TRASLADO DE RESTOS DE BOLIVAR A VENEZUELA
JANIADE24 de Enero de 2013
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TRASLADO DE RESTOS A VENEZUELA:
Por disposición del General José Antonio Páez, durante su segunda presidencia, el Congreso Nacional decretó el 30 de abril de 1842, el traslado de los restos de El Libertador Simón Bolívar desde Santa Marta, Colombia. Había fallecido el 17 de diciembre de 1830, recibió cristiana sepultura en la Iglesia catedral de dicha ciudad, donde permaneció enterrado por espacio de doce años.
Al General y político colombiano, Pedro Alcántara Herrán, Presidente de la Nueva Granada, leal, fiel y constante amigo de Bolívar, le correspondió ordenar por decreto, la entrega de ,1 las sagradas cenizas de El Libertador. El 22 de noviembre de 1842, los restos son embarcados en la bahía de Santa Marta, a bordo de la goleta "CONSTITUCION", seguida de la fragata de guerra francesa "LA CIRCE" Y del bergantín "ALBATROS".
El 08 de diciembre la urna con los restos de El Libertador llegan al archipi6lago de los Roques, van a permanecer allí hasta el día 12, luego hacia el Puerto de la Guaira donde llegan el día 13. Cabe señalar que el convoy con la preciosa carga, toca puerto en los Roques; porque una de las naves sufrió una avería de uno de los mástiles, fue justamente la goleta "CONSTITUCION", donde iban los restos de El Libertador.
El día 16 a las cinco de la tarde, llegan los restos a Caracas acompañados de una numerosa comitiva. Una multitud lo acompaña desde la Puerta de Caracas a la Iglesia de la Santísima Trinidad. En hombros de viejos amigos, lo sigue todo el pueblo con ojos llorosos. Eran las diez de la mañana del 17 de diciembre de 1842, entre dobles de campanas y disparos de cañón, la procesión de inicio desde la Iglesia de la Santísima Trinidad, donde había pasado la noche, en la modesta capilla que años atrás construyera Juan Domingo del Sacramento Infante.
La procesión llego a la Iglesia de San Francisco donde se le rindieron las honras fúnebres. El Doctor José Alberto Espinosa, canónigo penitenciario de la catedral y rector de la Universidad Central, pronuncia la oración fúnebre. Con la solemne liturgia de la Iglesia y la conmovedora oración fúnebre del Padre Espinosa se cerró el acto. El día 23 de diciembre, a las nueve de la mañana, los restos son trasladados del Templo de San Francisco a la Capilla de la Trinidad, en la Catedral Metropolitana de Caracas. Aquí descanso El Libertador por varios años, hasta que fuera trasladado al lugar definitivo en el Panteón Nacional, el antiguo templo de la Santísima Trinidad.
En 1883, año en el cual se celebraba el Centenario del Natalicio de El Libertador y entre los hechos resaltantes toma importancia un regalo que ofreció el gremio de Agricultores de Caracas, el cual consistió en una hermosa Lámpara de Cristal de Baccarat, expuesta en la Gran Exposición de la Ciudad de París. Dicha Lámpara consta de cuatro mil piezas de cristal y doscientas treinta luces y su costo hasta el montaje fue de Veinte y Seis Mil Bolívares (Bs.26.000,00). Especialmente vino de París a armarla por cuenta de la fábrica el Señor Ferdinand " Regnauld. El Arquitecto Juan Hurtado Manrique y el Ingeniero Tomas Soriano dirigieron la colocación de la araña. El 27 de octubre de 1886, en víspera de la fiesta de San Simón la bajaron para colocarle las velas para la iluminación y se desprendió, cuando la cadena del punto se apoyo se salió y se destrozaron muchas piezas, se contrato de nuevo al Señor Regnauld quien se entendió con los trabajos de restauración de la araña. El costo de todos los trabajos fue de aproximadamente Catorce Mil Novecientos Ochenta y Un Bolívares con 83/100 Céntimos (Bs. 14.981,83).
El Presidente de la República General Joaquín Crespo, ordenó levantar dentro del Panteón cuatro (4) monumentos conmemorativos que embellecieron y realzaron notablemente la dignidad del lugar.
Los monumentos son: Los Cenotafios de El Precursor de la Independencia, Generalísimo Francisco de Miranda y el Cenotafio al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Ambos por decreto del 22 de enero de 1895. El monumento al Prócer de la Independencia General en Jefe José Gregorio Monagas y el monumento conmemorativo de la Federación con las estatuas del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón y el General en Jefe Ezequiel Zamora. Por decreto del 5 de julio de 1896.
La celebración de los primeros cien años de la fecha aniversaria de la Independencia de Venezuela durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, fue propicio para llevar a cabo una importante intervención en el Panteón Nacional. El Ministerio de Obras Públicas, que ya en el año 1910 había puesto en marcha algunos trabajos de reparación de los techos del edificio, convocó a un concurso profesional para seleccionar un proyecto dedicado a la reforma total del Panteón, siendo seleccionado entre varios el presentado por Alejandro Chataing.
A partir del proyecto del Ingeniero Alejandro Chataing y bajo su dirección de realizaron reformas y ornamentación del edificio y la modificación de su facha y una reforma completa de la decoración interior del edificio. En un informe del Ministerio de Obras Públicas, se describen las características de la obra: "Después de ejecutar la reparación completa de todas las armaduras y cubierta de los techos, se procede a modificar la fachada tratando de imprimirle mayor carácter a su arquitectura, armonizando sus diferentes secciones, y pintarla con un tono apropiado al destino de la obra y a su situación con respecto a los edificios vecinos".
Para el año 1930 y con el objeto de conmemorar el Centenario de la muerte de El Libertador Simón Bolívar, por decretos del 3 de octubre y del 18 de noviembre de 1929, el Dr. Juan Bautista Pérez quien ejercía la Presidencia de la República, el Dr. Federico Álvarez Ministro de Obras Públicas, contratan al Arquitecto Vasco Manuel Mújica Millán para restaurar todo el templo y la fachadas y junto con los Ingenieros Hernán Ayala D. y Edgar Pardo Stolk cambian el estilo gótico de la facha a neocolonial o neobarroco, agregando en el frente la tercera torre central de 48 metros de altura .Los restos de El Libertador que estaban en una urna no visibles al público, fueron trasladados a una urna artística hecha por el Escultor Español Chicharro Gamo, que se colocó delante del monumento de Tenerani, es el sarcófago que esta actualmente.
El Gobierno le encargó al prominente Pintor caraqueño Británico Antonio Salas Díaz, más conocido como Tito Salas, la decoración interna del Panteón. Este trabajo lo inició Salas Y comprende un gran conjunto de episodios históricos y temas alegóricos de interpretación simbólica de los de momentos estelares de la figura de El Libertador. Fueron diez y ocho (18) los lienzos que cubrieron la parte superior de las naves y parte de los arcos. Tito Salas dio un extraordinario colorido al recinto del Panteón con sus magistrales pinturas. La vida y el color se mueven y agitan dentro de los austeros muros. Su pincel trazó con fuertes rasgos de sentido impresionista la pasión del color y la luz que lo subyugaban. Don Tito nos contó unos pasajes de nuestra historia y con su fascinante colorido la puso a vivir ante nosotros.
COMISIÓN VENEZOLANA EN NUEVA GRANADA
Más de medio año había pasado de mi gobernación en Santa Marta, sin que ningún acontecimiento viniera a sacarme de la monotonía de recibir oficios, contestarlos, y poner otros a jefes políticos y alcaldes (ocupación casi única de los gobernadores en aquellos tiempos, en que la administración pública de las provincias, reglamentada por leyes claras y previsoras, no les dejaba campo para intrigas ni maniobras políticas), cuando un acontecimiento grande en su género, y del mayor interés para mí, vino a despertarme. Bolívar, en su lecho de muerte, había dispuesto que sus restos fuesen algún día trasladados a Caracas, su tierra natal, en la que dormían el sueño del sepulcro sus padres, parientes y los más de los amigos de su infancia. Doce años hacía que en la bella aunque pequeña catedral de Santa Marta yacía olvidado el cuerpo del grande hombre, cuando el Presidente de Venezuela (general Páez) solicitó del Congreso venezolano los recursos necesarios para cumplir con el deber que tenía aquella nación de atender dignamente al último deseo de su hijo excelso, y acogida por el Congreso tan noble demanda, se dirigió a nuestro Gobierno para lo de su cargo. Era Presidente de la Nueva Granada el general Herrán, leal, fiel y constante amigo de Bolívar, y más que por esto, por el honor de la Nueva Granada, ordenó por un decreto la entrega de las preciosas reliquias, y me dio instrucciones para que el acto se verificara con la majestad que correspondía a la República y a la memoria del hombre esclarecido a quien se honraba en él. Fuimos nombrados en comisión para recibir a la de Venezuela y poner en sus manos los restos venerados que venía a reclamar, el reverendo obispo de Santa Marta, doctor Serrano, el señor Joaquín de Mier, el señor Juan de Francisco Martín, presidente entonces en Jamaica, el general Joaquín Barriga, y yo como Presidente de la comisión. El señor De Francisco se excusó por enfermo, y el general Barriga, que salió de Cartagena en nuestra goleta de guerra Tescua, no pudo llegar a tiempo, porque combatida la goleta por las brisas del nordeste, que en aquella Costa soplan como huracanes, perdió un mastelero de juanete (el que cayendo sobre cubierta mató dos individuos de la banda de artillería de Cartagena, que iba en la goleta) y sufrió otras averías que la obligaron a arribar a Sabanilla. Por esto no pudo el general Barriga llegar a tiempo, y faltó nuestro pabellón en el convoy que condujo la urna cineraria a Venezuela.
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