Soberania

La evolución de la soberanía

A través de los años el concepto de “soberanía” ha evolucionado. Antes de que los grandes filósofos, como Hobbes o Rousseau, hablaran de soberanía; la existencia de ésta, ya había sido aclamada. En la época feudal los monarcas encontraban diversos limitantes para ejercer su poder, debido a la existencia de los señores feudales. El pago de tributos y la innecesaria división del territorio, hacían difícil que las indicaciones de los reyes fuesen acatadas. Así, los monarcas sufrían limitaciones hacia el interior de su reino, como también hacia el exterior; pues recordemos que el Sacro Imperio Romano-Germánico organizaba políticamente a la Europa-Occidental, y el Papa tenía facultad para deponer y nombrar a los monarcas.

Fueron diversos los factores que lograron la unión entre el monarca y la burguesía para confirmar la soberanía del Rey. El desarrollo del comercio y de las ciudades provocó que los súbditos buscaran el amparo de los reyes para evitar la opresión de la nobleza feudal. También, la necesidad de crear mercados más libres hizo que el pueblo buscara el apoyo del monarca para borrar las fronteras feudales y abaratar el ejercicio del comercio. Gracias a esta alianza, el gobierno pudo organizar ejércitos de mercenarios, y tras varias luchas derrotar a la nobleza feudal. Los monarcas reclamaron la supremacía de su autoridad, y por ello adoptaron el título de “soberanos”.

Sin embargo, para lograr la consolidación de la soberanía interna, debían legitimar su poder externo. Para ello existían dos limitantes: el ejercicio de las funciones del Emperador y del Papa. La debilidad del Imperio, hizo más fácil desligarse de él, que del poder Papal. Muchos países se declararon protestantes, otros fundaron una Iglesia nacional, y a otros países, la Iglesia les otorgó ciertos privilegios. Parecía haberse concluido en que la soberanía la ejercía el monarca, sin embargo, en Europa se vivía una constante lucha de poder con el fin de mantener el equilibrio entre los países. Esto dio lugar a un sinfín de guerras que provocaban inestabilidad para los ciudadanos.

Con el fin de solucionar los conflictos existentes entre las naciones, se firmaban convenios o tratados internacionales; que con el fin de proteger la soberanía de cada país, paradójicamente limitaban ésta. Lo anterior, aunado a la situación de tensión que vivía la población, originó la necesidad de exaltar la libertad individual ante el sistema absolutista que imperaba en la época. La ilustración, y la Revolución francesa, dieron lugar a la difusión de ideas liberales que trasladaban la soberanía del monarca al pueblo, sentando las bases del sistema democrático.

Actualmente, la soberanía reside en el pueblo, quien la ejercita a través de los distintos órganos de gobierno; pero ¿puede una persona, en ejercicio de su soberanía, cambiar el gobierno? La respuesta es no, pues con la soberanía sucede lo mismo que ocurre cuando firmamos un contrato. Pues si aceptamos las leyes que rigen en un Estado, no podemos intentar modificar el sistema si no es por la vía legal.

Actualmente, la soberanía enfrenta varios retos. Hacia el interior de los estados, existen distintos grupos minoritarios cuyas características los hacen distintos a la mayoría. Por ejemplo, en México, los grupos indígenas. Si bien, éstos no representan una amenaza para la soberanía nacional; sí existe la necesidad de crear organismos que defiendan los derechos de esos pueblos. Hacia el exterior, tenemos distintas instituciones internacionales que han surgido para mediar los conflictos entre los Estados; por ejemplo, la ONU. Los Estados adscritos a organizaciones de esta naturaleza, muchas veces imponen objeciones a los acuerdos internacionales, reclamando el respeto a su soberanía.

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