Arquedas el unificador de dos mundos

Arguedas, el unificador de dos mundos

Viendo, escuchando y leyendo los testimonios de María Arguedas, que ha dejado a lo largo de sus muchos libros que escribió, puedo darme de su postura sobre el tema de la discriminación hacia los indígenas, que como toda persona cuerda y con más de dos neuronas obviamente está en contra del mal trato hacia los pueblos indígenas y la discriminación hacia los grupos más vulnerables. Una persona que piso y vivió ambos mundos totalmente diferentes, que a pesar de tener tanto dolor por dentro, logro demostrar que la unificación se pudo conseguir.

José María Arguedas nace un 18 de enero de 1918, en la ciudad de Andahuaylas. Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una hacendada y acaudalada familia de Andahuaylas. Tras diversas situaciones con el trabajo de su padre, este termina teniendo una infancia bastante difícil. Con la muerte de su madre, llega a su vida su madrastra, con la cual solo desarrollo peleas y discusiones, por lo que esta opto por el desinterés y empezó a dejárselo a cargo de los criados indígenas, este seguramente fue un hecho que marco varios de los relatos en sus libros.

En su adolescencia decide viajar junto con su padre, para poder alejarse de una buena vez de su madrastra, viajando por más de 200 pueblos. “Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos.  Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo”.

Ciertamente los inicios de Arguedas fueron algo que nadie envidiaría realmente, su vida, a pesar de no tener casi ninguna carencia, fue bastante difícil, y digo “casi” porque realmente si le faltó algo, mas amor por parte de su familia.

Su vida universitaria estuvo plagada de controversias y bastantes logros. En 1933 publicó su primer cuento, «Warma kuyay», publicado en la revista Signo. Aquí se dio paso a lo que hoy conocemos como indigenismo literario. Warma kuyay trata sobre un niño llamado Ernesto, sobrino de uno de los dos patrones de la hacienda Viseca, que se enamora de una india joven llamada Justina, a quien una noche la ve bailar en el patio del caserío. Pero ella prefiere al Kutu, un joven indio y novillero, empleado de la hacienda. Su inicio fue marcado por esta maravillosa obra, dejando los estándares de sus libros bastante altos para cualquier lector que lo conozca.

Otras de sus famosas obras fue «El sexto», obra que estuvo basada en su vida dentro de la prisión, en la que paso más de 8 meses preso, viendo las injusticias que pasaban los presos políticos, junto con los presos comunes. Arguedas añade ficción a su testimonio presentado en el libro, añadiendo personajes interesante y algunos otros un poco clichés, también relata las diversas cosas que pudo llegar a ver, el cómo los presos más fuertes o con mayor poder tenían sometidos a los nuevos y débiles recién llegados, el maltrato que se sufrió diariamente por poderío que ejercían los guardias sobre todos los carcelarios, el como una simple disputa podía terminar en un baño de sangre y por ultimo, el hecho de que tu posición política podía destruirte tu vida y la de tu familia.

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