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Artistas, clientes y academias de la Edad Moderna


Enviado por   •  21 de Febrero de 2016  •  Biografías  •  2.401 Palabras (10 Páginas)  •  275 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

Bartolomé Esteban Murillo

El redescubrimiento de un genio

Agustín Ruiz Carnero                      

Artistas, clientes y academias de la Edad Moderna                                                                                                                                                                      

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Breve recorrido por la vida del artista nacido en el siglo XVII, y por la valoración y posterior declive que sufrió su pintura en los siglos posteriores


Bartolomé Esteban Murillo

Hoy en día no hay  ningún libro, documento escrito o realizado en formato multimedia de la historia del arte occidental que no incluya, en el capítulo dedicado al arte barroco, dos o tres obras del incomparable Velázquez; también Rivera y Zurbarán suelen estar representados, por lo menos mencionando una obra de cada uno. Tampoco se olvidan artistas internacionales como Caravaggio, o el gran pintor nacido en Amberes Pedro Pablo Rubens. Casi con la misma regularidad con la que estos artistas aparecen en la historia del arte, Bartolomé Esteban Murillo queda fuera de ese grupo selecto de los principales artistas españoles y ya no decir internacionales pertenecientes al siglo XVII. El pintor que antaño fue equiparado con Rafael y con el mismísimo Tiziano se ve ahora relegado al olvido, o por otro lado remitido al grupo de artistas menores bajo los calificativos de superficial y sentimental. En los últimos cien años la fama de murillo ha caído en picado desde unas alturas asombrosas a las que había llegado incluso en vida, llegando a ser nombrado un pintor superior a Velázquez en el siglo XIX. Este decaer empieza a finales del siglo XIX y en cien años Murillo comienza a descender hasta ocupar el lugar que tiene hoy en día, el de un pintor secundario. Una de estas causas es sin duda el público moderno, este ha sido particularmente severo con el arte de murillo. La pintura de temática religiosa, del cual murillo realizo innumerables obras, fue una de las razones por las que este público del siglo XX ha menos preciado al artista sevillano.[pic 3][pic 4]

La historia y la teoría del arte se basan en las variaciones y cambios de los gustos sociales a lo largo de sucesivas generaciones, un ejemplo podría ser el mundo clásico que durante unos siglos fue olvidado de las mentes de los artistas pero en el periodo renacentista se volvió a este periodo. El caso de Murillo es un fascinante ejemplo de estas variaciones y cambios del gusto a lo largo de la historia, como la reputación y valoración de un pintor puede ascender y caer de la forma en que ha ocurrido con el pintor sevillano del Siglo de Oro español.

La fama conseguida por Murillo en vida, fue conseguida ya que rápidamente fue considerado una gran promesa de la pintura. Murillo comenzó a pintar en España a la temprana edad de veinte años, finales de la década de 1630. En esos momentos el pintor que poseía la primacía en el ámbito pictórico era Zurbarán. Pocos años después la joven promesa sevillana consiguió suplantar al pintor extremeño convirtiéndose así en el principal representante de escenas religiosas. Mientras la reputación de Zurbarán decaía al igual que sus encargos, los trabajos y éxitos profesionales de Murillo siguieron en camino ascendente a lo largo de toda su vida, no decayó en absoluto ni pasó penurias por falta de trabajo, incluso cuando la muerte le sorprendió en el año 1682 seguía ostentando esa fama. Incluso podríamos hablar que una vez fallecido Murillo su fama siguió creciendo durante el siglo XVIII, siglo en el que los coleccionistas franceses e ingleses buscaban con ansia sus obras, por las que pagaban altos precios.    

Bartolomé Esteban Murillo es el único pintor español del siglo de oro cuya fama traspaso las fronteras de la Península Ibérica aun en vida del artista y a pesar de unas circunstancias adversas. Por un lado Murillo vivió y trabajo buena parte de su vida en Sevilla. Nunca estuvo en Italia ni salió de Andalucía, exceptuando una breve estancia en Madrid en 1658. Por consiguiente a diferencia de Velázquez, no tuvo ocasión de captar la atención del público internacional realizando trabajos en la corte de Madrid o en Roma. Por otro lado su tendencia dominante a la temática religiosa- vírgenes, santos y figuras bíblicas pueblan la mayoría de sus cuadros, mientras que las escenas de género componen una pequeña parte de su obra- no parecía predecir una buena acogida fuera de las fronteras de su país. Sin embargo, tanto sus cuadros de temática religiosa, como sus obras de género, en las que un mundo infantil aparentemente libre de preocupaciones evoca el Paraíso, no tardaron en despertar el interés de coleccionistas dentro y fuera de España. Las traducciones de El Parnaso español pintoresco laureado (1724), de Antonio Palomino, primero en inglés, luego en francés y finalmente en alemán, dieron a conocer a Murillo en toda Europa. La fama del artista sobrepaso las fronteras del país muchos años antes que Velázquez. Respecto a lo anterior, hasta que los franceses descubrieron a Velázquez y lo bautizaron rápidamente como el precursor de la pintura moderna en la segunda mitad del siglo XIX, Bartolomé Esteban Murillo era el maestro por antonomasia, sobre el que se centraba toda la atención como máximo representante de la escuela pictórica de Sevilla durante el siglo de Oro español y cuyos cuadros alcanzaban los mayores precios en las subastas. Ya durante el siglo XVIII los cuadros de Murillo estaban tan solicitados en el extranjero que Floridablanca, primer ministro del rey Carlos III, dictó una disposición en 1779 que prohibía su exportación. Durante el siglo XIX se produjo en España la mayor difusión de obras de arte españolas. Esta gran difusión estuvo motivada por la dispersión sufrida por las obras durante la Guerra de Independencia contra el ejecito francés de Napoleón y por la Ley de Desamortización del año 1835, la cual no hizo más que aumentar el fervor por obtener una pieza del pintor sevillano. Un ejemplo claro de que durante siglo el prestigio del pintor, ya fallecido, era irrevocable fue una subasta en la que participaron representantes de países importantes como Francia, España, Inglaterra e incluso del zar de Rusia. En la subasta la pieza que se vendía era una de sus inmaculadas de gran tamaño. La subasta batió todos los records de precios que había en ese momento, lo que no deja lugar a dudas de la apreciación que se tenía por Murillo durante este periodo, hasta 1850 primo el criterio de Theophile Gautier como modelo europeo, quien había sentenciado: “Velázquez es el pintor de la tierra y Murillo es el pintor del cielo”.[pic 5][pic 6]

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