Ocho Primos

LA POROTA

Hernán del Solar

Porota medía apenas 97 centímetros, su nombre era Beatríz María Magdalena de los Ángeles Osorio y Castro Viejo. Este nombre era demasiado largo para su tamaño por eso todo el mundo prefería llamarla Porota.

Ella era una chica rubia, de largas trenzas color de oro, su carita estaba cubierta de pecas, tenía dos margaritas en sus mejillas y su nariz era respingada.

A la Porota le habían amoblado una pieza en el segundo piso de la casa, ella estaba contenta allí. Le gustaba darles migas de pan a los gorriones del patio, decía que había que alimentarlos porque en el cielo, de donde venían, no tenían alimento.

El cuarto de Porota tenía una cama blanca, siempre limpia, una silla pequeñita en un rincón, unos cuantos muebles donde la mamá de Porota guardaba los vestidos de la niña y también había muchos juguetes, pero la más importante era su muñeca de trapo Mimi, quien era su mejor amiga.

Una noche Porota se acostó y, al despertar en la mañana no vio a su muñeca en su camita y comenzó a llamarla. Apareció su mama y le dijo que, seguramente, la había olvidado en otro lugar de la casa pero Porota se acordaba de haberla dejado durmiendo en su cama de juguete la noche anterior.

Llegó el mediodía y el padre de Porota encontró a Mimí en la biblioteca, la niña no recordaba haber dejado su muñeca en ese lugar, la llevó a su pieza y la dejó descansando.

Luego de almorzar Porota volvió a su pieza a jugar con Mimí, le hablaba con mucho cariño y le preguntaba porque la había dejado sola en la noche, estaba en eso y sorprendentemente, la muñeca de trapo comienza a mover sus ojos y a hablar. La muñeca le dice a la niña que nadie debe enterarse que habla y le confiesa su gran secreto, le cuenta que todas las noches mientras todos duermen, ella va de visita a la ciudad de los muñecos de trapo, Porota le pregunta donde queda y la muñeca le responde que a media noche la va a llevar a ese lugar y le explica que la noche de los humanos es para los muñecos el día.

Al llegar la medianoche Mimí despierta a Porota y le dice que vayan al jardín porque a allí las van a pasar a buscar. A las 12 de la noche en punto llega un coche con unos hermosos caballitos de trapo y un cochero.

Porota duerme todo el camino hasta llegar a la ciudad de los muñecos de trapo, allá las esperaban dos soldados de trapo en la entrada. La niña era muy popular en la ciudad, al pasar en el coche todos la observaban desde las ventanas de sus casas. Finalmente llegan a una hermosa plaza de trapo y el coche se detiene frente a un palacio. En el palacio se encontraba el gobernador de la ciudad quien se llamaba Pirulo y era el padre de Mimí.

Pirulo le confiesa a Porota que la ciudad esta siendo atacada por unos horribles vampiros que viven en una juguetería y que matan a los muñecos chupándoles todo el aserrín que tienen el cuerpo y que ella es la única persona que puede ayudarlos y salvarlos.

Porota , Pirulo y Mimí van en coche hacía la juguetería a conocer a los vampiros. La juguetería se encontraba en la ciudad en que vive Porota, allá era de noche. Todos se bajan y entran a la casa pero los vampiros no se encontraban, sólo estaba don Pedro el fabricante de los juguetes quien dormía placidamente. La niña al observar la casa le dice a Pirulo que puede ayudarlos a solucionar sus problemas.

Al

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