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El Paciente 55


Enviado por   •  20 de Mayo de 2021  •  Tareas  •  1.043 Palabras (5 Páginas)  •  92 Visitas

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El Paciente 55

Por: Parra, Anderson (2020)

A mediados de aquel inolvidable otoño de 2011, en la ciudad de Sirte situada en Libia en la costa sur del Golfo de Sidra, a medio camino entre Trípoli y Bengasi. Rebeldes del Consejo Nacional de Transición lograban sitiar, captura y asesinar al líder del pueblo Libio Muamar el Gadafi. Como olvidar aquel jueves 20 de octubre de 2011… mi memoria aún conserva cierta lucidez a pesar del inexorable paso del tiempo. Los medios de comunicación de occidente informaban al mundo aquel importante acontecimiento. Ese día marcaría trágicamente para siempre la vida de dos seres humanos, que por aquellos extraños sucesos del universo tenían algo en común. Al general Gadafi le apagaban su vida con dos disparos a quemarropa extinguiendo así su existencia física en el plano terrenal, solo, sin su familia, sin sus amigos y aliados, en una alcantarilla lejos de su suntuoso palacio. A mí, por el contrario, aquel día sentía como la vida se me iba de las manos, aquel trágico evento en mi vida fue cuando mis hijos me abandonaron en el geriátrico municipal Las Iguanas ubicado en la pequeña ciudad de Barrancabermeja.

Disculpen ustedes mi insolencia, por no haberme presentado ante ustedes, entenderán que desde aquel día en que fui abandonado nunca más volví a escuchar mi nombre de boca de alguien… ahora me llaman el paciente número 55. A pasado tanto tiempo desde aquel suceso que marco la historia del pueblo Libio y la mía de paso, que a veces me pregunto qué fue lo que hice mal en vida para merecer esta suerte. Dia y noche trato de pensar en lo que fue mi vida y en lo que ahora queda de ella, tratando de recordar aquellos buenos momentos que disfruté al lado de mi único gran amor… mi esposa Eli, con la que viví y compartí los momentos más hermosos de mi vida, y a pesar de que ya no esté en entre nosotros siempre la llevo presente en mis pensamientos, aun guardo una pequeña foto juntos bajo la almohada que al verla es como si mi mente vuele libremente como vuelan los cóndor en los Andes, ella es lo único que me mantiene con vida y mientras viva le seguiré recordando.

Encerrado en estas cuatro paredes en la que se reflejan no precisamente los rayos del sol ni los destellos de la luna al ingresar por aquella pequeña ventana que se encuentra cerca de la cabecera de mi dura cama rechinante, sino más bien reflejan una melancolía profunda que se impregna como el moho en una desgastada y corroída pintura de blanca. Me levanto y camino por el aquel cuarto un tanto desorientado por la dosis de medicamentos que nos suministran antes de ir a dormir, me dirijo hacia un pequeño baño para lavarme el rostro como queriendo despertar de esta pesadilla, levanto mi cara hacia un sucio espejo desquebrajado en el que se alcanza a percibir mi rostro envejecido, cierro los ojos una y otra vez como queriendo que esto acabe, que la pesadilla termine. Devuelta a la realidad, seca su rostro con una toalla desgastada y traslucida, con la que el agua que se oculta bajo el pliegue de sus arrugas cuesta trabajo secar. De regreso a su cama levanta la almohada o al menos lo que queda de ella y saca aquella fotografía en la que aparece junto a Eli, fue lo único que no lo pudieron arrebatar al ingresar al geriátrico.

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