LA GLOBALIZACION UN MURO DE EXCLUSION SOCIAL

LA GLOBALIZACION UN MURO DE EXCLUSION SOCIAL

“La globalización arrastra las economías a la producción de lo efímero, lo volátil mediante una reducción masiva y generalizada del tiempo de vida útil de productos y servicios, lo precario (trabajos temporarios, flexibles, de tiempo parcial)”

Vivimos en un contexto en el cual se crean miles de necesidades que deben ser cubiertas para satisfacer nuestro ser, y con los cambios organizacionales, sociales, políticos o tecnológicos se acelera este proceso, por lo que estamos en un continuo cambio evolutivo y este a la vez nos encierra en diversos mundos a los que queremos pertenecer, muchas veces no lográndolo y creamos desolación e inconformidad. Debido a todo esto podemos decir que también buscamos abarcar distintos lugares y estar en un constante movimiento en busca de felicidad, llegando a lugares nunca antes explorados.

Nuestra sociedad es una sociedad de consumo. En su etapa industrial era una “sociedad de producción”, usaba sus miembros como productores y soldados. Pero en su actual etapa moderna tardía ya no necesita sus ejércitos industriales y militares de masas; necesita consumidores. La formación que brinda la sociedad contemporánea a sus miembros está dictada por el deber de cumplir la función de consumidor.

Entonces podemos decir que la tecnología está abarcando o por decirlo así ocupando nuestros lugares de trabajo y nos retira de este lugar en la organización para ser parte de un consumidor potencial con ganas de llenar muchas necesidades y expectativas; de los cuales estaremos conformes por un determinado espacio de tiempo que posteriormente nos dejara en un estado de espera y ansiedad consumista.

La plaga de la sociedad de consumo es que para consumir se necesita tiempo. Hay una correspondencia en el “ahora” como compresión del tiempo por la tecnología y la lógica de la economía orientada hacia el consumo, de acuerdo a la cual, la satisfacción del consumidor debe ser instantánea de dos maneras. El bien consumido debe causar una satisfacción inmediata; pero la satisfacción debe terminar “en seguida”, es decir, apenas pasa el tiempo necesario para el consumo. Un tiempo mínimo indispensable.

Esto nos brinda una orientación de que la globalización nos está generando una necesidad inmediata, establece sus parámetros, que , como, cuando y donde puede afectar al individuo como tal, logrando dependencia a los productos y generando insatisfacción e inconformidad a largo plazo, interfiriendo en el tiempo y reduciendo expectativas de estos bienes o servicios; para lograr esta reducción necesaria del tiempo, los consumidores no deben fijar su atención ni concentrar su deseo en un objeto durante mucho tiempo. La cultura de la sociedad de consumo no es de aprendizaje sino de olvido. La regla del juego consumista es la emoción de una sensación nueva e inédita. Los consumidores son, acumuladores de sensaciones, coleccionistas de cosas sólo en un sentido secundario, como subproducto de lo anterior. Para aumentar la capacidad de consumo, jamás se debe dar descanso al consumidor. Hay que mantenerlo despierto y alerta, exponerlo constantemente a nuevas tentaciones para que permanezca en un estado de excitación perpetua y de insatisfacción permanente.

Es aquí donde se genera dependencia y se crea entes los cuales están a la espera de nuevas tendencias, y otros a la espera de buscar en otros espacios o lugares su satisfacción, “vagabundos y turistas; el vagabundo es el otro yo del turista. Tanto el vagabundo como el turista son consumidores, pero el vagabundo es un consumidor defectuoso. El mundo sin vagabundos es la utopía de la sociedad de los turistas. La obsesión por “la ley y el orden”, la criminalización de la pobreza, los ataques recurrentes a los programas de bienestar social son ejemplos para llegar a esa utopía. Pero los dos

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