La capacidad de hablar, expresar y comunicarnos

La capacidad de hablar, expresar y comunicarnos, es quizás una herramienta de vida a la que deliberadamente rotulamos en otro plano de la realidad, un plano posiblemente ajeno a nuestros pesares cotidianos, y por ende, carente de importancia en relación con la infinidad de situaciones que hacen parte de esta amalgama que denominamos vida; sin embargo, la facultad del lenguaje es de vital importancia en el ámbito del poder, basta con hacer memoria de los discursos  más relevantes y celebres de la historia, para concluir que la retórica es un arma de convencimiento y liderazgo que ha garantizado el éxito de muchos líderes políticos; caso contrario del rey Jorge VI, un heredero tartamudo, carente de carisma y con una evidente debilidad que hacía dudar al pueblo de su capacidad de gobernar.

“El discurso del rey” es una película que va más allá de contar una anécdota trivial en medio de acontecimientos históricos de suma relevancia; es una historia que nos habla de la vulnerabilidad de las figuras ilustres, y que sobre todo retrata una travesía llena de obstáculos prácticos, físicos y emocionales para poder dar un mensaje que genere empatía en una sociedad absorbida por la sombra de la guerra. A lo largo de la historia, vemos relatada de una manera sublime la lucha constante del rey contra su discapacidad, y sobre todo, la persistente intervención de especialistas, que de manera creativa buscan darle una solución procedimental a un problema que trasciende cualquier ámbito físico y se convierte en el talón de Aquiles de nuestro protagonista. Resulta interesante observar desde el punto de vista de un espectador, la relación entre el Dr. Lounge y “Bertie”, ya que el primero, parece ser el único individuo capaz de comprender que la disputa léxica del rey, está estrictamente relacionada con impedimentos psicológicos, barreras traumáticas que necesitan ser derribadas para encontrar la calma y recuperar la confianza de los ciudadanos; De esta manera, nos introducimos en una odisea personal, en la cual los intérpretes de la acción deben implementar diferentes métodos alejados de cualquier herramienta humana y se ven obligados a divagar en los recuerdos del monarca, ya que es allí donde residen las causas fundamentales que le generaron el trauma que posteriormente le negaría la posibilidad de hablar.

Acabada la función, podemos comprender que los obstáculos presentes en la vida del Jorge VI, únicamente fueron superados con esfuerzo constante, el reconocimiento de sus temores, la capacidad de comprensión ajena, el desapego de sus patrones de comportamiento arrogante, y sobre todo, de la compañía fiel y desinteresada de sus hijas, esposa y el tutor heterodoxo que cambiaría el rumbo de su carrera y que le facilitaría las herramientas para convertirse en un personaje icónico, capaz de pronunciar discursos elocuentes y despertar un popurrí de sabores en el corazón de un público ausente y malogrado por los incesantes estruendos de un régimen que utilizaba la oratoria como herramienta de dolor.

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