PORFIRIATO

El llamado “Porfiriato” que comprende de 1876 a 1911, fue el periodo en el que presidió el país Porfirio Díaz, ininterrumpidamente por más de 30 años, después de una reforma aprobada por el congreso federal para que pudiera gobernar el llamado “dictador bueno”. La constante reelección del Presidente Díaz lo hizo ser la persona más importante de la nación.

En este tiempo acontecieron diversos sucesos sobresalientes en el país ya que se logra obtener una estabilidad política; se registró un gran crecimiento económico, así como también se redujo generosamente la delincuencia y el bandolerismo casi desapareció como fenómeno social. Pero por el otro lado de estos cambios significativos en beneficio de la nación, también existieron grandes abusos como el saqueo a la propiedad comunal indígena; se fortaleció el latifundismo; se castigaba mediante leyes como “la ley fuga” o “ley de pena de muerte”, a todo aquel que altera el orden público o se opusiera al régimen porfirista, un aspecto que no debemos dejar de un lado es que durante este periodo la gran parte de la población mexicana se mantuvo en la pobreza.

Se puede decir que el Porfiriato es una etapa en la historia nacional que se puede comprender en dos perspectivas: liberal pero a la par conservador, conciliador y autoritario, demócrata y opresor, es un periodo controvertible. En ese sentido no se puede hablar de un sistema democrático, ya que esto fue simulado y la única forma de anti releccionista era la muerte.

El presidente Díaz se propuso básicamente dos objetivos: el primero fue, mantener el orden a como diera lugar el país; el segundo, incentivar con todos los recursos y medios a su alcance el desarrollo económico, pero el general Díaz tenía muy claro que sin crecimiento económico, la paz social jamás se conseguiría. La filosofía del régimen fue el positivismo y su lema “Orden y progreso”.

Para fomentar el desarrollo económico del país durante su periodo presidencial el general Díaz promovió estrategias políticas liberadoras de la economía nacional y por ello México da gran apertura al capital extranjero. Este crecimiento económico no se dio de manera uniforme en todo el país, ya que era notorio que este crecimiento solo favorecía a las grandes metrópolis tales como Guadalajara, Monterrey y sobretodo la capital del país, dejando con un gran atraso a las regiones del sur. El capital extranjero dominaba, casi de manera totalitaria, la explotación petrolera, la minería, los ferrocarriles y la banca. Las exportaciones aumentaron durante el periodo porfirista en un 600%.

Durante el presidio del general Díaz el país se caracterizó por la modernización de la nación; lo cual significa la apertura de avances tecnológicos más destacados de la época. La modernización económica fue factible principalmente por la expansión del ferrocarril, el cual permitió y facilito

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