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Vida y Obra de Simón Bolívar "Libertador de América"


Enviado por   •  17 de Julio de 2021  •  Biografías  •  1.727 Palabras (7 Páginas)  •  124 Visitas

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Si los historiadores se ven obligados a designar a los protagonistas más decisivos del turbulento proceso que condujo a la liberación de América Latina en las primeras décadas del siglo XIX, no hay duda de que el militar y político venezolano Simón Bolívar (1783-1830), Por supuesto, ganó el título de "Libertador de América".

Después de muchos reveses, Simón Bolívar lideró las operaciones militares que independizaron a Venezuela, Colombia y Ecuador. Como José de San Martín, otro famoso líder independiente, Bolívar entendió que ocupar el Perú, el verdadero centro neurálgico del imperio español, era una necesidad estratégica inevitable. La victoria de Bolívar en las batallas de Junín y Ayacucho (1824) significó la caída del antiguo gobernador, la independencia de Perú y Bolivia y el fin de tres siglos de dominio español en América del Sur.

A pesar de su realismo y rigor político (siempre creyó que era necesario adaptar las doctrinas europeas a las realidades americanas), no logró la difícil tarea de desplegar una nueva república. Bajo la presión de Cordili y los reclamos territoriales, si Bolívar no muere prematuramente, el desmembramiento de la Gran Colombia es inevitable.

Biografía.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios nació el 24 de julio de 1783 en Caracas. Venezuela era el comandante en jefe del Reino de España en ese momento, y su gente estaba insatisfecha con las diferencias de poder entre los oligarcas españoles. , Mantua o Criolla, principalmente terratenientes, así como la clase baja de razas mixtas y esclavas.

A pesar de sus privilegios, los criollos han desarrollado un sentimiento especial de "volverse americano", lo que los impulsó a resistir: "Nosotros (Bolívar explicará más adelante) estamos abstraídos, digamos esto, en lo que al universo se refiere, no tenemos ciencia. en relación con el gobierno y la administración estatal. Nunca somos gobernadores o gobernadores a menos que sea por razones muy especiales; hay muy pocos arzobispos y obispos; los diplomáticos nunca lo son; el ejército es solo como subordinado; no hay privilegios reales; en resumen, no somos, ni tampoco lo son los financieros, ni siquiera los empresarios, que violan directamente nuestro sistema.

Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían sus padres, Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco. El niño Simón era el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna. Bolívar quedó huérfano a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de su tío Carlos Palacios; ellos velarían por su educación, aunque también la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría cuidando del muchacho.

Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un mayor relieve en su vida cuando, por la mediación que realizó su tío Esteban (ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino ante el rey Carlos IV), fue nombrado subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua.

Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia, lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni el apego al mentor ni el ingreso en la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.

La estancia en Europa

Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar éste que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación.

En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los siguió hasta Bilbao y aprovechó para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda, los recién casados se trasladaron a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permaneció junto a su esposa, llevando una vida tranquila. Esta serenidad conyugal, sin embargo, no duraría mucho: María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decidió alejarse y marchó nuevamente a Europa.

Mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, reunía pacientemente apoyos para una expedición militar que diese la

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