Soberania

La soberanía como uno de los valores más arraigados por una nación deberá estar en constante defensa y fortalecimiento, porque ella permite la libre toma de decisiones en el interior del país, pues la soberanía de una nación no está sujeta a otros Estados o poderes que imperen en el exterior. Se debe salvaguardar para favorecer la plenitud en la vida política y social dentro del territorio nacional y poder asegurar mediante la dirección coherente de decisiones para pactar objetivos de óptimo desarrollo, reforzar la identidad y la cultura de un pueblo.

Otra definición, y en esencia similar a las demás, apunta que la soberanía es la capacidad, tanto de orden jurídico como real, de poder decidir de manera eficaz todo conflicto que altera la unidad de cooperación social territorial (población y territorio).

También debe delimitarse que quien esté a cargo de un país (el soberano) no contiene un poder ilimitado ni tampoco ilimitable, es decir, la soberanía sí es un atributo del Estado, pero dentro de ella lleva implicaciones de auto-limitación y auto- regulación, esto con la finalidad de evitar atribuirles poderes divinos o justificar irracionalmente todas las decisiones de los líderes, incluso cuando estas no sean del todo en beneficio del pueblo o pongan en riesgo la estabilidad nacional.

En su aplicación en México, la soberanía resguarda su legitimidad a partir del artículo 39 de la Constitución Mexicana, este artículo postula que la soberanía reside en el pueblo y donde todo lo concerniente al poder público surge del pueblo y debe de estar en función del beneficio de este.

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