Porfiriato

Porfirio Díaz se mantuvo en la presidencia de México durante aproximadamente treinta años, periodo de tiempo al cual se le conoce “Porfiriato” que abarca desde 1876 a 1911.

México estaba en banca rota después del desorden y las guerrillas que habían ocurrido anteriormente, Díaz se propuso mantener la paz a cualquier costo, pues ningún extranjero estaba dispuesto a invertir en un país inestable, es así como, con “mano dura”, comenzó a eliminar las diferencias opiniones sobre asuntos políticos y se dedicó a mejorar el gobierno. “Poca política y mucha administración” fue el lema de ese tiempo.

Díaz logró mantener el orden mediante el uso de la fuerza pública. Con el orden aumentó el trabajo e inversionistas extranjeros comenzaron a considerar a México como una excelente opción de crecimiento, lo cual dio paso a uno de los rasgos más característicos de su gobierno: el crecimiento económico del país.

La inversión extranjera fue clave en la economía del Porfiriato, ésta llegó al país y se estableció en la minería, los ferrocarriles, la banca, la industria, la agricultura y el comercio. El capital extranjero se convirtió en un elemento especial en la estructura económica nacional. Sin embargo al principio no fue fácil, ya que países como Estados Unidos presentaban muchas exigencias y dificultades, de ahí nace la frase célebre: “¡Pobre de México! Tan alejado de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, la cual se acredita al general Porfirio Díaz.

El gobierno de Díaz puso en marcha un proyecto capitalista de desarrollo que implicaba la modernización del país. Implementó una política económica definida que impulsaba el capitalismo, priorizando las haciendas capitalistas y la inversión extranjera. Su modelo económico fue diseñado para un pequeño grupo social privilegiado y marginaba al resto de la población mexicana. Se puede decir que se vivió un desarrollo económico, mas no social.

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