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LAS BUENAS CONCIENCIAS Carlos Fuentes

Claus86Ensayo7 de Abril de 2018

808 Palabras (4 Páginas)727 Visitas

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LAS BUENAS CONCIENCIAS

Carlos Fuentes

En éste ensayo se comentará la obra que nos presenta Carlos Fuentes y la marcada crítica que hace a la problemática sociopolítica de nuestro país; en su obra nos presenta problemas y situaciones que a pesar de estar enmarcadas en épocas antiguas, aún hoy en día nos duelen y aquejan.

Me parece importante establecer los límites necesarios para la comprensión de éste sencillo trabajo; poniendo en realce la marcada obsesión que el autor transmite por la degeneración espiritual, el laxo proceder del sistema político y la dura manera de establecer juicios morales; llevando al país a un deterioro moral en la segunda mitad del siglo XX.

Algo relevante en la obra es la evolución de Jaime Ceballos, el protagonista de "Las buenas conciencias". Porque Jaime Ceballos, es  prestado por el autor como un ser humano con una sensibilidad marcada, característica y valor que lo lleva a generar un lazo de amistad con un chico de la clase baja y marginal, a profundizar una relación con un perseguido a quien protege.

En la actualidad, tal pareciera que escuchamos hablar del joven Jaime Ceballos cuando por la calle escuchamos mencionar con tanto ahínco la falta de orientación de los jóvenes de hoy en día; cuando escuchamos los relatos de aquellos cuyos lazos familiares se han visto irrumpidos y rotos, tal pareciera que escucháramos hablar de Jaime Ceballos y Juan  Manuel su buen amigo, cuando escuchamos las críticas que muchos hacemos y pronunciamos partiendo de un laxo juicio por las vestimentas y niveles socioeconómicos que son pautas marcadas por la sociedad.

De igual manera, nos presenta como Jaime llega a asumir al nivel de la conciencia su inquietud religiosa generando una lucha entre los valores reales o imaginarios introyectados desde su medio familiar y su entorno social,  la lucha que genera el pensar si llegamos a cumplir para lo que fuimos traídos, lucha que le genera esta situación ambivalente, misma que se ve expresada cuando afirma:

 “No he tenido el valor. No he podido ser lo que quería. No he podido ser un cristiano. No puedo quedarme sólo con mi fracaso; no lo aguantaría; tengo que apoyarme en algo. No tengo más apoyo que esto: mis tíos, la vida que me prepararon, la vida que heredé de todos mis antepasados. Me someto al orden, para no caer en la desesperación. Perdón Ezequiel; perdón Adelina; perdón Juan Manuel. (Cfr. Las buenas conciencias, F.C.E., 4a. reimpresión, 1969, p. 190).

Lucha que sin lugar a duda es una lucha que cada uno de nosotros quienes vivimos el día a día, realizamos tratando de aferrarnos a “algo”, tratando de pertenecer, de trascender, con pequeñas acciones o grandes talvez, cada quien a su modo, cada quien a su ritmo; la interrogante aquí sería ¿Qué tantas personas terminan el fin de sus días como Ceballos? Creyendo que no lograron a lo que vinieron a existir, tantos males que hoy tienen otro nombre y en aquel entonces sólo llamaban soledad o fracasos.

Así mismo, nos presenta una realidad política que al leerla, pareciera que es la misma realidad de hoy en día; llena de intrigas, de ambiciones a costa de todo y sin importar nada, esa hambre de poder y el interés disfrazado por el servicio a  la sociedad.

Ahora bien, si realizamos un análisis profundo del panorama presentado por el autor, enmarcado en épocas pasadas y lo contrastamos con el panorama presente, caeríamos en cuenta que a pesar de cómo  han avanzado los años, hoy en día seguimos hablando y percibiendo con la misma fuerza de aquellas épocas la pérdida de valores.

Tal pareciera que el México contemporáneo que nos presenta Carlos Fuentes cuenta con muchas similitudes al México actual y de éste mismo siglo; muy a pesar de la evolución, de los avances tecnológicos e intelectuales del nuestros tiempos.

Creo que “Las buenas conciencias “de Carlos Fuentes, a pesar de ser un texto escrito en otros tiempo, es un llamado aún hoy en día a recuperar: Primero, la familia, que seamos capaces de generar ese lazo afectivo y con apego a aquellos miembros con los que compartimos día a día y para quienes realizamos todos los esfuerzos y a través de quienes tenemos esperanzas de lograr establecer un país mejor si logramos trascender con buenas enseñanzas y dejando mejores generaciones; segundo, un reclamo asiduo a recuperar los valores que desde aquellos ayeres se veían desaparecer; y por último, un llamado a revisar nuestro proceder y con apego a que estamos encaminando nuestras acciones.

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