Galton. El Genio Hereditario.

INTRODUCCIÓN

● BIOGRAFÍA

Francis Galton nació el 16 de febrero de 1822 en Duddeston, Gran Bretaña; era el primo trece años menor de Charles Darwin. Pertenecía a una familia de tradición cuáquera, de éxito en el país, donde se encontraban afamados médicos, científicos y comerciantes. La gran fortuna que atesoraba su padre le proporcionó una gran calidad de vida y facilidad para tener unos buenos estudios.

Desde muy temprana edad se mostró brillante, siendo capaz de leer complejos textos y comprenderlos. A esta precocidad intelectual él mismo la consideraría más tarde una herencia genética excelente. Siendo niño pasó por un gran número de colegios. Mientras estaba en el King Edward's School de Birmingham, se quejó a sus profesores de que la enseñanza tenía demasiadas letras y poca ciencia.

Al igual que su primo Charles Darwin, fue forzado a estudiar medicina hasta que realizando prácticas en el Hospital General de Birmingham, donde también consiguió estudios en matemáticas y estadística, decidió que la medicina no era su vocación.

En 1839 comenzó a estudiar medicina en el King's Collage de Londres donde tuvo profesores de renombre como Richard Bentley Todd, Patridge y Daniell, los tres grandes figuras en sus respectivos campos. A pesar de tener a los mejores profesores posibles en la época, Galton seguía convencido de que no quería estudiar medicina, sino matemáticas. Finalmente consiguió estudiar matemáticas en 1840 en el Trinity College de Cambridge tras convencer difícilmente a su padre que se oponía totalmente, ya que desde niño le proporcionó todos los medios para que fuera un gran médico.

Tras dos años intentando ser una figura mundial en el campo de las matemáticas sin ningún éxito, entró en una gran depresión. Por tanto, decidió volver al campo de la medicina en 1844. Ese mismo año su padre murió, lo que le llevó otra vez a dejar la medicina ya que nadie le ataba a permanecer en esa disciplina. Tras heredar la gran fortuna de su padre, decidió dedicar su vida a viajar.

Pasada esa época vacía entre 1844 y 1849, comenzó a mostrar gran interés por realizar expediciones por África, donde su ejercicio de la autoridad y el descubrimiento de su capacidad para el análisis detallado le transformaron en una de las grandes mentes del momento. Esto llamó la atención de la Royal Geographical Society que posteriormente le otorgaría la Medalla del Fundador.

Tras una de sus expediciones por Namibia, se le pasó a considerar uno de los padres de la meteorología, ya que realizó los primeros mapas meteorológicos tras el descubrimiento de los anticiclones -por la identificación del efecto de los cambios de presión atmosférica- y la creación de las líneas isobaras.

Por otro lado, su afán por la antropología física le llevó a comprobar por primera vez que el patrón de huellas digitales es exclusivo de cada individuo, lo que fue –y sigue siendo- muy útil en criminología.

Esta etapa de explorador se prolongó entre los años 1850 y 1852. En 1853 publicó su aventura por el continente africano con el nombre de La narración de un explorador en la Sudáfrica tropical y El arte de viajar en 1855.

En 1854 se casó con Louisa Butler, lo que le sitió en un escalón más alto en la sociedad británica debido a la fama de la familia de ésta. Ese mismo año, Galton fue nombrado integrante del Consejo de la Real Sociedad Geográfica donde llegó a ser secretario honorario y vicepresidente.

En 1856 fue aceptado en el club más prestigioso del momento, el Athemenaeum Club de Londres donde también se encontraban Herbert Spencer, sir John Lubbock, Joseph Hooker y Thomas Huxley.

En 1860 ingresó como fellow en la Royal Society, miembro más importante de la sociedad científica del momento. A pesar de ser tan prometedor durante la década de los sesenta, una serie de sucesos le provocaran una crisis nerviosa que se prolongó durante años, según se piensa, provocada por problemas profesionales y discrepancias con sus compañeros de la Sociedad Geográfica y también por un gran problema personal: no tenía hijos y con su edad ya era difícil que los tuviera. Salió de esta “mala racha” gracias a El origen de las especies de Darwin: el descubrimiento del mecanismo de la selección natural le hizo plantearse la posibilidad de que la inteligencia hubiese sido una pieza clave en el desarrollo de nuestra especie, y que las diferencias de aptitud entre unos seres humanos y otros pudieran deberse a factores hereditarios. Por eso, esta obra le proporcionó el impulso que necesitaba para llevar a cabo su propia doctrina que consistiría en mejorar las normas de control de la sociedad y la raza humana: la eugenesia.

Entre los 1863 y 1864 fue secretario de la Asociación Británica para el Progreso de las Ciencias. Galton plasmó por primera vez su teoría en el artículo Talento y personalidad hereditarios (1865). Esta fue explicada más detalladamente en 1869, en su libro El genio hereditario. Galton mencionó por primera vez la palabra eugenesia en 1883, en otro libro llamado Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo. En él mencionó los diversos tópicos más o menos relacionados con el cultivo de la raza o con las cuestiones eugénesicas.

Pensaba que se debía fomentar que los individuos más capaces –en lo que a inteligencia se refiere- de cada clase tuvieran hijos entre ellos para mejorar la sociedad a lo largo de las generaciones. Además denunció que las organizaciones caritativas, que asumían el cuidado de los denominados ''inferiores'', impedían el correcto funcionamiento de la selección natural.

Posteriormente combinó sus estudios en medicina con la estadística para diseñar tablas de la evolución de las buenas familias inglesas y para intentar hacer clasificaciones de enfermos o criminales -para ello realizó estudios biométricos-. Dirigió la revista Biometrika a partir de 1901, fundada por él mismo y por Karl Pearson y Walter Weldon.

En 1904 fundó, además, el Laboratorio Eugenésico de Londres, donde desarrolló el término Eugénica, en palabras de Galton: “La ciencia que trata sobre todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza y también aquellas que las desarrollan hasta la mayor ventaja ¹ “

Durante los últimos años de su vida se dedicó por completo a la eugenesia. Antes de morir dejó establecido en su testamento un legado para la fundación en Londres de un instituto destinado al estudio de la eugenesia.

En conclusión, durante su vida no obtuvo cátedras y la gran mayoría de sus investigaciones fue realizada por su cuenta, pero, a pesar de ello, fue considerado un gran antropólogo, geógrafo, explorador,

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