenas, que con dedos invisibles

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