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Ruleta Rusa


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2012  •  1.419 Palabras (6 Páginas)  •  451 Visitas

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RULETA RUSA

Aquí estoy yo una vez más, entre la espada y la pared, preguntándome tantas cosas y resolviendo ni una sola. La soledad de mi alrededor es lo único que me mantiene vivo, con esperanzas de poder escuchar una vez más a mi molesto compañero de trabajo decir:

-“Será para la próxima Coop”.

-“La próxima” hmm!- pensaba, esa palabra para mí era el significado de un ciclo sin fin, pero ya no más.

Ha empezado a llover, el sonido del agua cayendo encima de mi abrigo me recuerda a un reloj, “tic tac, tic tac”, un segundo más o uno menos no importará ya, el juego va a continuar.

Desde mi cálido asiento hecho de banqueta de la calle #172, enfrente de mi único amigo de verdad, el bar, puedo observar las luces de la ciudad a lo lejos, luces llenas de mensajes ocultos que al final no me ayudarán en nada, no esta vez.

Y cómo olvidar el bolsillo de mi abrigo que me mantiene despierto, con ganas de seguir pensando, pero cada que saco lo que tiene dentro, mi mente se torna gris, y todo por lo que había luchado se viene abajo.

-“Una vieja amiga”- decía aquel papel con rasgos de haber sido cortado rápidamente de una libreta, envolviendo el alma del juego.

**

Cuando yo era apenas un joven detective, pasado de aprendiz, mis ojos azules de verdad eran azules y mi pelo no parecía como si me acabase de nevar encima, yo acababa de formar parte de la nueva Central Policiaca de la ciudad. En ese tiempo ser detective era una moda y puedo presumir que las mujeres no me faltaban, pero a pesar de todo, estos ojos de viejo zonzo sin quehacer que tengo le pertenecían a una sola doncella, sólo a ella.

Volteo al cielo y saco de mi otro bolsillo un cigarro y un encendedor-.

En fin, el mismo día que comencé las investigaciones de mi primer caso, le pedí a esa hermosa mujer que se casara conmigo, ella aceptó como yo lo esperaba y sin gastar ni un solo momento a su lado le di todo mi amor. Por el otro lado mis primeros casos fueron todo un éxito, cualquier criminal que me pusieran enfrente yo lo detenía y cualquier archivo que tocaba mi escritorio terminaba sellado con la palabra “CERRADO” en menos de una semana. Todo era perfecto en esos tiempos, ¿cómo alguien podría creer que terminaría tan mal?.

Pasaban las semanas, los meses y los años y todo parecía marchar bien, hasta que un día recibí una llamada poco inusual de mi jefe. Alguien había asesinado a más de 30 personas en un lugar muy concurrido, en menos de 5 minutos y sin que nadie tuviera sospecha alguna.

“Esto es grande Cooper, fue una bomba”-dijo mi jefe al teléfono.

“Debe ser un juego”- respondí, pero ahora que me detengo a pensar, eso era sólo la primera llamada a jugar una buena partida de ruleta rusa.

Tan pronto colgué el teléfono de mi oficina me encaminé hacia la estación de trenes dejando todos los deberes que tenía de lado y enfocándome en lo que podría ser una buena portada para el periódico del día siguiente. Al llegar a la escena del crimen mis colegas me advirtieron que esta vez toda era diferente, sin huella o rastro alguno, el caso sería casi imposible de resolver, pero no para mí, o eso creí. Tomé fotos, busqué en todas partes, cada cadáver que veía necesitaba un nombre y una edad, cada escombro que pisaba era para mí un signo de crueldad, pero a pesar de todo no pude resolver nada. Ni una sospecha ni una pista, no podía creerlo, era tan extraño y frustrante a la vez, cualquier testigo que juraba haber visto algo, ante mis ojos y mi jurisdicción no había visto nada. Le preguntaba a cualquier persona cercana a la escena pero nada relevante salía de ellas. Esto era imperdonable, el caso más grande que había tenido hasta el momento y no tenía ni la menor idea de quién podía haber sido. Decidí retirarme de la escena, ir a mi casa y no sé, pensar un poco,

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