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ORIENTACIONES GEODIDACTICAS PARA ENSEÑAR GEOGRAFIA EN AMERICA LATINA

pablojarma9 de Abril de 2014

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ORIENTACIONES GEODIDACTICAS PARA ENSEÑAR GEOGRAFIA EN AMERICA LATINA

Prof. José Armando Santiago Rivera. Universidad de los Andes. Núcleo Universitario del Táchira. Departamento de Pedagogía. San Cristóbal.

RESUMEN

El Presente es un ensayo donde se exponen las razones para proponer orientaciones geodidácticas que, a juicio del investigador, pueden contribuir a mejorar la enseñanza de la geografía en el ámbito geográfico latinoamericano. Se considera que la geoenseñanza adaptada a esta realidad debe tomar en cuenta la evolución geohistórica de la dependencia en el contexto de la globalización; a la problemática social, a la concepción de la geografía que predomina en los estudios geográficos y en la enseñanza y a la incidencia de la tecnología educativa como modelo didáctico. Esto implica que sea necesario reorientar el fin de la enseñanza geográfica en función de los problemas geográficos; que el educando aprenda geografía estudiando su realidad inmediata, reestructurando sus concepciones de lo geográfico a través de una praxis vivencial y participativa, para poder confrontar críticamente la situación de cambios que actualmente se vive.

PALABRAS CLAVES: Geografìa, enseñanza de la geografía, estrategia de enseñanza.

I.- EL CONTEXTO:

Al iniciar la década de los años noventa, el mundo ha sido estremecido por una pluralidad de acontecimientos que se desencadenan entre 1989 y el presente, para denunciar la ruptura violenta y compulsiva del orden mundial que ha originado una realidad caracterizada por el cambio, la incertidumbre y la falibilidad. A esto vincula el deterioro de las condiciones ambientales que lentamente conducen a la humanidad a un escenario pleno de dificultades y a la disminución de la calidad de vida. Contaminación, hacinamiento y hambre, constituyen indicadores de la situación que se ha comenzado a vivir y la cual se complica cuando la violencia de los cambios, va acentuando una profunda disparidad entre los países industrializados y los países dependientes.

Esta problemática, dice Lanz (1990), no puede ser abordada con los modelos unilaterales existentes debido a que los realineamientos ideológicos en todos los escenarios del planeta, han considerado que con los viejos modelos de la ciencia positiva con su racionalidad mecánica no es

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posible ni siquiera entrar en el debate. Es tal el nivel de complejidad que los esquemas de análisis tradicionales para abordar los fenómenos, ya se encuentran obsoletos y desfasados.

El progreso tecnológico sin precedentes ha producido una verdadera revolución en todos los aspectos de la vida del hombre. Nuevos códigos y nuevos lenguajes son indicios de la violencia como la relación comunicacional ha conmovido al mundo, generada por el desarrollo tecno-científico, la mundialización de los procesos, los intercambios y la explosión de la información y de la comunicación (Sonntag, 1989). La estabilidad se ha roto y el proceso histórico se ha acelerado demasiado para engendrar una cotidianidad donde las novedades son el signo fundamental de las presentes realidades y donde lo perecedero supera la vigencia de lo inmutable, para darle paso a situaciones extremadamente relativas que demandan de una nueva racionalidad. Esta situación exige de alternativas para captar y descifrar los enigmas de la rapidez, con la finalidad de superar los fundamentos de lo estático por una teoría dinámica que logre facilitar el entendimiento del movimiento desde la confrontación activa y reflexiva con los fenómenos. Ese dinamismo se palpa concretamente en el acontecer habitual de la vida cotidiana. De allí la necesidad de volcar sobre ese acontecimiento, la atención de la ciencia, de manera de percibir los sucesos en el pleno escenario donde se producen. Se trata de un laboratorio vivencial donde los hechos ocurren en su plena naturalidad, lo que acrecienta su importancia y significación, dado que es allí donde el colectivo social va estructurando el espacio geográfico. Como se aprecia, es una forma diferente de abordar la esencia de la geografía con una orientación más social que territorial; más humana que técnica, dado que el espacio se debe organizar para beneficiar al hombre como ente plural. Por ello, la exigencia de estimar una concepción geográfica más acorde a la dinámica que evidencia el entorno latinoamericano (Lesmes, 1989).

La discusión sobre la realidad geográfica plena de problemas ambientales y sociales que caracterizan al presente siglo en América Latina, es tema obligado en los eventos internacionales sobre geografía. Desde diversas posiciones y con los fundamentos teórico y metodológicos más novedosos, se ha considerado la conveniencia de ofrecer condiciones geográficas y ambientales propicias para el desarrollo de la sociedad hacia mejores niveles de vida.

Al realizar un recorrido desde el Río Grande hacia la Tierra de Fuego, se denuncian una pluralidad de problemas que constituyen la suma histórica de su condición de dependencia y marginalidad, con el agravante que los modelos de desarrollo para alcanzar sus transformaciones han sido inducidos. Eso acrecienta la complejidad de las dificultades, porque se ha organizado el espacio para beneficio externo y en poca vinculación con la demanda social (Randle, 1985).

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La geografía que se ha construido, entonces, posee como común denominador a la crisis. Plurales son los problemas ambientales pero también son los económicos, los sociales y los culturales, de manera que el balance histórico que se puede obtener como sumativa, arroja un déficit social de empobrecimiento de las mayorías en un espacio geográfico deteriorado y fuertemente centralizado.

Se puede decir que la geografía latinoamericana es la resultante del estado de dependencia y subdesarrollo generado por las políticas coloniales que se han implantado desde el siglo xv hasta las formas actuales del neocolonialismo, donde los fundamentos geográficos utilizados para explicar la realidad, se apoyan en una descripción de los fenómenos excesivamente técnicos para desvirtuar la problemática social del colectivo que construye el espacio, debido a la preocupación economicista que subyace en la operatividad de los geógrafos.

De allí que se exija una concepción geográfica con un alto sentido social, interpretando en forma adecuada la dinámica del espacio geográfico resultante de los procesos económicos socio- políticos y culturales (Maza Zavala,1990). De manera que el estudio de la problemática geográfica, facilite comprender los violentos cambios que se presentan en el entorno cotidiano y destacar el valor formativo que tiene la geografía, para desarrollar las habilidades intelectuales y prácticas en el educando, con el fin de conocer de manera creadora e independiente.

La acumulación de problemas que caracterizan a la geografía latinoamericana, demanda superar con suma rapidez la connotación de la enseñanza geográfica definida por el determinismo, en un contexto geodidáctico tipificado por la descripción, la enumeración de nociones y conceptos, el enciclopedismo, entre otros rasgos, para facilitar una enseñanza que condena a la dependencia y a la sumisión.

La enseñanza de la geografía en América Latina, de acuerdo con Delgado Mahecha (1986), se estancó en la concepción descriptiva que relaciona al hombre con el medio ambiente, a través de una fundamentación donde el individuo se encuentra separado de lo natural, enfrentado a él, sometido a su dinámica ecológica con escasas probabilidades de transformar los bienes naturales. Es la geografía de la dependencia cultivada desde los centros de poder para conservar el estancamiento latinoamericano, preservarlo en sus condiciones deprimentes y alejarlo de la posibilidad del desarrollo autónomo y soberano.

La concepción determinista en la enseñanza de la geografía se fortaleció una vez concluida la II Guerra Mundial. El nuevo orden internacional se ofreció para contribuir al desarrollo de las naciones atrasadas, apoyándose en la convivencia pacífica de los pueblos y en los avances de la ciencia y de la tecnología, bajo la égida de la cooperación técnica. Esto trajo como consecuencia,

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introducir utilizando la novedad de la planificación, los modelos tecnológicos para el mejoramiento del aprendizaje, de manera que el educador, formado en las técnicas pedagógicas y psicológicas, pudiese comprender y orientar al alumno en el proceso de aprender. Así la tecnología educativa se convirtió en la novedad pedagógica y su objetivo lo constituyó el cambio de conducta en el educando.

A partir de 1979, esta alternativa tecnológica se fortaleció gracias al Proyecto Multinacional de la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), que dio fuerza a las innovaciones técnicas, lo que ha traído como consecuencia para la enseñanza de la geografía, entre otros, a los siguientes problemas: acentuar la enseñanza descriptiva, desfasar al educando de su entorno, consolidar a la memorización, convertir al aprendizaje en una actividad reproductora, atomizar el conocimiento en nociones y conceptos, convertir la enseñanza en un proceso mecánico de transmitir contenidos; la clase es una actividad excesivamente rutinaria donde predomina el dictado y la explicación superficial de los contenidos geográficos, el uso del texto como única fuente de conocimientos; la evaluación es una manifestación concreta de la reproducción de la información memorizada. En suma, una enseñanza geográfica memorística, repetitiva, descriptiva alienante y desactualizada.

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