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Regresos De Restos Del Libertador A Venezuela


Enviado por   •  2 de Junio de 2013  •  3.201 Palabras (13 Páginas)  •  291 Visitas

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Regreso de los restos del Libertador a Venezuela.

La voluntad de Bolívar, plasmada en su “Testamento”, elaborado el 10 de diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, pedía que sus restos sean enterrados en Caracas. La traída de los restos con los honores fúnebres, y la disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas.

Comisión Venezolana.

Páez designó al eminente Dr. José María Vargas jefe de la comisión, junto a los generales Francisco Rodríguez del Toro (el marques), Mariano Ustáriz, José María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán La comisión venezolana que debía recibir el féretro y fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso a la capital.

Buque Constitución.

La Constitución, nuestra nave capitana, al mando del Capitán de fragata Juan B. Baptista, con sus velas blanquísimas, alumbradas por la Luna, iba adelante, ligera como una garza. Luego seguía nuestra embarcación, la hermosa corbeta Circe, al mando del cariñoso Sr. Jules Ricard, rompiendo las olas, majestuosa como un cisne; y a su popa, navegaba el velero bergantín El Caracas a las órdenes de Mr. Wheeler.

Restos Del Libertador A Venezuela.

La voluntad de Bolívar, plasmada en su “Testamento”, elaborado el 10 de diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, pedía que sus restos sean enterrados en Caracas, tuvo que esperar doce años para que se cumpliera. En 1839 el general Carlos Soublette, encargado de la presidencia, inició tímidamente un movimiento para la repatriación. El Presidente Páez, en su segundo mandato, y debido a un clamor popular, solicitó al Congreso repatriar los restos del Padre de la Patria. Al ser aprobada la solicitud, decretó el 30 de abril de 1842, la traída de los restos con los honores fúnebres, y la disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas. El 12 de mayo, invitó al Poder Ejecutivo Nacional y al de la Nueva Granada y Ecuador a concurrir a la exhumación de los restos en Santa Marta. Páez designó al eminente Dr. José María Vargas jefe de la comisión, junto a los generales Francisco Rodríguez del Toro (el marques), Mariano Ustáriz, José María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán y fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso a la capital. El general Daniel Florencio Oleary, fue comisionado para que el conocido escultor italiano Pietro Tenerani, realizara un monumento en la catedral de Caracas, (ese monumento inaugurado en 1842, fue trasladado al Panteón Nacional en 1876, cuando ingresaron allí los restos). El 13 de noviembre salió de La Guaira la comisión a bordo de la goleta Constitución debidamente acondicionada al mando del capitán de Navío Sebastián Boguier, acompañado del bergantín Caracas y de la fragata francesa Circe. Llegaron a Santa Marta el día 16. El 20 a las cinco de la tarde exhumaron los restos que se encontraban en el panteón de la familia Díaz Granados en la Catedral de Santa Marta; reconocidos por los médicos encargados de tan noble comisión entre ellos, el preclaro Dr. Alejandro Próspero Reverend (quien atendió a Bolívar desde su llegada a Santa Marta, le realizó la autopsia y lo vistió) y el ilustre Dr. Vargas. Las calles y casas de Santa Marta estaban enlutadas; la comisión venezolana agradeció las atenciones de las autoridades neogranadinas. Los restos fueron embarcados el día 21 en la goleta Constitución, con una gran ceremonia fúnebre. Durante el viaje 15 cadetes comandados por el teniente Nicomedes Zuloaga, montaron guardia de honor; el navío encalló en Los Roques. El 13 de diciembre estaban frente a La Guaira, esperando varias embarcaciones nacionales y extranjeras con sus banderas a media asta, para agregarse al gran cortejo naval. El día 15 fue bajado a tierra. El general de brigada Juan Uslar, llegó de VALENCIA con lágrimas en los ojos, portando el uniforme con el cual combatió al lado de Bolívar, los restos pernoctaron en la iglesia de ese puerto; el día 16 lo subieron a Caracas en una extraordinaria procesión, pernoctando en la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional; por coincidencia, la Santísima Trinidad es la devoción de la familia Bolívar, de allí el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, así se llama el panteón familiar en la Catedral de Caracas. En Caracas se designaron comisiones para montar guardias de honor; el 17 de diciembre fecha de su muerte, sus restos fueron trasladados hacia la iglesia de San Francisco cumpliendo un estricto protocolo. El pueblo de Caracas acompañó a su eximio hijo detrás del gran carruaje construido en Paris según instrucciones del coronel Agustín Codazzi; todas las calles, casas y ciudadanos mostraban riguroso luto; la gran parada militar, la comandó el siempre leal general en jefe Rafael Urdaneta Faria, con su uniforme de gala y el sable que le regaló Bolívar. El ilustre Concejo Municipal de VALENCIA comisionó a Bernardo Escorihuela, Felipe Sojo y Jaime Alcázar. José Alberto Espinosa, Canónigo de la Catedral y Rector de la Universidad de Caracas, leyó a la una su brillante Oración, recorriendo la vida del más grande de los americanos. El 23 de diciembre se realizó una ceremonia similar para el traslado de los venerados restos en hombro de sus edecanes y oficiales que lo acompañaron en la emancipación hasta la Catedral de Caracas; sus restos estuvieron al lado de sus padres y esposa, hasta que fueron trasladados al Panteón Nacional el 28 de octubre de 1876, día de San Simón. Así concluyó la voluntad de nuestro Padre Libertador. Sus cenizas permanecerán a través de los siglos, acompañadas por el esplendor de su gloria y el calor de los pueblos libre

Iglesia de San Francisco.

La iglesia comienza a ser construida en 1593 bajo el diseño de Antonio Ruiz Ullán como un anexo del Convento de San Francisco hoy Palacio de las Academias. En 1641 sufre daños severos tras un movimiento sísmico, y se toma la decisión de reconstruir el templo, aunque se decide no rehacer las naves laterales que habían sido derribadas. En 1745 se deciden hacer reformas a la iglesia para aumentar el alto de la puerta principal y se reconstruyen las tres naves originales, los cambios siguieron, y en 1767 se construye un altar dedicado al Santo Niño en Belén. Luego, una de las reformas más significativas fue la ordenada por Antonio Guzmán Blanco en 1887, la cual incluyó la construcción de una nueva fachada y cambios en el interior de la iglesia. En este templo le es otorgado el título

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