Superestructuras
Fer UrdanizApuntes15 de Julio de 2022
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5. Superestructuras
Para finalizar provisionalmente la discusión sobre los diferentes tipos y niveles de estructuras textuales, vamos a dedicarnos a una serie de estructuras globales especiales, a las que denominaremos
superestructuras. Dado que para estas estructuras todavía no se ha acuñado un concepto generalizado y obligatorio, también podría emplearse el término «hiperestructura». para evitar evidentes posibilidades de confusión, mantendremos el término macroestructuras semánticas para la explicación del significado global —del objeto del texto—, e introduciremos las superestructuras como concepto nuevo.
La manera más sencilla de ilustrar las superestructuras es hacerlo a través de una narración. Una narración puede tratar de un tema determinado, p. ej., de un robo. además del hecho de que el texto posea este tema global, tiene a la vez la característica global de que se trata de una 'narración'. después de haber escuchado o leído una narración, sabemos que se trata de una narración y no de un anuncio o una conferencia. Ahora bien: para demostrar que el tema o el objeto y la típica estructura narrativa son independientes entre sí. diferentes tipos de textos se diferencian todos entre sí, no sólo por sus diferentes funciones comunicativas y, por ello también, por sus funciones sociales, sino que además poseen diferentes tipos de construcción. Denominaremos superestructuras a las estructuras globales que caracterizan el tipo de un texto. Por lo tanto, una estructura narrativa es una superestructura, independientemente del contenido (es decir: de la macroestructura) de la narración, aun cuando veremos que las superestructuras imponen ciertas limitaciones al contenido de un texto. Para decirlo metafóricamente: una superestructura es un tipo de forma del texto, cuyo objeto, el tema, es decir: la macroestructura, es el contenido del texto.
Aunque no existe una teoría general de las superestructuras, sí se conoce una teoría sobre determinadas superestructuras, particularmente sobre la narración y la argumentación. Por esta razón no podemos ofrecer una teoría general, sino que hemos de limitarnos a una serie de observaciones sobre las hipotéticas características de estas estructuras.
Las superestructuras y las macroestructuras semánticas tienen una propiedad común: no se definen con relación a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino para el texto en su conjunto o para determinados fragmentos de éste. Esta es la razón por la que hablamos de estructuras globales, a diferencia de estructuras locales o micrOestructuras en el nivel de las oraciones.
Las superestructuras no sólo permiten reconocer otra estructura más, especial y global, sino que a la vez determinan el orden (la coordinación) global de las partes del texto. Así resulta que la propia superestructura debe componerse de determinadas unidades de una categoría determinada que están vinculadas con esas partes del texto previamente ordenadas. La expresión formal sería la siguiente: una superestructura se plasma en la estructura del texto (como la hemos construido hasta ahora). Es decir que la superestructura es una especie de esquema al que el texto se adapta. Hay que dominar las reglas en que se basan las superestructuras, y estas reglas pertenecen a nuestra capacidad lingüística y comunicativa general. Por consiguiente supondremos que como mínimo una serie de tipos de superestructuras posee un carácter convencional, es decir que la mayoría de hablantes de una comunidad lingüística las conoce o reconoce.
Una superestructura es un tipo de esquema abstracto que establece el orden global de un texto y que se compone de una serie de categorías, cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas convencionales. Esta característica produce un paralelismo con la sintaxis, con la que describimos una oración (no en balde hablábamos de una 'forma textual'). La formulación sugiere, para este tipo de sistemas semióticos abstractos, un procedimiento que funciona análogamente a la gramática y la lógica. Esto requiere, en primer lugar, que formulemos (i) una serie de categorías para las diferentes superestructuras y (ii) una serie de reglas mediante las que pueden combinarse las categorías entre sí. Además de estas categorías y reglas que generan las estructuras básicas elementales de los distintos sistemas (es decir: que los describen explícitamente) también conocemos reglas que relacionan estas estructuras entre sí o que las combinan. Se trata de las reglas de transformación.
De la misma manera también veremos que en la estructura narrativa 'canónica', por ejemplo en la literatura, a menudo tienen lugar ciertas modificaciones. Estas modificaciones tienen, el mismo status que las operaciones retóricas: A D J U N C I O N , COMISION, I N V E R S I O N y : S U S T I T U C I O N . Por lo demás, en el nivel formal de la descripción surge una serie de problemas. Incluso si tuviéramos una 'sintaxis' elemental para un determinado sistema de superestructuras, nos haría falta una semántica que aportase el 'contenido', el 'significado', la 'referencia' o la 'función' a las estructuras.
Dado el carácter abstracto de las superestructuras se nos plantea la cuestión de cómo se manifiestan concretamente. Esta manifestación sólo puede producirse indirectamente, dado que las superestructuras forman parte de sistemas secundarios. Para la descripción textual, por ejemplo, esto supone que nos encontramos con ciertas limitaciones o regularidades que como tales no se producen sobre una base gramatical. Admitimos además que este sistema no sólo establece la estructura textual en abstracto, sino que los hablantes lo conocen y pueden aplicarlo adecuadamente. Por lo tanto, un hablante debe ser capaz de producir y de interpretar textos de acuerdo a este sistema.
Si un sistema de este tipo es convencional, se podrá deducir, entre otras cosas, que un hablante puede establecer grosso modo una diferencia entre los textos que manifiestan una superestructura 'correcta' y aquellos en los que esto no se produce.
Una teoría de las superestructuras debe tematizar determinadas particularidades del comportamiento lingüístico de los hablantes; y la teoría realmente lo hace al postular un sistema convencional de categorías y reglas que parcialmente también co-definen este comportamiento. La 'existencia' de un sistema de superestructuras puede también explicarse, además de por medio de esta observación sistemática de expresiones, textos y demás usos de la lengua, sobre la base de la aplicación o calificación más o menos consciente del propio hablante.
Si hablamos de que los hablantes 'conocen' un sistema de reglas implícitamente y que lo aplican, ello significará que este sistema debe poseer una base psicológica en forma de reglas/procesos, categorías, etc., cognitivos. Sin embargo, no significa que una teoría formal, que genera superestructuras de textos, deba coincidir con una teoría de los procesos cognitivos de la elaboración de textos, es decir, de la producción y la interpretación de superestructuras. Una teoría cognitiva no sólo debe explicar cuáles representaciones de superestructuras tenemos en nuestra memoria, sino también cómo se producen en un determinado proceso de interpretación. No obstante, en una teoría más abstracta se asigna una determinada superestructura como un todo a un texto en virtud de determinadas reglas de reproducción, por lo que quedan fuera de toda consideración aquellas estrategias concretas que un hablante emplea para una construcción lo más eficaz posible de una representación de superestructuras.
Finalmente cabrá preguntarse hasta qué punto las superestrucluras realmente son una propiedad general de los textos. Si bien ya hiremos mencionado una serie de ejemplos, como la narración, la argumentación y el poema, no puede deducirse de ello que todos los textos posean una superestructura. También los textos de una sola liase o incluso de una sola palabra caen bajo esta categoría (por ejemplo, la orden «¡Ven!»). Unos problemas parecidos también surgieron durante la observación de las macroestructuras semánticas.
Sin embargo, en este caso resulta que las micro- y macroestructuras I Hieden muy bien coincidir, mientras que podemos suponer que todo texto coherente tiene un 'tema' global, es decir, una macroestructura, uinque sólo se exprese con una frase.
No obstante, es posible que las superestructuras específicas, como por ejemplo un esquema narrativo, impongan ciertas limitaciones a lu forma de un texto.
Hay que distinguir entre diferentes tipos de superestructuras. Una primera división puede llevarse a cabo si tomamos como base aquellas estructuras que componen un sistema primario (por ejemplo, la lengua natural), en el que se manifiestan las superestructuras.
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