Construyendo el carácter a través de los 7 hábitos: De la dependencia a la interdependencia
EDUARDOSUPRPREMEnsayo2 de Marzo de 2017
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INTRODUCCIÓN.
Nuestra personalidad básicamente está compuesto, definido por nuestros hábitos.
Aquellas acciones que realizamos a coherencia, a veces patrones inconscientes, hábitos que expresan constantemente nuestro carácter. Tal como lo manifiesta Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente… entonces no es un acto, sino un hábito. En este texto abarcan siete hábitos compartidos por personas altamente eficaces, y estos pueden ser aprendidos. Por otra parte, la experiencia colectiva de la edad nos muestra que la adquisición de hábitos dará el carácter para tener éxito.
Cambiar nuestros hábitos para mejorar lo que somos puede ser un proceso doloroso, se debe estar motivado y por voluntad propia subordinar lo que uno quiere para ahora por lo que uno sabe que quiere para el futuro.
A medida que abre las puertas del cambio para que tenga nuevos hábitos, ser paciente consigo mismo, esto no una solución rápida. Pero les aseguro que verán beneficios inmediatos. Y si ves a la totalidad imagen con claridad, tendrá la perseverancia para ver el proceso a su conclusión. Tener fe, vale la pena el esfuerzo.
La adquisición de los siete hábitos de efectividad nos lleva a través de las etapas de carácter desarrollo. Hábitos de 1 a 3 conforman la "victoria privada" a dónde vamos desde la dependencia a la independencia al tomar la responsabilidad de nuestras propias vidas.
La adquisición de hábitos 4 a 6 es nuestra "victoria pública": Una vez independiente,
aprendemos a ser interdependientes, a tener éxito con otras personas. El séptimo hábito hace posible todos los demás, periódicamente renovarnos en cuerpo, mente y espíritu.
1° hábito: sea PROATIVO.
Proactividad significa que, como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas. Si pensamos que nuestras vidas son una función de nuestras condiciones, es porque no tenemos, por consciente, decisión o por defecto, elegido para potenciar aquellas cosas que tienen control sobre nosotros.
Tenemos que dejar ser nosotros mismos para no llegar a ser reactivos. Las personas reactivas a menudo se ven afectados por el clima, la gente proactiva lleva su propio clima con ellos. Ser proactivo significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. La gente que terminan con los buenos trabajos son aquellos que toman la iniciativa para hacer lo que sea necesario, consistente con los principios correctos, para hacer bien el trabajo.
El poder pensar es la cosa más importante que tenemos los humanos, los animales
carecen de esa característica. Solo nosotros tenemos la libertad de elegir nuestros
pensamientos, podemos controlar nuestras mentes.
Tenemos esa habilidad de controlar nuestros estados de ánimo, sentimientos y
pensamientos, y al hacer esto podemos cambiar condiciones y circunstancias.
Existen dos tipos de obstáculos o problemas que enfrentamos en nuestra vida. El primero de ellos es lo que podemos hacer para reducirlos mientras otros son los que ocurren en nuestra vida sin tener ningún tipo de control sobre estos.
El autor recomienda mantenernos ocupados en los que podemos tomar control y no
gastar nuestro tiempo en eventos que no podemos manejar ni controlar. Tomar acciones para reducir los problemas.
Nosotros estamos a cargo, nosotros elegimos el camino que queremos vivir en nuestra vida. Utilizar la proactividad para tomar las responsabilidades de nuestras decisiones.
Con el fin de ser eficaces, hay que ser proactivos. Las personas reactivas adoptan una postura pasiva, que piensan que el mundo está
sucediendo para ellos. Dicen cosas como “No hay nada que pueda yo hacer”, “Así es como soy yo”.
Tienen en mente que el problema está ocurriendo “allá fuera” cuando el verdadero
problema es ese pensamiento. La reactividad se convierte en una profecía auto cumplida
y las personas reactivas se sienten en el papel de víctima y fuera de control.
Con el fin de ser proactivos, hay que concentrarse en el círculo de influencia que se
encuentra dentro de nuestro círculo de preocupación, en otras palabras, tenemos que trabajar en las cosas que podemos hacer algo al respecto.
La energía positiva que ejercemos hará que nuestro círculo de influencia se expanda.
Las personas reactivas, por el contrario, se centran en las cosas que están en su círculo de preocupación, pero no en su círculo de influencia, lo que conduce a culpar a factores externos, que emana energía negativa, y la causa de que su círculo de influencia reduzca el tamaño.
2° HÁBITO: empiece CON UN FIN EN MENTE.
Comience con un destino claro en mente. Covey dice que podemos usar nuestra
imaginación para desarrollar una visión de lo que queremos ser y usar nuestra conciencia para decidir qué valores nos guiarán.
La mayoría de nosotros nos resulta más fácil de ocuparnos. Trabajamos duro para lograr victorias, ascensos, mayores ingresos, más reconocimiento. Pero no nos detenemos a menudo para evaluar el significado detrás de este negocio, detrás de estas victorias, que no nos preguntamos si estas cosas que nos concentramos tan intensamente son lo que realmente nos importa a nosotros.
El hábito 2 sugiere que, en todo lo que hacemos, debemos empezar con el fin en mente. Comience con un destino claro. De esa manera, puede asegurarse de que los pasos que estamos dando son en la dirección correcta. Covey hace hincapié en que nuestra conciencia de sí mismo nos da el poder para dar
forma a nuestras propias vidas, en lugar de vivir nuestras vidas de forma predeterminada, o en base a las normas o preferencias de los demás.
Comenzando con el fin en mente también es muy importante para las empresas. Al ser un gerente es acerca de la optimización de la eficiencia. Pero ser un líder es sobre la configuración de la visión estratégica adecuada para su organización, en primer lugar, y preguntar "¿qué estamos tratando de lograr?"
Antes de pensar en nosotros, como individuos u organizaciones pueden empezar a
establecer y alcanzar objetivos, debemos ser capaces de identificar nuestros valores. Este proceso puede implicar reescribir para ser capaz de hacer valer nuestros propios valores personales. También es importante identificar nuestro centro. Lo que está en el centro de nuestra vida
va a ser la fuente de nuestra seguridad, guía, sabiduría y poder.
Nuestros centros nos afectan fundamentalmente, que determinan nuestras decisiones diarias, acciones y motivaciones, nuestra interpretación de los hechos.
Sin embargo, Covey señala que ninguno de estos centros es óptimo, y que en lugar de eso debe esforzarse por ser centrado en principios. Debemos identificar los principios eternos e inmutables, en que podamos vivir nuestras vidas, y esto nos dará la orientación que necesitamos para alinear nuestros comportamientos con nuestras creencias y valores.
El segundo hábito de efectividad es comenzar con el fin en mente. Significa saber dónde vas a fin de comprender dónde se encuentra uno ahora, y tomar su siguiente paso en la dirección correcta. Es más fácil quedar atrapado en una trampa de la actividad en el ajetreo de la vida, para trabajar más y más difícil a subir la escalera del éxito sólo para descubrir que está apoyado en la pared equivocada. Podemos ser muy eficiente trabajando frenéticamente y sin reparos, pero seremos efectivos sólo cuando comenzamos con el resultado final en mente.
3° hábito: ESTABLEZCA PRIMERO LO PRIMERO
Con el fin de gestionar de manera efectiva a nosotros mismos, debemos poner en primer lugar las cosas importantes. Debemos tener la disciplina para priorizar sus acciones del día a día en base a lo que es más importante, no lo que es más urgente.
En el hábito 2, discutimos la importancia de determinar nuestros valores y la comprensión de lo que es: Nosotros partimos hacia lograr. El hábito 3 se trata en realidad de lo que va después de estos objetivos, y ejecutar en nuestras prioridades sobre una base del día a día, momento a momento.
Con el fin de mantener la disciplina y el enfoque a mantenerse en el camino hacia
nuestros objetivos, tenemos que tener la fuerza de voluntad para hacer algo cuando no queremos hacerlo. Tenemos que actuar de acuerdo con nuestros valores en lugar de nuestros deseos e impulsos en un momento dado.
Todas las actividades se pueden clasificar en base a dos factores: urgentes e
importantes. Reaccionamos a los asuntos urgentes. Nos pasamos el tiempo haciendo cosas que no son importantes. Eso significa que despreciamos el cuadrante II (importante/no urgente), que es el actual más importante de todos ellos.
Si nos centramos en el cuadrante I (importante/urgente) y pasamos nuestra crisis de la gestión del tiempo y los problemas, cada vez es más y más grande hasta que nos consume. Esto conlleva un estrés, agotamiento, y constantemente lidiar con ellos de manera rápida en vez de trabajar con ellos con calma.
Si nos centramos en el cuadrante III (no importante/urgente), pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en reaccionar asuntos que parecen urgentes, cuando en realidad es percibida su urgencia en base en las prioridades y expectativas de los demás. Esto conduce a enfoque a corto plazo, sentirse fuera de control, y relaciones superficiales o rotas.
Si nos centramos en el cuadrante IV (no importante/no urgente), básicamente estamos
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