Ensayo Huasipungo

ENSAYO DE LITERATURA

OBRA: Huasipungo

AUTOR: Jorge Icaza

¿Se ha erradicado totalmente el regionalismo, autoritarismo, la opresión? Eminentemente no. A la voz de “Ñucanchic Huasipungo”, Andrés, un indio enardecido se entrega a las balas de un batallón infame e hipócrita, que ve solamente por el amo, el inversionista extranjero, el juez y el cura, referentes primordiales de una ideología esclavista que tiene como pilares fundamentales la tenencia de dinero, el color de la piel, el apellido. Antes de tal lamentable hecho cansado de la injusticia que se vivía, se refugia en una choza al borde de la incineración, con su hijo en brazos y su idea de equidad firmemente plantada en su mente. Así concluye una historia en la que se reflejan problemas, que hasta la actualidad siguen causando estragos. Una temática bastante realista que nos envuelve en una sociedad desconocida para la urbe, en la que todo indígena ecuatoriano estuvo incluido en algún momento, y de la que todo indígena ecuatoriano quiere salir.

El enfrentamiento entre un servidor y un patrón se da cuando el segundo no provee de reglas básicas dentro del ámbito laboral, y también cuando el primero se harta de la manipulación, abuso y represión que sus superiores o “amos” les fomentan. Así, no es raro oír un “Cállate longo sucio”, o un “No sirves para nada indio inútil”, como tampoco es raro escuchar también murmullos rebeldes, mezclados con rabia impura, salir en lenguajes nativos de las bocas de aquellos indignados y ofendidos indígenas. Y son obras como esta las cuales nos dan una razón más clara y precisa para dudar de lo que dicen los gobiernos, aquellos que aseguran que vivimos en un país de equidad de género, de igualdad racial, de no regionalismos ni fronteras; y es triste ver que todos estos sueños de igualdad son sólo el reflejo de una vaga idea comunista, maniobrada no por su ideal real, sino por y con fines netamente políticos y hasta imperialistas, con el sueño egoísta de poseer el poder sobre el pueblo cegado y conformista.

Alfonso Pereira, trata de seducir y persuadir a Cunshi, esposa de Andrés Chiliquinga. Evidentemente los estragos del abuso de los terratenientes van a mayores magnitudes cuando no solo implican ámbito laboral sino un campo sexual, por ejemplo una insinuación, o algo mucho más subido de tono como la violación. En tiempos antiguos, donde reinaba aún la castidad, la moral y otros valores hipócritas, era inaudito el tan solo hecho de pensar hablar sobre la sexualidad. Además el que el pueblo se entere de tal aberración, sería someterse a una constante humillación, desprecio y exclusión de la sociedad, y no estaría mal, porque ninguna mente sana y en sano juicio puede concebir o tan sólo pensar en realizar actos como el que en la historia hace el “amo” de Andrés y Cunshi a la mencionada víctima.

La gente, aún en estos tiempos, sigue desconociendo la situación que la población indígena pasa día a día, desconoce aquellos insultos, desconoce las tantas humillaciones que reciben de los acomplejados mestizos adinerados, que por tener grandes posesiones de dinero, o una tez mucho más clara, creen tener el derecho a oprimir y deprimir a una persona que habla Quichua u otro idioma autóctono, sin importarle que mucho antes de ser Salasaca u Otavaleño es persona, y de las pocas buenas personas que quedan, al tragarse los insultos y caminar con la frente en alto reluciendo con su atuendo o costumbres su raza, su cultura. Desconoce de cuanto afectan los anglicismos a la cultura propia de los pueblos ancestrales que habitan aún en la sierra del país. Aunque no sabría decir si desconocen o se reúsan a conocer estos factores.

En fin, el regionalismo y los otros males que afectan directamente a la población indígena, no van a dejar de existir, mucho menos con la ayuda

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