Fobias

Fobias, por qué sin-tómas.

Por: Luz Estefanía Ramírez López

Chemama describe la fobia como un síntoma, que se caracteriza por la presencia de “ataque[s] de pánico ante un objeto, un animal, una disposición del espacio, que actúan como señales de angustia” (1995, p: 166).  Pero si no queda claro porqué se define como síntoma, es mucho más complejo comprender las fobias.

Tomando en cuenta la teoría Freudiana, encontramos que la fobia tiene ciertas características que permiten entenderla como síntoma. Para empezar, ésta es posible únicamente cuando se produce una represión que permite separa el principio de placer con el principio de realidad (Pontalis) debido a la pérdida de un objeto. La búsqueda del objeto perdido da lugar a una regresión a determinadas etapas. Pero como la represión sigue operando, el acceso a etapas que producen cierta satisfacción no es tan sencillo por lo que hay un desplazamiento y una proyección de las representaciones antes reprimidas (Donzino, 2008).

Podríamos decir que se establece un acuerdo en donde hay ciertas representaciones que logran vencer la represión con la condición de ser transformadas. Para Freud el ejemplo privilegiado de la Fobia es el caso Juanito, en él encontramos a un niño que se encuentra en el Complejo de Edipo, con una serie de sentimientos ambivalentes hacia sus padres y ante la Angustia de castración por parte del padre. Para Donzino, las fobias que se presentan  en la fase fálica son fobias “Juanitas” ya que son producto de un conflicto intrapsíquico relacionado con la angustia de castración. Y las fobias universales emergen durante movimientos y reorganizaciones pulsionales. En ambas nos encontramos en un conflicto intrapsíquico que se soluciona a partir de los mecanismos señalados anteriormente.

Ahora bien, la angustia se produce ante la carencia de un objeto. Podemos hablar de la carencia de un objeto porque hace falta, ya no está situado donde solía estarlo. Entonces, ¿por qué se puede hablar de una fobia durante la infancia? Precisamente porque es en la infancia donde las faltas son estructurantes, es decir, el psiquismo del niño se va a constituir ante la diferenciación entre él y la madre que es posible cuando se diferencia a otro diferente a mí rompiendo la percepción indiferenciada que tiene el bebé al nacer.

Encontramos también que a pesar de que la huida se observa en aspectos externos (caballos, arañas, alturas, etc.), se huyen de conflictos y deseos internos como el caso de Juanito que huye del caballo de una manera tan grave, como si no pudiera escapar porque huye de sus deseos de agresión hacia el padre, así como del miedo que le produce la posibilidad de castración.  

Porqué la fobia como síntoma, porque ante la imposibilidad de recuperar un objeto perdido (tenerlo, tomarlo) y ante la imposibilidad de asimilar (asir, tomar) los deseos y conflictos intrapsíquicos de se genera un conflicto que suscita la fobia para equilibrar la lucha intrapsíquica. Podríamos decir que el temor que se proyecta ante un objeto externo, es un temor ante afectos o representaciones internas las cuales con imposibles de asir, sólo podemos aproximarnos a ellas a partir de lo desplazado y proyectado.

Por otra parte, como Benítez menciona, la fobia es una encrucijada que produce tensión entre el sujeto y la relación con otro. Ya que participa en la construcción de un espacio que delimita el territorio del yo con el territorio del otro. Ésta es una situación que estructura pero también amenaza ante la falta del otro.  Por ello define al objeto fóbico como agente de castración que separa al niño de su madre así como de la posibilidad de ser devorado por el otro. Esta una postura Lacaniana permite aproximarse a la fobia desde un punto de vista que aunque pareciera más externo nos llama hacia la constitución del yo.

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