Principe Feliz

EL PRINCIPE FELIZ

Trata sobre la historia sobre la estatua de un Príncipe Feliz una estatua enloquecidamente bella debido a sus decorados, recubierta por láminas de oro, sus ojos eran dos hermosos zafiros en su espada llevaba un brillante rubí purpura. Estaba situada en la columna más alta de la ciudad de allí divisaba todo su alrededor. Era admirada y adorada por todos los habitantes de la ciudad; es tan bonita, parece un ángel eran los comentarios de toda aquella población.

Una noche llego una golondrina volando a la ciudad, ella estaba retrasada debido a que se había enamorado de un junco, el cual nunca demostró amor por ella y sus demás amigas golondrinas habían partido vuelo unas semanas atrás, iban rumbo a Egipto.

Cuando pretendía alzar vuelo con dirección a Egipto, cayo la noche y decidió refugiarse en los pies de la estatua del Príncipe Feliz; enseguida se preparó a dormir cuando sitio caer un grueso goterón.

Ella exclamo- ¿Qué cosa más curiosa? No había una sola nube solo una iluminantes estrellas, la golondrina reprocho de eso pensó que no servía para nada el monumento. Decidió ir en busca de una buena chimenea, se levantó y nuevamente cayó otra gota, alzo la mirada y vio que lo que goteaba eran las lágrimas que caían de los brillantes zafiros del Príncipe.

La golondrina admirada de lo que sucedía.

- ¿Por qué lloras? Si tú eres el Príncipe Feliz.

El tristemente relato su vida pasada, era un príncipe que solo se divertía en fiestas y nunca se fijó en las carecías de la población de su ciudad. La pequeña golondrina era muy educada y nunca dijo nada; y el pidió a la golondrina que fuese su mensajera y se quedara con él.

Ella al principio se negó pero se quedó juntos ayudaron a todos los habitantes de la ciudad que sentían necesidad gracias a los adornos: el rubí, los zafiros y las láminas de oro del monumento hasta el punto de quedar sin poder ver la ciudad y al vuelo de la golondrina.

Un día al llegar del recorrido de ayuda a las personas la pobre golondrina no resistió mas besos los labios del monumento y cayo a los pies, el Príncipe muy triste no pudo más y se partió su corazón de plomo en dos.

El alcalde y el municipio de la ciudad fueron a ver que sucedía y vieron deteriorada la estatua incluso pensaron que era un mendigo. Intentaron reconstruirla por lo cual discutían para saber el monumento de quién de ellos harían pero nunca pudieron porque el corazón no pudieron fundirlo y lo tiraron al basurero.

- Tráeme las dos cosas más hermosas que encuentres en esa ciudad –dijo Dios a uno de sus ángeles.

Y el ángel llevo el corazón de plomo y a la golondrina muerta.

Dios se sintió satisfecho ya que la avecilla cantara eternamente y el Príncipe lo alabara siempre.

EL PRINCIPE FELIZ

Este relato es verdaderamente hermoso, ciertamente es

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