Luis Rubio, ingeniero industrial, era Gerente de Producción de una de las plantas de ELECTRISA

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Luis Rubio, ingeniero industrial, era Gerente de Producción de una de las plantas de ELECTRISA, empresa dedicada a la fabricación de componentes eléctricos para las industrias del automóvil y de electrodomésticos más importantes del país. Rubio venía ocupando este cargo desde hacía más de veinte años. Siempre le había gustado su trabajo y la empresa en la que prestaba sus servicios, por lo que había rechazado en varias ocasiones otras ofertas aparentemente más tentadoras. Sin embargo, en los últimos meses, venía sufriendo una serie de problemas que hacían su situación incómoda en el puesto.

Una tarde, mientras tomaba una copa con un colega, le comentaba sus problemas:

• No sé qué pasa últimamente en mi trabajo. Nadie parece saber lo que quiere. Constantemente recibo presiones de la Dirección General, del Departamento Comercial y de los de Investigación y Desarrollo para agilizar la producción de los pedidos o para presentar los prototipos de los nuevos modelos. Yo soy un técnico y siempre he insistido en la importancia de la calidad de nuestros productos. Mis supervisores y operarios saben que nuestra empresa es líder en el sector porque hacemos los mejores componentes eléctricos del país. Sin embargo, la precipitación en el trabajo a que me están obligando incidirá en la calidad de los productos y ya se viene notando un aumento de los productos defectuosos cuando presiono a la gente a trabajar más rápido.

Ese mismo día, Mateo Gómez, el Director Comercial de ELECTRISA, celebraba una reunión con Juan Reina, el Director General de la empresa, y le exponía sus quejas respecto a la lentitud de la producción:

• Vamos a perder importantes clientes si no conseguimos agilizar la entrega de nuestros pedidos. Los fabricantes a los que servimos componentes necesitan contar con ellos en el plazo prefijado, sin demoras. Sin embargo, Rubio siempre pone pegas en este aspecto y no consigo que comprenda que hoy día cualquiera puede fabricar productos casi tan buenos como los nuestros, pero que si lo hacen más rápidamente se llevarán los clientes. Hace veinte años, la superioridad técnica era determinante del éxito en nuestro negocio. Pero hoy día, con la competencia de los países orientales, el tiempo es un factor fundamental y yo no puedo negociar un pedido si no garantizo una fecha de entrega y la cumplo.

El Director General asentía a las protestas de Gómez, aunque comprendía la posición del Gerente de Producción. No obstante, le prometió a Gómez que se ocuparía del tema.

Juan Reina estuvo algunos días reflexionando sobre el problema que existía con la planta de producción. Ya había presionado anteriormente varias veces a Rubio para que imprimiera un ritmo más rápido a la fabricación, aunque no había encontrado una respuesta satisfactoria, ya que el Gerente de Producción insistía en que no se podía trabajar bien bajo presión. Así pues, concluyó que el problema exigía un planteamiento distinto.

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