Porfiriato

PORFIRIATO

Del año 1876 a 1911 es el periodo de México en el que se le conoce como “El Porfiriato”, y está marcado dentro de la historia de nuestro país; se refiere al gobierno de Porfirio Díaz, quien ocupó la presidencia del país durante el lapso antes mencionado, exceptuando de 1880 a 1884, donde el mismo dejo como presidente a su compadre Manuel González. Pero a partir de 1884, y hasta 1911, la gran figura política nacional fue la del Generalísimo.

Porfirio Díaz, es sin duda alguna un personaje que marcaría a nuestra nación, y de los más representativos de toda su historia, figura polémica claro, atacado por unos y defendido por otros, pero eso sí, nadie puede negar que era el político con el carácter y talante que formo parte de una etapa crucial en el acontecer social, político y económico que necesitaba nuestro país.

Una de las cosas que me llama mucho la atención de su estancia al frente de México, es que Díaz luchó contra los franceses y durante su estancia en el poder, la alta sociedad mexicana, la aristocracia semifeudal se “afrancesó” no solo en el aspecto cultural, sino también en el aspecto educativo y por si eso no bastara, cuando fue su destierro, se fue a vivir a Francia.

Podemos decir ante todo, que el Generalísimo fue un hombre con defectos y virtudes; dejo a consideración de cada quien si fue bueno o malo, pero en lo personal, al colocar sus cosas buenas y malas en una balanza de la historia, este ejercicio lo dejaría en un sitio controvertido pero con más positivo por su visión y lo que representó.

He escuchado que algunos argumentan argumentan que el Porfirismo fue un mal necesario, que se requería de un gobierno fuerte, para acabar con las constantes rebeliones que no permitían la estabilidad política y social y por consiguiente el crecimiento económico que tanto se demandaba.

En una entrevista que realizaron a Don Porfirio Díaz en 1908, él decía que la represión era necesaria, que si se había derramado sangre, ésta era sangre mala para salvar a la sangre buena. Por ello al dictador se le atribuye el dicho "mátalos en caliente".

Algo que cabe resaltar es que Porfirio Díaz no cumplió con la “No Reelección”, lema representativo y bandera de sus dos levantamientos armados en busca de la silla del poder, misma bandera que enarboló Francisco I. Madero en su Plan de San Luis para acabar con la dictadura.

No cabe duda que su delirio de grandeza fue el que lo empujó a intentar durar más tiempo en el poder, ya que se sentía dueño del país; además era “malinchista”, ya que consideraba que lo mejor provenía del extranjero tanto en costumbres de la vida cotidiana como en modelos arquitectónicos, una muestra de ello es el Palacio de Bellas Artes.

Hablando

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