Un sórdido requiem

JHANN CARLO FLOREZ GORDO  20161144937

UN SÓRDIDO REQUIEM

Bajo el título de “Requiem For A Dream”, una película estadounidense del año 2000 y adaptada del libro homónimo,  el director Darren Arofnosky  ilustra los pasajes más desoladores y sofocantes que someten la vida de cuatro personas encontradas en el camino de la adicción. Los motivos de cada desorden pueden ser diferentes, una meta, un escape, pero la falsa esperanza y el decrescendo en la voluntad humana ante el caos disfrazado de ensueño que viven los personajes, permiten llegar a las últimas estancias en la degradación de un adicto.

En la misma ciudad viven Harry, su madre (Sara), su novia (Marion) y su mejor amigo (Tyrone). Tras un episodio crítico en el que Harry empeña el televisor de su madre para conseguir droga, este se va de la casa; es un adicto pero le ha surgido un sueño: vendiendo drogas con su amigo, otro adicto, planea conseguir tanto dinero como para tener siempre droga y apoyar en la monta de un negocio a su novia, adicta pero autentica diseñadora de ropa. En tanto, su madre ha ganado la participación en un concurso de tv y para aparecer en este se empeña en adelgazar y conseguir el cuerpo esbelto que una vez tuvo.

De cuatro de las estaciones del año, los sucesos ocurren en tres, verano, otoño e invierno. Como si de una metáfora se tratase el verano es la mejor época, se ponen en marcha los planes de cada uno y todo sale bien. No obstante,  con la llegada del otoño y como la caída de las hojas que predice, los obstáculos y el hoyo de los efectos de las drogas se hacen mayores, todo parece confabularse en la creación de un infierno, los sueños tambalean; el mensaje es claro, las drogas crean un mundo irreal que exige un pago cada vez mayor, la propia vida. Así llega el invierno, golpeando más fuerte que nada; todos tocan fondo y las consecuencias negativas son las máximas, las drogas llevan al réquiem…

La película es excelente, si bien el hilo argumentativo no es muy complejo. A lo largo de esta se ha explorado en lo más recóndito de las adicciones con un desarrollo excepcional de algunos personajes, aunque superficial de otros. Cada caso tratado se presenta como un paradigma de la cruda realidad de nuestros tiempos, que de por sí muchos ignoran pero que está vigente, he ahí el sentido de discurso moralista que hallo en la cinta y que me parece muy destacable: las drogas, de no ser controladas, llevan al réquiem del ser en una forzosa despedida que le arrebata todo y sepulta los sueños, o que lo sepulta en ellos, siempre alejándolo de la realidad.  

Por último, no cabe lugar para olvidar la gran labor de la banda sonora de la película, que le da un toque perfecto de drama y  que hace de varias de las escenas momentos de alta tensión, de por sí desgarradoras, agobiantes, desconcertantes, e incluso indigestas pero profundas y eclipsantes -que es poco probable dejen a alguien indiferente a tal carga de emociones -.

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