El Deber

Muchas veces cuando nos hemos encontrado en situaciones en las que ciertas inclinaciones propias de la existencia humana, se han visto en contraposición con nuestra razón, que busca dar sentido a nuestras acciones. Confrontaciones entre lo que tenemos que hacer y lo que queremos hacer. Ante estos casos, surge en nosotros, la interrogante sobre: ¿Cuál sería lo correcto? Es así como se da lugar a la idea de un compromiso moral en la sociedad, de ciertos mandatos, producto de nosotros mismos, de la naturaleza en la que vivimos, de la subjetividad religiosa, o producto de las mismas leyes éticas que nosotros hemos impuesto en ella, los valores. Es de esto, de donde deriva la idea en nosotros de deber.

El deber es una idea que ha ido evolucionando en su concepción desde la antigüedad y la edad media. Es hacia ésta época donde la preocupación era principalmente sobre lo que es debido, más allá de la idea sobre lo que debamos hacer. El epicureísmo centra su atención por un momento a ésta idea, cundo se refiere a vivir de acuerdo a la naturaleza, según la idea del bien moral. Esto es también vivir de acuerdo a la razón, pues es a lo que ellos llamaron razón universal que es la que rige todo el orden de la naturaleza, vivir en armonía con ella, de esta forma, debemos actuar según lo que manda nuestra razón, que enmarca principalmente a atender los conflictos que se generan en nuestra interacción con la naturaleza, inherentes a nuestra relación con la sociedad. Es a esto que llamaron deber. Para ellos la concepción del deber, se reducía simplemente a lo que la razón dictaba en virtud a la prospera relación del individuo en la naturaleza, es decir, la realización del deber sin la consideración de prejuicios humanos. Más adelante veremos que la concepción del deber evoluciona y alcanza su máxima expresión con Kant.

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