“Politización”

Ya son cerca de cuatro meses de movilizaciones, marchas, tomas, desmanes, reuniones fallidas entre las partes involucradas, las cuales no pasan inadvertidas para ningún chileno. Pero es en esta materia que las últimas semanas ha salido a la palestra un termino fuertemente utilizado: “Politización”. La politización del conflicto, por parte de las agrupaciones estudiantiles y por parte del Gobierno chileno, no sólo no contribuirá a resolver las problemáticas existentes en las escuelas, liceo y universidades sino que por el contrario provocarán un daño de proporciones al proceso educativo.

La líder más representativa del movimiento estudiantil chileno es sin duda

Camila Vallejo, quién en reiteradas oportunidades ha manifestado su opción política (miembro de las juventudes comunistas).En una entrevista a un portal on line el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, aseguró que la vocera de la Confech Camila Vallejo actúa como líder político más que como dirigente estudiantil. El jefe de gabinete del presidente Piñera comentó que "yo la he visto en marchas que no tienen nada que ver con el mundo estudiantil, en marcha de la salud, por ejemplo".

En una serie de oportunidades, los políticos ligados al gobierno, han señalado por los medios de comunicación la necesidad de que los dirigentes estudiantiles enfoquen sus petitorios y posibiliten la vía del dialogo, es decir señalan lo necesario que es que los lideres abandonen las pretensiones políticas de las organizaciones que los respaldan.

Si bien, la mayoría de los ciudadanos chilenos coincidimos en la necesidad urgente de generar cambios en materia de educación, también mucho coincidimos en la necesidad de establecer un plan de mejorías lo más transparente posible, sin esconder dobles intenciones y mucho menos disfrazar propósitos políticos con el fin de debilitar al gobierno de turno.

Quizás es necesario cuestionarse si las partes involucradas ¿desean realmente solucionar el conflicto? La politización y por ende las posturas extremistas que presentan ambos bandos ligados al conflicto educacional han mantenido a miles de jóvenes con sus carreras universitarias congeladas y a millones de estudiantes secundarios al borde del estancamiento en los diferentes niveles educativos, es evidente que la intransigencia de los lideres estudiantiles al solicitar la gratuidad inmediata de la educación , y por otro lado la intransigencia del gobierno de no distribuir los recursos del país de manera justa (invertir en las áreas de más necesidad) ha llevado al movimiento a convertirse en un juego de posturas inflexibles, lo cual ha dado pie para que delincuentes transformen las ciudades en verdaderos campos de batalla.

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