Judith Mecee ensayo.

En  la actualidad, cada uno de los paradigmas teóricos  tienen vigencia en las Teorías del Aprendizaje, por lo que conocer su origen y enfoque puede ayudarnos como educadores, a descubrir posturas y prejuicios en  el desarrollo de  nuestros estudiantes, definiendo al desarrollo como los cambios sistemáticos sucesivos que ocurren con el tiempo, nos permite  definir, las conductas y actitudes que mejoraran la adaptación global del ser humano al ambiente.

 De tal manera que  podríamos analizar al aprendizaje desde dos perspectivas distintas, mencionando en primer término,  que el aprendizaje hace referencia al desarrollo de conductas manifiestas adaptativas y como segundo término, al que el aprendizaje concierne  con el  conocimiento adquirido; por lo tanto, podríamos definir al aprendizaje como un cambio inferido en el estado mental de un organismo, esto como  consecuencia  de las experiencias que van  a influir de forma relativa y permanente en el potencial del organismo para poder adaptarse posteriormente.

Esto puede generar posturas y prejuicios en nuestros estudiantes, que definen sus conductas y actitudes educativas personales. A partir de estos conocimientos se puede sustentar una labor docente innovadora.

 Para tal motivo debemos de considerar que, los sucesivos aportes de la ciencia y las transformaciones del pensamiento del ser humano, que corresponden a una secuencia evolutiva histórica, también se aprecian entre una y otra de las corrientes de las teorías del aprendizaje, sin embargo pueden también superponerse en un mismo momento en una sociedad dada. Esto nos permite comprender  las aportaciones de las Teorías del Aprendizaje: Conductismo, Cognoscitivismo, Humanismo y Constructivismo, las cuales contribuyen al conocimiento y nos proporcionan fundamentos explicativos desde diferentes enfoques y en distintos aspectos relativos al aprendizaje. Por lo cual, podemos considerar a las teorías del aprendizaje como  un constructo que explica y predice como aprende el ser humano, sintetizando el conocimiento elaborado por diferentes autores; considerando como docentes,  que no existe una teoría que contenga todo el conocimiento acumulado para explicar el aprendizaje. Todas consisten en aproximaciones incompletas, limitadas, de representaciones de los fenómenos. Con ello es posible entender que en la realidad de nuestra práctica docente, se puede actuar aplicando conceptos de una y de otra teoría dependiendo de las situaciones y los propósitos perseguidos.

A manera de crítica constructiva podíamos mencionar la decadencia de la teoría del aprendizaje en el salón de clases debido a la grave disminución en el cuerpo de conocimientos y teorías acerca del aprendizaje escolar, que  se viene padeciendo desde hace medio siglo y la retirada constante del salón de clases, emprendida por los psicólogos educativos, no ha ocurrido sin causa suficiente. Mucho de este deliberado alejamiento es atribuible al descredito científico en que cayeran los estudios sobre aprendizaje escolar como consecuencia de : a) las patentes deficiencias de conceptualización y de planes de investigación; y b) la excesiva preocupación por mejorar destrezas académicas y técnicas de instrucción probablemente concebidas, en lugar de atender al descubrimiento de los principios generales que afectan el mejoramiento del aprendizaje y la enseñanza en el salón de clases en conjunto.

Luego de haber conocido la importancia de las teorías del aprendizaje y de enseñanza en el desarrollo del ser humano en esta lectura, podemos concluir que la necesidad de cambio y la fuerza de la resistencia a éste,  el asumir una postura desde la toma de decisiones nos puede ayudar a avanzar, estando conscientes de las limitaciones y contradicciones que ello puede tener.

Las necesidades básicas de aprendizaje varían entre los diversos países y contextos socioculturales y económicos.  Sin embargo, a la vez que es necesario que como docentes consideremos tales variaciones,  ya que no es posible ignorar los procesos que son comunes hoy día a todas las sociedades,  aunque con diferente intensidad, si está en presencia de una diversificación creciente y de continuos cambios de las demandas educativas; con la finalidad de lograr seres humanos resilientes.

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