Intituciones Juridicas De Nueva España
corps14 de Enero de 2014
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se plantea como una
Estrategia de cambio educativo empleada con éxito en distintos escenarios
Educativos. La preocupación se centra en asumir una posición coherente
del desempeño pedagógico, que esté en armonía y sea reciproca con los
desarrollos globales característicos del nuevo orden social, situación que
ha demandado el análisis de la práctica pedagógica sobre la transformación
de los saberes pedagógicos disciplinares en saberes sociales para el
desarrollo cultural. Por tanto, se tiene como propósito reflexionar sobre el
rol de la escuela como lugar de trabajo, considerando su valor organizacional,
y la docencia como profesión sociocultural y como base de la formación
docente centrada en saberes sociales. Se concluye que una propuesta de
transformación curricular efectiva y contextualizada histórica y culturalmente,
debe partir del análisis del currículo como producto cultural, consecuencia
de la reflexión sobre los significados que se transmiten mediante las
distintas prácticas histórico-culturales. La formación permanente de docentes es un tema que ocupa a
diversos expertos en educación y en áreas afines en la investigación y
desarrollo de políticas, modelos y tendencias orientadas a mejorar la
profesionalización de la docencia, con el interés central de estimular la
excelencia del proceso pedagógico, fundamentalemnte en esta época de
cambios culturales, históricos y sociales, que se perfilan como determinantes
del devenir cultural, histórico y social de diversas partes del
mundo, donde «todos demandamos y reconocemos la necesidad de la
formación, sobre todo en un mundo en que la información nos llega con
más facilidad, y, por tanto, nos hace ver cuánto desconocemos y deberíamos
o nos gustaría saber» (Marcelo, 1999, p. 13).
En efecto, la formación permanente de docentes es tratada
como un punto neurálgico en el desarrollo de las reformas educativas que
protagonizan el escenario pedagógico latinoamericano desde hace más o
menos una década. En este contexto, diversos organismos gubernamentales
y otros de carácter multilateral han hecho propia y prioritaria la
investigación orientada al análisis y a la prospectiva de la formación
permanente de docentes, como estrategia que favorece el desarrollo
educativo regional y local.
Desde tal perspectiva, la investigación relacionada con la formación
permanente de docentes se ha desarrollado en un marco
occidentalizado, creando de alguna manera un sesgo cultural que ha sido
notable en el desarrollo de las políticas en esta área para América Latina.
En esencia, la diversidad cultural de nuestros días ha llevado a replantear
la legitimidad de la educación dentro de la narrativa del desarrollo que
sustenta las diferentes prácticas sociales, con énfasis en la transformación
cultural.
No obstante, la dialéctica global-local está orientada a aclarar
la imagen del latinoamericano en el contexto de la globalización,
redefiniendo los roles y las prácticas sociales de los distintos actores
comprometidos con el desarrollo del capital social en el siglo XXI. Así
mismo, está planteada para interpretar la reinvención de la realidad de
las relaciones dadas entre las naciones y las sociedades, lo que ha dado
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REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACIÓN. Nº 33 (2003), pp. 37-54
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a entender la ocurrencia de diversos procesos que han acelerado la
existencia de un mundo cada vez más diverso, heterogéneo y llevado a
aceptar la diversidad cultural como un común denominador de las
prácticas sociales cotidianas.
Esta situación demanda la participación activa de los miembros
de los distintos sectores de la sociedad, quienes, desde la incorporación
de sus representaciones sociales a las prácticas, se convierten en
transformadores de la sociedad del nuevo orden. De acuerdo con los
estudios culturales actuales, es válido afirmar que la educación, la
escuela y el educador, están obligados a asumir un nuevo rol como
actores sociales y como ciudadanos comprometidos en mejorar la calidad
de los procesos educativos.
Vista desde esta perspectiva, la formación permanente de
docentes debe ser explicada desde la relación entre lo global y lo local,
como elemento fundamental que define sus características más elementales.
Dicho de otro modo, si se considera la educación como eje rector
de las transformaciones culturales y sociales, se puede asumir con toda
propiedad que la formación permanente de docentes es la estrategia que
promueve tales cambios con mayor efectividad, contribuyendo así a la
transformación social y cultural.
Esa posición permite sustentar las características de la formación
permanente de docentes en el contexto cultural que predomina en
la actualidad latinoamericana, y orienta los diversos estudios en el área
pedagógica. Tal caracterización conduce a la revisión sistémica que
posiciona la formación permanente como un todo dinámico e
interconectado, donde sus elementos se complementan en una red de
relaciones que coadyuva a la mejora del proceso educativo global y local.
Por tanto, el propósito de esta discusión es vincular la formación
permanente de docentes con los desarrollos globales, de cara a
satisfacer las demandas locales que ameritan la construcción de identidades
y de valores socioculturales básicos para la transformación del
conocimiento, del currículo y de las prácticas pedagógicas. Con dicha
finalidad, su estructura estará en vías de establecer conexiones entre la
globalización y la educación como marcos de referencia para la explicación
del nuevo orden social, que servirá de sustentación a la construcción
de saberes sociales y a la expedita legitimación de valores socioculturales
y de identidades.
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2. GLOBALIZACIÓN + EDUCACIÓN
Los procesos de globalización son piezas fundamentales en el
análisis de las prácticas sociales y de las redes de relación que se
establecen entre los actores sociales y las dinámicas que desarrollan
(Agudo y Mato, 2000). Al respecto, es notorio el análisis de los entramados
sociales como elemento rector de las explicaciones que devienen a
propósito de los procesos de globalización, y, sobre todo, de aquellos
escenarios que sirven de base para el desarrollo de estos esquemas de
relación. Siendo así, la educación se asume como un escenario que
promueve la mediatización de saberes sociales y de identidades que se
materializan en el currículo.
De acuerdo con Gimeno (2001), la educación constituye una de
las prácticas sociales más antiguas e importantes en las transformaciones
histórico-culturales que han acontecido a través de las épocas. La
educación es pilar fundamental para la formación de la conciencia social,
y para el ordenamiento científico de la construcción de saberes desde lo
sociocultural (Vázquez y Graterol, 2001).
En ese sentido, es necesario establecer puntos de relación entre
los procesos de globalización y la educación, sobre todo desde la
perspectiva que le corresponde a ésta última para encarar los desafíos
globales que le permiten vehicular la legitimación del desarrollo sociolocal
en las prácticas pedagógicas que les competen a los actores implicados.
Desde dicha perspectiva, los docentes adquieren un posicionamiento
importante en las discusiones sobre desarrollo educativo local, pues
asumen el papel de estar entre los protagonistas activadores del cambio
histórico-cultural básico para el desarrollo del capital social. Eso conduce
a plantear que la formación permanente debe enfocarse desde un
marco de análisis estructural, que permita la explicación de los elementos
constituyentes desde su representación como totalidad.
2.1 SOBRE GLOBALIZACIÓN
Agudo (2000, p. 44) sugiere que la globalización está determinada
por la «creciente intensificación de vínculos e interconexiones,
por distintos medios, entre las distintas partes del mundo». Esta
interrelación provoca que lo sucedido en una parte del planeta ejerza
influencia o algún impacto en otra parte del mundo, sin considerar la
cercanía o la distancia o la razón de ocurrencia de lo sucedido. Así mismo,
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dicha posición concuerda con las tendencias históricas de la modernidad,
que plantea «la unificación mundial de los espacios sociales desde
los cuales la multiplicidad es subsumida en la unidad» (Ibídem, p. 47).
De ahí que surjan categorías definitorias que denotan una
singular asimetría, consecuencia de los procesos de globalización,
representada por la distinción relativa entre lo global y lo local como una
oposición, lo que viene
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