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Romeo Y Julieta


Enviado por   •  5 de Febrero de 2013  •  5.775 Palabras (24 Páginas)  •  340 Visitas

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Acto Primero

Prologo

(Entra el Coro)

CORO. Dos familias, igualmente dignas y nobles, en la hermosa Verona, donde hemos situado esta escena.

Habían derramado por sus odios mutuos, mucha inculpada sangre que mancho manos inculpadas. Sus inocentes hijos pagaron el precio de estos rencores que tomaron su vida. Sus desafortunados amores con su muerte pusieron fin a su lucha. El triste destino de su amor marcado con la muerte y el odio sostenido de los padres, que solo el fin de los hijos logro aplacar, conforman el presente espectáculo de dos horas de duración. Si le prestan atención, intentaremos con nuestro esfuerzo enmendar sus faltas.

Escena I

Verona. Una plaza publica

(Entran SANSON y GREGORIO, de la casa de Capuleto, armados con espadas y escudos)

SANSON. Gregorio, te digo que no cargaremos con indignidades.

GREGORIO. No, porque de hacerlo nos convertiríamos en burros de carga.

SANSON. Quiero decir que, si nos enfurecen,, sacaremos las armas. ¡Golpeo rápido si me provocan!

GREGORIO. Pero no se te provoca rápidamente.

SANSON. ¡Un perro de la casa de los Montesco me provoca!

GREGORIO. La pelea es entre nuestros amos.

SANSON. ¡Y entre sus hombres! (se ríe)

Me mostrare como un tirano: cuando haya peleado con los hombres, me encargare de las doncellas. Voy a cortarles la cabeza.

GREGORIO. ¿Te encargaras de ellas, o de cortarles la cabeza?

SANSON. Tómalo en el sentido que quieras

GREGORIO. Ellas lo tomaran como lo sientan

SANSON. Es sabido que soy un buen pedazo de carne.

GREGORIO. Se sabe que no eres ningún pescado.

Desenfunda tu espada ahí vienen dos de la casa de los Montesco.

(Entran ABRAHAM y BALTAZAR)

SANSON. Pongamos la ley de nuestro lado. Que empiecen ellos. Me morderé el pulgar y luego veremos como lo toman.

(Se muerde el pulgar)

ABRAHAM. ¿Se burla de nosotros? (gritando) Señor (calmado)

SANSON. (Aparte a GREGORIO) ¿La ley nos apoya si digo que si?

GREGORIO. (Aparte a SANSON) No.

SANSON. ¿Esta buscando pelea, señor?

GREGORIO. ¿Pelea señor? No, señor

SANSON. Porque si eso es lo que esta buscando, yo estoy a su disposición. Sirvo a un amo tan bueno como el suyo.

ABRAHAM. ¿No mejor?

(Entra BENVOLIO)

GREGORIO. (Aparte a SANSON al ver a TEOBALDO que se aproxima)

Dile “mejor”. Ahí viene un pariente del amo.

SANSON. ¡Si mejor, señor!

ABRAHAM. Estas mintiendo.

SANSON. Saquen sus espadas si son hombres. Gregorio, no te olvides de tu golpe demoledor.

(Pelean)

BENVOLIO. (Saca su espada y trata de separarlos)

¡Sepárense idiotas! ¡Guarden las espadas! ¡No saben lo que hacen!

(Entra TEOBALDO)

TEOBALDO: ¿Qué hacen entre estos alces sin cuernos? Mírame Benvolio y mira a tu muerte.

BENVOLIO: Yo busco la paz. Guarda tu espada o úsala para ayudarme a separar a estos hombres

TEOBALDO: ¿Con la espada en la mano y hablando de paz? Odio esa palabra como al infierno, a los Montesco y te incluyo ¡En guardia, cobarde!

(Luchan entra un OFICIAL y tres o cuatro CIUDADANOS armados)

OFICIAL: ¡Garrotes, picas y lanzas! ¡Ataquen! ¡Por tierra con ellos! ¡Abajo los Capuleto! ¡Abajo los Montesco!

(Entra CAPULETO, envuelto en su bata y LADY CAPULETO, su esposa)

CAPULETO: ¿Qué ruido es este? ¡Alcáncenme mi espada!

LADY CAPULETO: ¿Para que pides una espada? Una muleta es lo que necesitas.

CAPULETO: ¡Quiero mi espada! El viejo Montesco se acerca.

(Entra MONTESCO y LADY MONTESCO)

MONTESCO: ¡El villano de Capuleto! (A su esposa) ¡No me detengas! ¡Suéltame!

LADY MONTESCO: ¡No darás un paso en busca de tu enemigo!

(Entra el PRINCIPE ESCALO con su sequito)

PRINCIPE: Súbditos, enemigos de la paz que profanan sus espadas con la sangre de los vecinos. ¿No quieren escuchar? ¿Cómo es esto? Hombres, bajo pena de tortura dejen caer de sus manos sangrientas las destempladas armas y escuchen la sentencia de este Príncipe encolerizado. Tres peleas, surgidas a partir de un comentario, señores Montesco y Capuleto, han perturbado la tranquilidad de nuestras calles. Si vuelven a perturbarnos de nuevo, sus vidas pagaran el precio de la paz. Por esta vez, retírense todos. Capuleto, vendrás conmigo ahora, y, Montesco, te espero esta tarde en la antigua Villafranca, lugar donde se dispone la justicia, para informarte los pasos a seguir. Lo repito: ¡bajo pena de muerte, retírense todos!

(Salen todos menos MONTESCO, LADY MONTESCO Y BENVOLIO)

LADY MONTESCO: ¿Dónde esta Romeo? ¿Lo has visto hoy? Me alegro de que no haya participado de la revuelta.

BENVOLIO: Señora, en el bosque de sicomoros, hoy temprano vi a su hijo.

MONTESCO: Muchas veces se le ha visto uniendo su llanto al roció de la

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