ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Simon Bolivar


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  3.501 Palabras (15 Páginas)  •  302 Visitas

Página 1 de 15

Adultez de bolívar

En agosto de 1800 María Teresa aceptó el noviazgo con Simón Bolívar, y contrajeron matrimonio el 26 de mayo de 1802, en el Teatrillo del Palacio del Duque de Frías, donde funcionaba la primitiva Iglesia Parroquial de San José; Bolívar tenía 19 años y María Teresa 21. Al cabo de unos 20 días se trasladaron a La Coruña.

El 15 de junio de 1802 partieron los recién casados hacia Caracas, desembarcando el 12 de julio en La Guaira. Después de una corta estadía en Caracas se trasladaron a la "Casa Grande" del ingenio Bolívar en San Mateo. María Teresa enfermó poco después de "fiebres malignas" —hoy día identificadas indistintamente como fiebre amarilla o paludismo— por lo que el matrimonio regresó a Caracas a su Casa del Vínculo, en Caracas, donde ella murió el 22 de enero de 1803.

El joven Bolívar se dedicó a viajar, transido de dolor, para mitigar la pena que le causó el fallecimiento de su esposa. Fue en este estado de ánimo cuando juró no volver a casarse jamás.

En el mismo año de la muerte de su esposa viajó a París, donde se dedicó junto a su antiguo maestro Simón Rodríguez a la lectura de los clásicos y a ilustrarse en diversos campos del saber universal. Viajó luego por Italia en compañía de Rodríguez y el 15 de agosto de 1805 en el Monte Sacro de Roma juró libertar a su patria. Regresó a Venezuela en 1806 y a la vez que administraba los negocios familiares se unió esfuerzos a la causa revolucionaria.

A lo largo de 1808, las presiones de Napoleón desencadenaron una serie de acontecimientos que empeoraron aún más la ya comprometida situación española, el rey Carlos IV de España abdicó el trono a favor de su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808 después de los sucesos del Motín de Aranjuez, y más tarde, el 5 de mayo de 1808 se terminó de consumar el desastre para España cuando Carlos IV y su hijo fueron obligados a ceder el trono a Napoleón en Bayona para designar a su hermano, José, como nuevo Rey de España. Esto provocó una gran reacción popular en España que desencadenó lo que hoy se conoce como la Guerra de la Independencia Española y tanto en América como en España, se formaron juntas regionales que fomentaron la lucha contra los invasores franceses para restablecer en el trono al monarca legítimo.

Sin embargo, en las juntas americanas sólo se hablaba con entusiasmo de la Junta popular de Cádiz y muchas de ellas eran vistas con recelo por las autoridades españolas, que las suponían sospechosas de ser favorables a los franceses y que no se habían olvidado de acciones como la de Antonio Nariño en Bogotá, que había publicado una obra sobre Los Derechos del hombre, el movimiento de Juan Picornell, la Conspiración de Manuel Gual y José María España, o de las fracasadas expediciones militares de Francisco de Miranda en Venezuela.

Pero también consideraban que estas juntas tenían derecho de imitar a sus análogas de la Península ya que los dominios españoles eran considerados una parte esencial e integrante de España cuyos territorios no eran considerados como simples colonias propiamente.

Con el tiempo se fueron formando dos bandos bien diferenciados como resultado de los debates políticos y la inestabilidad internacional: el de los realistas, que querían continuar bajo la dependencia directa del monarca español, liderado por Juan de Casas; y el de los patriotas, partidarios de constituir una Junta de gobierno con una autonomía plena similar a la de las Juntas provinciales en España, pero sin mantener más lazos con la metrópoli diferentes a un reconocimiento formal de Fernando VII como soberano, queriendo imitar así el ejemplo del Brasil regido desde Braganza, con autonomía de Portugal.

Así a mediados del año 1807, cuando Bolívar volvió a Caracas se encontró con una ciudad inmersa en un ambiente de gran agitación social y política que era gobernada por personajes interinos bajo la supervisión de un regio Regente visitador visto con malos ojos por la colectividad caraqueña, llamado Joaquín de Mosquera y Figueroa.

Batallas en la que participo simón bolívar

• Batalla de la Victoria. (12 de febrero de 1814) La Batalla de La Victoria, ganada ejemplarmente en 1814 por José Félix Ribas con jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas. Con un puñado de universitarios y seminaristas, José Félix Ribas y Campo Elías se cubrieron de gloria al derrotar en La Victoria a Boves y Morales el 12 de febrero de 1814. En torno a la Plaza Mayor, Ribas reúne un puñado de jóvenes inexpertos en el uso del fusil, armados más que todo del coraje que inspira la defensa de la patria, y con ellos, que unidos a los soldados no pasan de 1.500, marcha a La Victoria a enfrentarse a las tropas realistas, que tienen unos 2.500 hombres.

• La primera batalla de San Mateo. (28 de febrero de 1814)

El 28 de febrero de 1814 Simón Bolívar al mando de los patriotas, vence en extraordinaria como increíble batalla a Boves en San Mateo. Se peleó en las calles del pueblo, en el río, en los caminos, en las alturas, durante más de diez horas. Las heridas de Boves le obligaron a retirarse, dejando en el campo de batalla entre 800 y 1000 muertos y heridos. Víctimas de esta acción fueron, entre otros, los insignes patriotas Villapol y Campo Elías.

• Primera batalla de Carabobo (28 de mayo de 1814) Al mando de unos cinco mil soldados, y con jefes de la talla de Urdaneta, que mandaba la primera fila, Ribas, Mariño, Bermúdez, Jacinto Lara, etc... Bolívar vence a Juan Manuel Cagigal en la primera Batalla de Carabobo, el 28 de mayo de 1814. El ejército realista contaba con 6.000 hombres, y el ejército patriota era menos de 5.000 hombres. Juan Manuel Cagigal llega a San Carlos y auxilia al ejército realista de Ceballos, y al verse vencidos Cagigal huye hacia el Apure y Ceballos a Occidente. Rafael María Baralt, al referirse a esta inolvidable acción, dice: «Hasta entonces, en ningún campo de batalla venezolano se había reunido ni tanto número de soldados ni tan expertos jefes.

• Batalla de la puerta o batalla de semen (16 de marzo de 1818)

El 16 de marzo de 1818 se enfrentan, en el sitio de Semen, los ejércitos en pugna, patriotas y realistas. A la cabeza de ellos sus máximos jefes, Simón Bolívar y Pablo Morillo. A esta acción suele nombrársele erróneamente tercera Batalla de La Puerta. También en este encuentro los realistas salieron favorecidos, a pesar de haber recibido Pablo Morillo un lanzazo en medio de la refriega Bolívar se retira hacia Calabozo. El jefe realista recibe, gracias a esta acción el título de «Marqués de La Puerta», de allí la confusión histórica con el nombre del sitio en que se realizó.

• La batalla de urica. (5 de diciembre de 1814) Batalla de la Guerra de Independencia venezolana librada en el pueblo de Urica (Edo. Anzoátegui), entre el general en jefe José Félix Ribas (por los patriotas) y José Tomás Boves (por los realistas); en esta lucha, murió Boves.

• Batalla de matasiete (31 de julio de 1817) Uno de los sucesos más gloriosos de la historia venezolana es la Batalla de Matasiete la cual se libró el 31 de Julio de 1817 para asegurar la independencia neoespartana. Tal nombre fue el dado en el siglo XVII a una peculiar montaña margariteña y no a la creencia popular que de una sola pedrada los patriotas mataban a siete realistas durante las acciones de 1817. Batalla de la Queseras del Medio (2 de abril de 1819

• Batalla de Boyacá (07 de agosto de 1819) Esta Batalla fue uno de los combates decisivos de las guerras de emancipación de América Latina (1810-1825), emprendido por los criollos y patriotas sudamericanos. Tuvo lugar en Boyacá, Nueva Granada (hoy en día perteneciente a Colombia), entre el ejército español dirigido por el general José María Barreiro y el ejército revolucionario de Venezuela y Nueva Granada, a las órdenes de Simón Bolívar, que fue dividido en dos contingentes, comandados por Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui

• Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) Esta batalla fue librada cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821, entre el ejército realista a cargo Miguel de la Torre y el patriota comandado por Simón Bolívar. Batalla de Bomboná

Acción táctica de Simón Bolívar contra Basilio García, durante la marcha hacia Quito. El campo donde se llevó a cabo la batalla, está situado en las estribaciones occidentales del volcán Galeras (departamento de Nariño, Colombia)

• Batalla de Pichincha (24 de mayo de1822) Batalla definitiva de la Guerra de Independencia de Quito (Ecuador) El general de brigada Antonio José de Sucre había llegado el 17 de mayo de 1822 al valle de Chillo. Consciente de la maniobra planteada por Sucre, el mariscal de campo Melchor Aymerich ocupó la ciudad de Quito el 16 de mayo en la noche. Sucre la pasó La colina de Puengasi,, después de burlar los puestos avanzados de Aymerich. El 21, bajó el ejército republicano al llano Turubamba y presentó batalla a los realistas, quienes la rechazaron pues ocupaban posiciones impenetrables. Después de algunas maniobras, Sucre llevó sus tropas al pueblo de Chillogallo, a unos 1.600 metros de las posiciones contrarias. Durante la noche del 23 al 24 de mayo, Sucre marchó con su división con la idea de ocupar el valle de Iñaquito, al norte de Quito, el cual, además de ser el mejor terreno, se hallaba entre Pasto y Quito.

• La Batalla Naval del Lago de Maracaibo (24 de julio de 1823) Librada el 24 de julio de 1823 resultó una acción decisiva en las campañas navales de la Independencia. En dicha batalla se enfrentó la escuadra republicana dirigida por el general José Prudencio Padilla, y la realista mandada por el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro.

• La Batalla de Ayacucho Acción militar final de la Campaña Libertadora del Perú, en la que el general Antonio José de Sucre, liberó de manera definitiva a dicha nación. Los preparativos para esta batalla contra las autoridades españolas, comenzaron el 6 de diciembre de 1824 cuando el Ejército Unido llegó a la pampa de Ayacucho, en las cercanías del pueblo de Quinua (Perú),

Mi delirio sobre el Chimborazo

Yo venía envuelto en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes. Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad. Belona ha sido humillada por el resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra? ¡Sí podré!

Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt, empañando los cristales eternos que circuyen el Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los umbrales del abismo. Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.

De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano.

"Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano".

Sobrecogido de un terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -respondí- no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis plantas; llego al Eterno con mis manos; siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo la Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino».

"Observa -me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres".

El fantasma desapareció.

Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.

Biografía de manuelita Sáenz

Amante de Simón Bolívar, fue reconocida por él mismo (25.9.1828) como "Libertadora del Libertador". Fueron sus padres Simón Sáenz Vergara, español, y María Joaquina Aizpuru, ecuatoriana. Su infancia transcurrió en Quito, donde rápidamente se hicieron sentir los ideales de los movimientos independentistas, organizándose grupos revolucionarios. En tal sentido, Manuela y su madre se identificaron con la gesta emancipadora; no así su padre quien permaneció fiel a la Corona española, por lo que fue hecho preso al estallar dicho movimiento, aunque posteriormente recuperó su libertad al ser sofocado en 1810. Debido a su apoyo al proceso de independencia americano, Manuelita fue internada en el convento de Santa Catalina donde aprendió a leer, escribir y rezar. Según una leyenda que circuló por mucho tiempo, siendo muy joven fue raptada del convento por un oficial de nombre Fausto D'Elhuyar; lo cual no obstante ha sido desmentido por la historiografía.

En 1817 contrajo matrimonio con Jaime Thorne, comerciante inglés, rico y mucho mayor que ella; trasladándose con él a vivir a Lima (Perú) entre 1819 y 1820. A pesar de ser éste un país donde el sentimiento independentista no se había manifestado, en poco tiempo el prestigio de Simón Bolívar y su triunfo en la liberación de la Nueva Granada (1819) le gana entusiasmados adeptos a su causa, entre ellos Manuela Sáenz, quien se convierte en miembro activo de la conspiración contra el virrey del Perú, José de la Serna e Hinojosa (1820); y que al declararse la independencia del Perú (1821) se confiesa admiradora de José de San Martín. Los servicios de Manuela a la causa de emancipación fueron reconocidos al otorgársele, en 1822, la condecoración llamada "Caballeresa del Sol", consistente en una banda blanca y encarnada con una pequeña borla de oro y una medalla cuya inscripción decía "Al patriotismo de las más sensibles".

Luego de separarse de su marido, en 1822 viaja a Quito acompañada de su padre para visitar a su madre; conociendo en este lugar a Bolívar, cuando éste hizo su entrada triunfal a dicha ciudad el 16 de junio de 1822. En Quito surge un estrecho vínculo afectivo entre Bolívar y Manuela, derivado de sus conversaciones y coincidencias acerca de la campaña libertadora. Ella no sólo concibe idealmente la independencia latinoamericana, sino que toma parte activa en la guerra: monta a caballo, maneja las armas, es capaz de sofocar un motín en la plaza de Quito. En 1823 Bolívar parte al Perú donde se le une semanas más tarde Manuelita, quien lo acompaña durante la campaña libertadora de dicha nación, permaneciendo en su cuartel general algunas veces, o en Lima y en Trujillo en otras ocasiones. De los momentos en que estuvieron alejados, se han conservado algunas de las cartas de amor que el Libertador le escribió expresándole cuanto la extrañaba, tal como la siguiente epístola del 20 de abril de 1825 en la que le dice: "Mi bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación por ti; porque te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro¡¡¡ Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo".

Durante los primeros meses de 1825, hasta abril, y luego cuando Bolívar regresa del Alto Perú (Bolivia) a partir de febrero de 1826, reside con él en el palacio de la Magdalena, cerca de Lima. Cuando Bolívar sale del Perú en septiembre de 1826, Manuela permanece en Lima, donde persiste en la defensa del ideario bolivariano después de la reacción contra el Libertador en enero de 1827, por lo que es apresada por los adversarios de Bolívar y enviada al destierro (1827), dirigiéndose a Quito y luego a Bogotá, donde se establece en 1828. Al enterarse Bolívar de la situación de Manuelita, la llama a su lado y viven en la residencia que hoy es llamada Quinta de Bolívar. Para este tiempo se hacen manifiestas las intrigas contra la autoridad de Bolívar, que llevan a Pedro Carujo entre otros, el 25 de septiembre de 1828, a intentar asesinarlo, conspiración fallida gracias a la rapidez con que Manuela hizo huir a Bolívar por una ventana del Palacio de Gobierno; es a partir de este acontecimiento que se le llama Libertadora del Libertador, calificativo que le dio el propio Bolívar. En 1830, encontrándose en Guadas (Colombia) se entera de la muerte de Bolívar, por lo que se traslada de inmediato a Bogotá donde manifiesta públicamente de palabra y por la imprenta su adhesión a los ideales del Libertador. Perseguida por el gobierno que sucedió en abril de 1831 al general Rafael Urdaneta en Bogotá, finalmente es expulsada por considerársele conspiradora.

Discurso de angostura

Discurso pronunciado por Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819, en la provincia de Guayana, con motivo de la instalación del segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad Bolívar). En este documento Bolívar como jefe del Estado se dirige a los congresistas del país no sólo para expresar su opinión sobre lo que debía ser el proyecto constitucional a sancionarse, sino también una profunda reflexión sobre la situación que vivía Venezuela a fines de 1818. En relación al proceso de elaboración de dicho texto, el mismo se llevó a cabo fundamentalmente en su residencia de Angostura durante los últimos meses de 1818. Asimismo, no vaciló Bolívar en confiar los originales de este importante documento a Manuel Palacio Fajardo, estadista dotado de talento y erudición, para que le diera su opinión. En este sentido, Palacio Fajardo formuló algunas observaciones, que Bolívar acepto con humildad. El 15 de febrero de 1819, día fijado para la instalación del Congreso que el propio Bolívar había convocado, una salva de cañonazos, unidas a las aclamaciones del pueblo, señaló a las 11 a.m., la llegada del Libertador, jefe supremo de la República y de la comitiva que lo acompañaría a la sede del Congreso.

En el discurso pronunciado durante casi una hora ante El Congreso de Angostura, el Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo, señalando la conveniencia de que las instituciones que surgieran en América a raíz de la Independencia, debían responder a las necesidades y posibilidades de estas sociedades, sin copiar modelos de tierras extrañas. Aunque se reconoce en este documento lo favorable del régimen federal para otras naciones; se sostiene que en el caso de Venezuela es preferible un Centralismo, basado en un Poder Público distribuido en las clásicas ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; resaltando la fortaleza del Ejecutivo.

Sugiere también Bolívar que a estos tres poderes se agregue una cuarta instancia denominada Poder Moral, destinado a exaltar el imperio de la virtud y enseñar a los políticos a ser probos e ilustrados. Asimismo, concebía la idea de una Cámara Alta hereditaria, para mantener en ella la tradición edificante de los padres de la patria; lo cual no encajó muy bien con la letra del Poder Moral.

...

Descargar como  txt (20.7 Kb)  
Leer 14 páginas más »
txt