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La Globalizacion En América Latina

sramirez18 de Septiembre de 2012

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La Globalización en Latinoamérica

Las malas decisiciones

La crisis financiera internacional vuelve a poner de manifiesto la vulnerabilidad de América Latina frente a los acontecimientos internacionales. Aún no se han recuperado los niveles de vida anteriores a la década perdida de los años ochenta cuando otra crisis financiera desencadena una onda recesiva que agravará la pobreza, la inseguridad y la exclusión que caracterizan a la realidad latinoamericana.

Los vínculos con el entorno externo han oscilado siempre en el desarrollo de América Latina. La formación de capital, el cambio técnico, la asignación de recursos, el empleo, la distribución del ingreso y los equilibrios macroeconómicos están, en efecto, fuertemente influidos por las relaciones con el sistema internacional. La globalización plantea interrogantes fundamentales de cuya resolución dependen el desarrollo y la integración latinoamericanas. En otros términos, la respuesta al dilema del desarrollo el mundo interrelacionado constituye el primer desafío que debe resolver la política económica de nuestros países.

Las buenas respuestas a la globalización permiten que las relaciones externas impulsen el desarrollo sostenible y fortalezcan la capacidad de decidir el propio destino. Las malas respuestas producen situaciones opuestas: fracturan la realidad interna, sancionan el atraso y la subordinación a decisiones ajenas. Los resultados de las buenas y las malas respuestas son comparables: se reflejan en el crecimiento, el bienestar y los equilibrios macroeconómicos.

En América Latina, en el largo plazo, han predominado las malas sobre las buenas respuestas a la globalización. De allí la persistencia de los problemas del subdesarrollo y de los graves problemas sociales prevalecientes. Ahora, una crisis financiera vuelve, en escala ampliada, a confrontar a América Latina con sus dilemas históricos.

El análisis de estas cuestiones requiere distinguir entre los hechos reales de la globalización y ciertas ficciones difundidas acerca de la misma. La crisis financiera actual agrava los problemas y plantea a nuestros países la alternativa de subordinarse pasivamente a acontecimientos fuera de su control o recuperar la gobernabilidad de sus economías para impulsar el desarrollo sostenible y elevar el bienestar. Las buenas respuestas a la globalización no son fáciles pero son posibles. La integración de América Latina fortalece nuestra capacidad de responder mejor a los desafíos del orden global y afianzar la capacidad de decidir el propio destino.

Globalización: real y virtual

Desde el fin de la segunda guerra mundial, los avances científico-tecnológicos han profundizado y transformado las relaciones entre los países. La globalización no es un hecho nuevo, pero actualmente ahora tiene dimensiones diferentes y más complejas que en el pasado. El crecimiento del comercio mundial se concentra actualmente en los bienes de mayor valor agregado y contenido tecnológico. Regiones importantes de la producción mundial se realizan dentro de las corporaciones transnacionales y sus filiales en el resto del mundo. El comercio y las inversiones privadas directas han adquirido un mayor peso en la actividad económica de los países.

Esta globalización real refleja los cambios en la tecnología, la acumulación de capital y la aptitud de las economías nacionales para generar ventajas competitivas. La globalización real es un proceso de largo plazo que se aceleró a partir de la difusión de la revolución industrial en el siglo XIX y adquirió nuevo impulso en la segunda mitad del XX.

La globalización virtual se refiere a la transacción de valores y al procesamiento y circulación de datos e imágenes. Abarca los extraordinarios avances y baja de costos en la transmisión de imágenes e información y en la esfera financiera. Detengámonos brevemente en esta última. Las posibilidades de generar ganancias arbitrando diferencias entre tasas de interés, tipos de cambio variaciones de precios en los mercados inmobiliarios y bursátiles, atraen la mayor parte de las aplicaciones financieras. La especulación es un escenario para ganar (y perder) dinero, a menudo mucho más importante que el de la inversión y la aplicación de tecnología para la producción de bienes y servicios. A diferencia de la globalización en la esfera real, la globalización financiera, tal cual se conoce ahora, es un fenómeno esencialmente contemporáneo.

En el pasado, las finanzas internacionales promovieron y acompañaron, no sin sobresaltos pasajeros y algunos extraordinarios episodios especulativos, el crecimiento de la economía mundial. En la actualidad, la globalización financiera se ha convertido en un fenómeno en gran medida autónomo y de una dimensión y escala desconocidos en el pasado. El crecimiento de la actividad financiera internacional es espectacular y mucho mayor que el de la economía real.

El mercado de derivados también ha crecido rápidamente. Dada la magnitud de las operaciones financieras internacionales se comprende que los mercados de divisas hayan alcanzado proporciones extraordinarias.

En un escenario global. en el cual los movimientos de capitales se realizan con toda libertad, las autoridades monetarias son prácticamente impotentes para controlar los ataques especulativos y reducir la volatilidad de los mercados. El problema no es inherente a la naturaleza de los mercados. Es el resultado de la decisión política de los países centrales de desregular la actividad financiera.

Los mercados periféricos son particularmente sensibles a los cambios del mercado monetario de Estados Unidos y las otras economías principales. Las variaciones en la oferta y demanda de dinero y en las tasas de interés en los centros se reflejan, ampliadas, en los movimientos de fondos hacia la periferia. Cuando hay un exceso de oferta y baja la tasa de interés en aquellos, los operadores buscan mejorar su rentabilidad colocando capitales en países cuyos rendimientos son superiores, aunque también sus riesgos. La ausencia de criterios rigurosos de evaluación de riesgo induce a aumentar de manera imprudente las colocaciones en países que soportan burbujas especulativas y el deterioro de sus pagos internacionales, como sucedió en varios países de Asia hasta el estallido de la crisis actual.

En sentido contrario, el cambio de expectativas o de la situación monetaria en los centros puede desencadenar una salida masiva de capitales. La reacción de los mercados financieros globales contagia a los residentes y suele provocar, simultáneamente con el retiro del crédito externo, la fuga de capitales nacionales. En tales circunstancias, se desencadena una crisis de grandes proporciones en los países deudores.

La periferia es así mucho más vulnerable a la volatilidad delos mercados financieros globales. Además, registra costos más altos que en los tomadores de recursos en los países desarrollados.

Globalización selectiva y financiera

La Globalización dista de ser total en la producción y el comercio mundiales. Los países desarrollados protegen sus mercados en productos que consideran vulnerables, como los agrícolas, los textiles y el acero. Existen, al mismo tiempo, restricciones a las migraciones internacionales de personas. La globalización es, por lo tanto, selectiva y abarca las esferas en que predominan los intereses de los países más avanzados. La globalización está enmarcada por un sistema de reglas establecido por los centros de poder mundial. Las normas de carácter multilateral son preferibles a las que surgen del trato bilateral entre los países. De todos modos, los acuerdos en materia de comercio, propiedad intelectual y régimen de inversiones privadas directas, administrados por la Organización Mundial de Comercio (OMC), privilegian los intereses de los países centrales.

La globalización de la producción y el comercio es parcial y selectiva. En la esfera financiera, en cambio, es prácticamente total. Existe, en efecto, un mercado financiero de escala planetaria en donde el dinero circula libremente y sin restricciones. La desregulación de los movimientos de capitales y la insistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que los países de la periferia abran sus plazas, reflejan los intereses de los operadores financieros de las economías desarrolladas y sus redes en el resto del mundo.

La política globalizada

En resumen, la globalización es en parte un proceso político dentro de la esfera de decisión de los estados nacionales más poderosos y de las organizaciones económicas y financieras multilaterales (OMc, FMI y Banco Mundial), en cuyo seno el Grupo de los Siete tiene una influencia decisiva.

En las finanzas, la dimensión política de la globalización es relativamente más importante que en las esferas reales de la economía mundial. El peso político de los intereses financieros se explica por su magnitud y, también, por la ampliación del número de personas, particularmente en Estados Unidos, que canalizan sus ahorros en mercados en buena medida especulativos. En 1 997, las inversiones de los bogares estadounidenses en acciones representaban casi una vez y media su ingreso disponible.

La globalización resulta, pues, de la coexistencia de factores económicos y de marcos regulatorios que reflejan el sistema de poder prevaleciente en las relaciones internacionales.

Al mismo tiempo, se carece de acciones solidarias multilaterales

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