Acabamos de aprender en el capítulo pasado que en el mundo de los mercados perfectos

Acabamos de aprender en el capítulo pasado que en el mundo de los mercados perfectos, todo cambia para mejor. Sabemos que este tipo de mercados es completamente eficiente y que produce resultados impecable en todos los "aspectos’’, Cada uno de los problemas Que  aparecen se soluciona de forma rápida, o al menos así sucede con Aquellos relacionados con la distribución de bienes y servicios.

Todo esto suena bien, pero entonces, ¿Por qué todos los días en la avenida Gonzalitos hay embotellamientos y tráfico de una hora minimo cuando una persona va hacia su trabajo o escuela? es todavía peor si consideras que esa cantidad de horas que estamos sentados en medio del tráfico representa una significativa pérdida de productividad o de tiempo libre. ¿Dónde está el mercado perfecto en esta situación? La respuesta obvia es que, por supuesto, no existe un mercado perfecto ni ningún otro para conducir por las calles o en cualquier situacion. Los mercados perfectos solo existen para los productores y a veces para los consumidores, pero no para terceras personas.

Por ejemplo el autor del libro nos habla que el se considera una persona feliz pero hay ciertos aspectos en su vida que le enfurece y que ojala pudieran ser diferentes. El Desearía no tener que gastar tanto dinero actualizando el software de su ordenador cada dos años. Desearía poder confiar en que sus médicos le den el tratamiento adecuado cuando está enfermo. Desearía que las calles de su ciudad no estuvieran atascadas por el tráfico y llenas de contaminación.
Estas tres quejas personales, aunque comunes, se corresponden con los tres aspectos fundamentales en los que los mercados no están a la altura de los elevados ideales de perfección a que hacíamos lugar en el capítulo pasado.

Los mercados no logran funcionar correctamente ante el poder de la escasez, como vimos en el capítulo dos. Ése es uno de los problemas que se suscitan al comprar software: el mercado está bajo el dominio de una sola empresa, Microsoft, que tiene un poder enorme para fijar precios altos. Los mercados tampoco logran funcionar adecuadamente cuando quienes han de tomar las decisiones no cuentan con toda la información necesaria. Cuando una persona acude al médico, no tiene ni idea acerca de que le estén dando un tratamiento correcto, por ejemplo yo tengo amigos enfermeros y paramédicos que me dicen que en el HU no hay suficientes guantes y les faltan muchos recursos, así una persona común no tiene idea de como se le esta dando un buen tratamiento y conlleva a una desconfianza y puede causar algún problema.
Por último, los mercados no funcionan bien cuando algunas personas toman decisiones que afectan a terceros: cuando un conductor compra gasolina en una estación de servicio es un acto subconscientemente egoísta porque está muy bien tanto para el conductor como para la estación de servicio pero no sucede lo mismo con los terceros ajenos, incluyendo a los otros conductores, que tienen que respirar el monóxido de carbono resultante.

Estos tres grandes problemas se denominan ‘’fallos del mercado’’ el poder de la escasez, la falta de información, y el tema que trata este capítulo: las decisiones que generan efecto colaterales para terceros. Los economistas se refieren al efecto colateral como una externalidad, ya que se encuentra fuera del ámbito de la decisión original.

El mercado libre no puede proporcionar una solución al problema del tráfico, ya que cada conductor que se mete en su coche proboca sufrimiento en el resto de las personas. Los efectos externos de la gestión y de la contaminación son importantes desviaciones del mundo de la verdad». En ese mundo, cada acto de comportamiento egoista acaba revirtiendo en el bien común.

: me compro egoistamente, ropa interior porque quiero, pero al hacerlo transfiero recursos a manos de los fabricantes de ropa interior y no perjudico a nadie. Los trabajadores textiles en China, donde se fabrica esa ropa, buscan, motivos puramente «egoístas», el mejor de los trabajos; mientras los fabricantes buscan, por las mismas razones «egoístas», los empleados más capacitados. Y todo esto opera en beneficio de todos: los ductos se fabrican por si sólo si las personas los desean y sólo los fabrican personas más adecuadas para realizar ese trabajo. Los motivos egocéntricos son puestos a actuar en aras del beneficio de todos.

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