Grandma's Boy

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Grandma's Boy

Las abuelitas se alborotan

Por Julio García, Univision Online

Cine Club

Un treintón se dedica a probar videojuegos y en su tiempo libre fuma marihuana. Trabaja con otros nerds, en su mayoría vírgenes y muy infantiles. Cuando va a vivir con su abuela, su vida cambia y las de sus amigos también. Advertencia: no esperes obtener lecciones de vida en esta película. Dependiendo de tus gustos, puede que te rías un poco. Grandma's Boy se estrena el 6 de enero. Consigue aquí tus entradas.

Sin moraleja

Video

Grandmas Boy

Alex (Allen Covert) es un ex contador dedicado ahora a probar videojuegos en una pequeña empresa llena de nerds, Brainasium - una especie de gimnasio cerebral, responsable de un fenómeno mundial, el Eternal Death Slayer. A sus 35 años, Alex está un poco mayorcito para eso, pero es el mejor.

El amigo que vive con él se gasta el dinero de la renta en prostitutas filipinas y el dueño de casa (Rob Schneider en un gracioso cameo) los echa. Alex recurre a su abastecedor de todas las posibles hierbas para fumar (Peter Dante), pero al no poder alojarse donde él, pasa la noche con su compañero de trabajo, el infantil nerd Jeff (Nick Swardson). En medio de la noche, es sorprendido en el baño por la madre de Jeff en una actividad demasiado privada como para describirla aquí y se tiene que ir.

Alex termina yendo a vivir con su abuela, la octogenaria Lilly (Doris Roberts), quien comparte la casa con otras dos ancianas, Grace (Shirley Jones, la mamá de la familia Partridge) y Bea (Shirley Knight). Una serie de malentendidos va conduciendo el argumento hasta una fiesta que raya en la orgía, en la que drogas, alcohol, sexo entre ancianas y jovencitos vírgenes, chimpancés que manejan autos y otras (des)gracias desfilan gratuitamente por la pantalla. Además de un romance entre Alex y la nueva supervisora de Brainasium, Samantha (Linda Cardelini) y una intriga en torno a un juego inédito diseñado por él, Demonik.

Suficientes detalles. Si Grandma's Boy hubiera sido estrenada en los años 60 o principios de los 70, tal vez sería considerada una comedia de época. A estas alturas, no resulta divertido promocionar el consumo indiscriminado de drogas, adornado con el humor más grotesco y sucio posible. Ese es el efecto que consigue está película de la compañía productora de Adam Sandler. Absolutamente ninguna moraleja, ninguna enseñanza, nada positivo, salvo

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