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Porfiriato


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  2.074 Palabras (9 Páginas)  •  239 Visitas

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Antecedentes

En 1867 Benito Juárez regresó a la Ciudad de México como Presidente Constitucional de nuestro país. Con esto se ponía fin a la lucha que los liberales y los conservadores habían continuado durante las etapas como el México Independiente y la Reforma.

Esos dos partidos lucharon mucho tiempo ocasionando a México problemas económicos, políticos y sociales. Entre otras cosas, a causa de esa guerra interna el país perdió la mitad de su territorio, estuvo en guerra con Francia y Estados Unidos, tuvo que pedir préstamos al extranjero, fue gobernado por un emperador europeo y enfrentó una grave crisis económica que afectó a millones de mexicanos que vivían en la pobreza y eran víctimas de la ignorancia.

Por eso, era importante que en México hubiera paz para poder resolver todos los problemas que había.

El gobierno de Benito Juárez era una esperanza en este sentido y en las nuevas elecciones de 1867, lo volvieron a elegir como Presidente de México. Esta vez era oponente de Porfirio Díaz, quien había tenido una importante participación militar en contra de los conservadores.

Durante los cuatro años siguientes comenzó la reconstrucción del país y en 1871 hubo otras elecciones presidenciales. Otra vez Juárez ganó a los otros candidatos, a Porfirio Díaz y a Lerdo de Tejada.

Sin embargo, Benito Juárez murió repentinamente en 1872 y lo Lerdo de Tejada tomo su lugar, pero no logró resolver los problemas nacionales y se enfrentó al descontento social.

En 1875 hubo otras elecciones y oficialmente el ganador fue Lerdo de Tejada, pero muchos grupos se negaron a aceptarlo. Porfirio Díaz fue elegido como líder del movimiento contrario que dio a conocer sus demandas en el Plan de Tuxtepec. En este decía que los presidentes no se reelegirían, que la Constitución de 1857 tenía que ser obedecida y que Lerdo de Tejada no sería de nuevo presidente de México porque había hecho trampa en las elecciones.

Después de algunos enfrentamientos las tropas de Lerdo de Tejada fueron vencidas por las de Porfirio Díaz a finales de 1876.

Lerdo de Tejada se fue de México y Juan N. Méndez fue nombrado por Porfirio Díaz como Presidente Interino.

Dos meses después hubo nuevas elecciones y Porfirio Díaz fue primera vez, Presidente por primera vez.

Aspectos políticos

Díaz triunfó en Tecoac sobre las fuerzas de Lerdo. Y, más tarde, sobre Iglesias. Alcanzó así la presidencia de la República. En 1876, llegó Rafael Cravioto a Hidalgo. Proclamó el Plan de Tuxtepec. Y destituyó a Justino Fernández, quien en 1873 fuera elegido como segundo Gobernador Constitucional del Estado. Cravioto fue elegido tercer Gobernador Constitucional (1877-1881). Su hermano Simón ocupó el cargo al finalizar su periodo (1881-1885) y le siguió su hermano Francisco (1885-1889), regresando el propio Rafael Cravioto para los periodos 1889-1893 y 1883-1897.

Fue relegido nuevamente para los años 1897-1901, pero tuvo que renunciar en noviembre del 97 por haberse enemistado con Porfirio Díaz. El dictador designó al oaxaqueño Pedro L. Rodríguez, paisano suyo, para gobernar el Estado de Hidalgo, desde noviembre de 1897 hasta mayo de 1911.

Aspectos sociales

El porfiriato marcó un importante desarrollo de las obras públicas para el saneamiento de las ciudades. También las embellecieron con monumentos cívicos así como con la construcción reglamentada de edificios y nuevas colonias según los criterios de la época. Avanzó la educación pública básica y, a través del Instituto Científico y Literario fundado en 1869, también la educación superior. Sin embargo, fue un desarrollo desigual, pues muy pocos gozaron del bienestar social y económico. La llamada aristocracia porfirista acaparó los puestos públicos más altos. Realizó negocios de alto alcance y fue quien alcanzó una vida cómoda y de lujo.

Aspectos económicos

Con la política desarrollista de la dictadura, los gobernadores porfiristas apoyaron la inversión nacional y extranjera. Impusieron la paz para activar la economía mediante la fuerza. Impulsaron también la construcción del ferrocarril, la ampliación de la red telegráfica y el establecimiento de los teléfonos. No obstante la crisis en los precios de la plata, los distritos mineros hidalguenses fueron la principal actividad económica. En 1906, la importante Compañía Minera Real del Monte y Pachuca fue adquirida por la United States Mining Smelting and Refining Company.

Las empresas mineras fueron las primeras en usar la energía eléctrica en sus labores, cuyos beneficios se extendieron más tarde al servicio público. Las haciendas incrementaron la producción agrícola, especialmente la producción de pulque cuyo mercado mayor radicaba en la gran y cercana ciudad de México. El capital inglés inició la producción de cemento en las regiones de Tula y Tepeji del Río durante esta época. Fábricas de hilados y tejidos se establecieron en Tulancingo y Tepeji del Río. Y se incrementó además el mercado interno en el Estado.

Aspectos religiosos

La religión católica participó activamente en la definición del orden y la cultura política durante el Porfiriato. Debe considerarse a la iglesia y sus representantes como lo negativo para la revolución, ya que está pensada como un orden o como una emancipación mental del México y de la humanidad, caracterizada por la gradual decadencia de las doctrinas antiguas y su progresiva substitución por las modernas.

El sitio web de la UNAM muestra que el Porfiriato generó una etapa de reconciliación de la iglesia con el gobierno, al declarar Díaz que representaría todos los cultos, con el cual permitió el regreso de la orden jesuita y el hecho de que la iglesia manejara instituciones de educación. La obra material santa, que era del Porfiriato se convirtió en una suerte de religión a la que se sumaron los fieles del régimen, Díaz se acercó a las jerarcas de la iglesia y fue flexible en la interpretación de las leyes de reforma aunque también toleró las críticas periodísticas anti-clero.

Respecto a las relaciones Iglesia-estado el programa ordenaba el decreto de que renunciara a sus pretensiones de gobernar al país, consagrara a sus oficios religiosos, y procurara hacer de los católicos buenas personas. Con la iglesia y el ejército no fue menos severo.

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