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El Señor Presidente

adonaII9513 de Julio de 2013

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Personajes[editar]

Personajes principales[editar]

El Presidente[editar]

El hecho de que nunca se nombra al Presidente, le da al personaje titular de la novela una dimensión mitológica en lugar de la personalidad de un determinado dictador guatemalteco.26 El académico Kevin Bauman señala que los lectores no tienen acceso a la mente del Presidente; más bien, su aparición es "continuamente re-evaluada, re-definida, y en última instancia, re-construida de acuerdo a su percepción por los demás, de manera semejante a la propia (re)visión novelística del régimen de Estrada Cabrera de Asturias".26 De acuerdo con el crítico literario Hughes Davies, el Presidente "representa la corrupción política, pero su presentación como una deidad maligna, adorado en términos que hacen eco de rituales religiosos, lo eleva a un plano mítico", y es "una imagen invertida de deidades cristianas tanto como mayas, ya que es la única fuente de la muerte".27 El dictador también es rodeado de un elemento de misterio, y aparentemente nadie sabe dónde está porque ocupa varias casas en las afueras de la ciudad. Es igualmente un misterio cuándo y cómo duerme. En la novela, abundan los rumores que duerme al lado del teléfono con un látigo en la mano, mientras que otros afirman que nunca duerme.15 Como las apariciones del Presidente en la novela son poco frecuentes, la percepciones de los lectores se forman a través de otros personajes y episodios, a menudo de menor importancia.28 Como tal, según afirma el crítico literario Himelblau, "la novela no desarrolla la figura del Presidente como un personaje ficticio, no sigue el Presidente mediante una serie de acciones o complicaciones diegéticas que conducen a cambios o transformaciones psico-existenciales de su carácter".28

Miguel Cara de Ángel[editar]

Miguel Cara de Ángel es el protagonista complejo en la novela. Es presentado como el asesor confidencial del Presidente; hay muchas referencias a este personaje como el favorito del Presidente y está descrito en repetidas ocasiones como tan "bello y malo como Satán".29 A medida que avanza el argumento, los lectores pueden ver su lucha por permanecer leal al dictador frente a los actos cada vez más horrendos del régimen. Cara de Ángel se enfrenta al reto de conciliar su posición de poder en un pueblo aterrorizado, con su deseo de cumplir con un propósito moral más elevado. En palabras del crítico literario Richard Franklin, "lucha por afirmar su existencia absoluta y relacionar esto con si mismo".30 La intensidad lingüística de Cara de Ángel a menudo refleja su lucha moral interior:

'La bestia no se equivoca de una cifra en este libro de contabilidades sexuales,' fue pensando. Orinamos hijos en el cementerio. La trompeta del juicio... Bueno, no será trompeta. Una tijera de oro cortará ese chorro perenne de niños. Los hombres somos como las tripas de cerdo que el carnicero demonio rellena de carne picada para hacer chorizos. Y al sobreponerme a mí mismo para librar a Camila de mis intenciones, dejé una parte de mi ser sin relleno y por eso me siento vacío, intranquilo, colérico, enfermo, dado a la trampa. El hombre se rellena de mujer —carne picada— como una tripa de cerdo para estar contento. ¡Qué vulgaridad!'31

General Eusebio Canales[editar]

El General Eusebio Canales (alias Chamarrita o Príncipe de la milicia) se vio obligado a exiliarse después de ser acusado del asesinato del coronel José Parrales Sonriente. Parece estar organizando una guerrilla para atacar el Presidente, pero muere de un corazón quebrado después de leer un falso informe de noticias que detalla la boda de su hija con Miguel Cara de Ángel, en la que presuntamente asistió el Presidente. El carácter del General se pone de relieve mientras está en el camino del exilio. El camino al exilio de Canales también permite conocer la desesperada situación financiera de las tres hermanas que están siendo aprovechadas por un médico que visitó a su madre enferma. Este episodio demuestra que la corrupción y la maldad no sólo existen en la ciudad capital, sino también en las aldeas rurales.

Camila[editar]

Camila, la hija del general Canales, es rescatada (un poco a regañadientes) por Miguel Cara de Ángel, cuando ninguno de sus familiares quiso alojarla tras la fuga de su padre. Finalmente, Cara de Ángel elija Camila sobre su antiguo maestro, el Presidente. Los dos se casan y ella da luz a su hijo, después de que Cara de Ángel había desaparecido. Camila y su hijo, al que llama Miguel, se trasladan al campo para escapar a la influencia del Presidente. Ella es la viva imagen de la adolescente a quién se ha negado incluso el más pequeño margen de libertad, como lo observa el crítico literario Callan: "Cuando se creía que Camila iba a morir, un sacerdote llegó para administrar el sacramento de la Penitencia. Sus faltas de niña se destacan por su contraste con el mal que pesa sobre la ciudad. De hecho, una de las cosas que menciona en su confesión no es pecado en absoluto: se fue a caballo a horcajadas, en la presencia de algunos indígenas."32

El Pelele[editar]

El Pelele, también traducido como 'el idiota' por algunos críticos, sólo aparece en los primeros cuatro capítulos y otra vez al final del capítulo siete, pero cumple una función fundamental en la novela. El Pelele, que "dormido daba la impresión de estar muerto" y que "sin ver nada, sin oír nada, sin sentir nada" es fundamental para establecer el tono de la novela y para desencadenar los eventos.33 El crítico John Walker sostiene que con "la elección del idiota como representante de los inocentes, a-políticos, que sufren los abusos de un régimen totalitario [...], Asturias muestra cómo la dictadura corrompe la gente y destruye sus valores en la medida en que la compasión de un compañero en apuros deja de existir."34 De hecho, se hace evidente que la única felicidad que experimenta el Pelele es a través de la memoria de su madre muerta. A continuación Asturias muestra cómo El Pelele, una figura que ama su madre, "sufre a manos de aquellos que, tras mucho tiempo bajo el dominio de una figura de padre excesivamente agresivo, carecen de amor y compasión".34 Por otra parte, El Pelele es una herramienta que permite a los lectores a ver los efectos psicológicos de vivir bajo una dictadura, dominado por el terror. Su acto criminal parece desencadenar los acontecimientos posteriores de la novela y parece tener repercusiones en todos los personajes. También es importante que el único momento de total felicidad que el Pelele experimenta en la novela, se lleva a cabo mientras está en un estado de ensueño. Walker afirma que esto sirve para poner de relieve el duro y pesadillesco mundo de la realidad en la que es obligado a vivir.35

Personajes secundarios[editar]

La novela incluye una variedad de personajes secundarios que, en palabras de Richard Franklin, "andan a tientas por los medios para afirmar la validez de si mismo y para anclar esta individualidad en una pesadilla que constantemente se enfrenta con la nada negra".36 Estos personajes van desde el coronel José Parrales Sonriente, también conocido como el "hombre de la mulita",15 cuyo asesinato en el Portal del Cielo inicia la novela, a una variedad de mendigos, presos, funcionarios menores, parientes, aduladores, camareros y prostitutas. Algunos de ellos son figuras trágicas, como Fedina de Rodas, que los lectores ven torturada y luego vendida a un prostíbulo, mientras que todavía sostiene en sus brazos a su bebé muerto. Otros, sin embargo, ofrecen alivio cómico. A veces tienen nombres o apodos pintorescos o lúdicos, tales como "patahueca" (un mendigo), la "Lengua de vaca" (una mujer que pronuncia un discurso de alabanza al Presidente), o doña Venjamón, quién, junto a su esposo don Benjamín, el titiritero, cierra la novela con un lamento por la desaparición del Portal del Cielo.37

Géneros[editar]

Realismo mágico[editar]

Véase también: Realismo mágico.

Según el académico Luis Leal, en el género del realismo mágico, "el escritor se enfrenta a la realidad y trata de desentrañarla para descubrir lo que es misterioso en las cosas, en la vida, en los actos humanos."38 La escritura del realismo mágico no crea lugares o criaturas imaginarias; en cambio, el escritor trata de mostrar "la misteriosa relación entre el hombre y sus circunstancias".39 Leal señala además que en el realismo mágico "los principales acontecimientos no tienen explicación lógica o psicológica. El realista mágico no trata de copiar la realidad que nos rodea, ni de herirla, sino de captar el misterio que respira detrás de las cosas."40 Aclara también que "el realismo mágico no es tampoco literatura mágica. Su objetivo es, a diferencia de la magia, de expresar las emociones, no de evocarlas".38

Para muchos académicos El Señor Presidente es un punto de referencia en la literatura de América Latina por el uso temprano del realismo mágico, una técnica literaria a menudo empleada por escritores latinoamericanos reconocidos, como Gabriel García Márquez. En una entrevista con Asturias, Gunter Lorenz aclamó Asturias como el inventor del realismo mágico, e incluso como su practicante más éxitoso.41 Asturias define este estilo no como "una realidad palpable, pero sí de una realidad que surge de una determinada imaginación mágica [...] en las cuales vemos desaparecer lo real y surgir el sueño, en donde los sueños se transforman en realidad tangible y visible.41 Richard Franklin sostiene que

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