La Dictadura Perfecta.

LA DICTADURA PERFECTA

Hoy en día tenemos innumerables medios de comunicación, pero la televisión sigue siendo sin duda alguna uno de los medios más utilizados, y por lo tanto uno de los medios más influyentes…

En la película se hace una evidente crítica al gobierno y por lo tanto a la política mexicana, que incluso quien no ve la película con fines ajenos al entretenimiento puede percibirla y quien no la ve es porque así lo decide. Donde su trama es la compleja y complicada relación que sostiene el partido en poder y una poderosa televisora, en el cual su central interés es ya sea el poder o el dinero, según sea el caso.

Desde el principio se hace presente en la película la gran similitud con la realidad. Donde el presidente que se sitúa en ella sin duda alguna recrea a nuestro actual presidente, Enrique Peña Nieto, y como este llegó a Los Pinos, en gran parte gracias a la televisora más importante del país, es decir, Televisa. Posteriormente se puede observar cómo se utiliza el método llamado ¨la caja china¨, donde las situaciones que perjudican la imagen que se tiene de ciertas cosas, en este caso, del gobierno, son opacadas estratégicamente por otras de menor importancia para ellos, y generalmente, mayor impacto para nosotros como televidentes. Los que nos lleva a ver cómo la sociedad es manipulada por los medios de comunicación, y al mismo tiempo, cegada de la realidad que se le compete, es decir, la única y verdadera, no la que se hace creer.

Finalmente está en título como tal, ¨La Dictadura Perfecta¨. Se supone que somos un país democrático, donde hay libertad de expresión, igualdad, intervención ciudadana, al igual que pluralismo y tolerancia; aquí la clave está en ¨se supone¨ porque a pesar que es lo que se espera, no es necesariamente verdadero. No hay democracia en su totalidad. Las personas que buscan hablar, que objetan, que hacen evidente su desacuerdo con el gobierno terminan siendo calladas muchas veces de la peor manera, la muerte, por lo tanto no hay libertad, no hay tolerancia. Por esto el pueblo tiene miedo de hablar, no se sabe en quien confiar, y a pesar de que deberíamos hacer el bien no importa que, no es así, no denunciamos por miedo de ser los próximos, y si seguimos así, no habrá ningún cambió, y no podremos objetar porque no hicimos nada para cambiar. Continuando con la libertad de expresión, ¿Realmente somos libres? Al final somos quienes decidimos ¿cierto? Quienes tienen la última palabra, pero cómo ser libres cuando nos establecen una manera de pensar, cuando somos influidos para un fin. Tal vez al final, no somos más que una Dictadura Perfecta maquillada de democracia…

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