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La Republica


Enviado por   •  3 de Julio de 2014  •  345 Palabras (2 Páginas)  •  226 Visitas

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muerte.

-Pero si alguien -dije yo-, por no ser forzado a reconocer que las

almas son inmortales, se atreve a salir al encuentro de nuestro

argumento y a decir que el moribundo se hace más perverso y más

injusto, en ese caso juzgaremos que, si dice verdad el que eso dice, la

injusticia es algo mortal, como una enfermedad, para el que la lleva en

sí y, por causa de ello, que es matador por su propia naturaleza, mueren

los que la abrazan, los unos en seguida, los otros menos prontamente;

pero de manera distinta a aquella en que mueren ahora los injustos a

manos de los que les aplican la justicia.

-¡Por Zeus! -exclamó él -. La injusticia no aparecería como cosa tan

terrible si fuera mortal para el que la abraza, porque sería su escape de

los males; más bien creo que se muestra como todo lo contrario, porque

mata, si le es posible, a los demás, pero al que la lleva en sí, a ése le

hace estar muy vivo y además bien despierto. Tan lejos se halla, según

parece, de producir la muerte.

-Bien dicho -observé-; en efecto, si la propia perversión y el mal

propio no son bastantes para matar y destruir el alma, el mal ordenado

para otro ser estará bien lejos de destruirla ni a ella ni a cosa alguna

salvo aquella para la que ese mal esté ordenado.

-Bien lejos, como es natural -dijo.

-Y así, si no perece por mal alguno ni propio ni extraño, es evidente

que por fuerza ha de existir siempre; y lo que existe siempre es

inmortal.

-Necesariamente -dijo.

XI. -Esto, pues, ha de ser así -afirmé-; y, si así es, comprenderás que

existen siempre las mismas almas, ya que ni pueden ser menos, porque

no perece ninguna, ni t ampoco más, pues si se produjera algo de más en

los seres inmortales, bien te das cuenta de que nacería de lo mortal, y

entonces todo terminaría siendo inmortal.

-Verdad

...

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