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ADOLESCENCIA ANTISOCIAL

ZEMPI2 de Septiembre de 2012

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La conducta antisocial mostrada por los jóvenes ha sido ampliamente investigada, concluyéndose una naturaleza multicausal del fenómeno. Por esto, es imprescindible conocer aquellas teorías explicativas relevantes para la comprensión de la génesis y/o mantenimiento de las conductas antisociales desde un punto de vista psicosocial.

Pero en cuanto hace a los estudios de las ciencias del desarrollo se han centrado en el crecimiento físico, el desarrollo social, el desarrollo de la personalidad ligado a una edad como la infancia o la adolescencia, entre otros. Estos estudios han tenido un especial apogeo en las etapas del desarrollo del niño y el adolescente. El estudio de la parte que corresponde al individuo en su interior; y El desarrollo en el contexto social.

De acuerdo al texto de la página proporcionada, se nos hace el planteamiento de que Lykken (2000) propuso un modelo para explicar la conducta antisocial basado en las dificultades de temperamento y el proceso de socialización.

Para ello, los rasgos temperamentales que consideró básicos fueron la ausencia de miedo, la búsqueda de sensaciones y la impulsividad.

Las diferencias individuales en estos rasgos interactuarían con los factores del contexto que contribuyen a la socialización. Las personalidades antisociales puntuarían más alto en ausencia de miedo, búsqueda de sensaciones e impulsividad.

La discusión se sitúa en que existe una discrepancia entre los resultados observados en el estudio y la predicción de Lykken según la cual los reclusos las supuestas personalidades antisociales deberían puntuar más alto en impulsividad, ausencia de miedo y búsqueda de sensaciones. La variable edad y la variable sexo no parecen explicar las diferencias encontradas: los adolescentes puntúan consistentemente más alto en búsqueda de sensaciones e impulsividad.

No se observaron diferencias entre personas normales y reclusos, pero los reclusos psicópatas puntuaron más alto que los no psicópatas. Por tanto, una posible explicación de los resultados obtenidos en el presente estudio es que las dificultades de temperamento pueden ser una variable relevante en la predicción de la psicopatía, pero no de la delincuencia general.

Harris, Rice y Quinsey aplicaron un análisis taxonométrico al constructo de psicopatía (medido con el PCL-R) y a diversas variables que reflejaban una niñez antisocial, así como criminalidad adulta y reincidencia.

Se empleó una muestra de 653 hombres recluidos en una institución de máxima seguridad. Sus resultados parecen apoyar el carácter taxonómico de la psicopatía. Los problemas de conducta en

la infancia fueron la variable que mayor relevancia tuvo a la hora de determinar la existencia de esta taxonomía. Estos resultados irían en la dirección que aquí se propone, al asociar un temperamento difícil con la psicopatía.

Una segunda forma de explicar los resultados se relaciona con lo que se podría denominar naturaleza de la adolescencia. Para Lykken la criminalidad distribuida por edades alcanza su pico máximo durante ese período de la vida. Se puede plantear que en esta etapa las personas son especialmente vulnerables al comportamiento antisocial. Si comparásemos una muestra de adolescentes con otra de personas adultas extraída de la población general en los rasgos que se han denominado dificultades de temperamento, encontraríamos puntuaciones significativamente más altas en los adolescentes.

Los adultos, por su propia evolución biológica, por una exposición más prolongada a elementos socializadores o por ambas cosas, presentarían niveles menores en esos rasgos. Ahora bien, al comparar esta muestra general de población con otra de reclusos equiparada en edad, se deberían encontrar puntuaciones más altas en los reclusos, ya que se supone que uno de los factores que influyó en su comportamiento antisocial fueron sus niveles elevados de dificultades de temperamento.

Al comparar las muestras de adolescentes y reclusos, sería coherente encontrar nuestros resultados. Se podría proponer que la adolescencia es, en general, una etapa de vulnerabilidad

al comportamiento antisocial. Debe observarse, por ejemplo, que las chicas adolescentes puntúan más alto que los hombres internos en impulsividad.

Con el tiempo, la maduración física y social pone un freno a esta vulnerabilidad en la mayor parte de los casos. Cuando ese freno no es efectivo, se incrementa la probabilidad de realizar conductas antisociales.

En cualquier caso, se debe reconocer que esta tesis necesita un contraste empírico explícito.

En edades de 16 y 18 años se da el escape al dominio de los padres y otras autoridades. Los esfuerzos para lograrlo causan una ansiedad considerable acerca del futuro y conflictos relacionados con la continuación de la dependencia de los padres Entre las edades de los 18 y los 22 años Se da un distanciamiento o separación de la familia. La mayoría de las personas nos alejamos de la casa a esa edad por la construcción de nuevos grupos como amistades, noviazgo, escuela, trabajo, etc. Entre las edades de 22 y 28 años Se da la formación de una vida independiente de la familia y se crea una vida propia.

Es por cultura que las personas se separen de sus familias de origen y hacer una familia nueva. Las parejas casadas que pertenecen a este grupo de edad tienden a asignar un valor a la unión Entre las edades de 29 y 34 años Se da la búsqueda de ciertos objetivos.

La persona busca activamente un estilo de vida que dé significado a la segunda mitad de la vida. Los matrimonios son particularmente vulnerables durante esta época de insatisfacción. Muchas de las tensiones de las edades anteriores dan paso a un deseo de saborear la vida y sus pequeños placeres.

Las Ciencias de la conducta que son las disciplinas que se ocupan principalmente de la comprensión, predicción y control de la conducta humana, y en especial de los tipos de conducta que se desarrollan en las relaciones interpersonales. Las disciplinas que forman parte de las ciencias de la conducta son: la, Antropología, Pedagogía, Psiquiatría, Psicología y Sociología.

Los científicos que trabajan de forma sistemática y experimental en estas áreas centran su atención en la conducta humana en la medida en que influye y es influida por el comportamiento de otras personas. Las ciencias de la conducta se aplican para diagnosticar y predecir la conducta humana.

Entre los Criminólogos desarrollistas tenemos a LOMBROSO, DI TULLIO, DE GREEFF, PINATEL, FREUD , SARASON, DICAPRIO, BARATTA, QUIROZ CUARÓN, MÁRQUEZ PIÑERO, SOLÍS QUIROGA, ORELLANA WIARCO, FRANCISCO MARTÍNEZ BACA, MANUEL VERGARA,INGENIEROS, ZAFFARONI, entre muchos otros que faltan, quienes sugieren en diversos párrafos de sus textos que debe estudiarse de manera profunda por medio de la Psicología Clínica y Criminología Clínica, el desarrollo; es decir, mirar atrás a sus antecedentes previos a cometer su conducta antisocial, cada uno de éstos, en mayor o menor medida señalan esos estudios como “básicos” en la etiología del crimen.

Para Benigno DI TULLIO, la Criminología Clínica es la ciencia de las conductas antisociales y criminales basada en la observación y el análisis profundo de casos individuales, sean estos normales, anormales o patológicos. Al referirse al análisis profundo, implica el conocimiento de las causas en casi su totalidad; lo que implica estudiar un desarrollo. Todos los individuos, en circunstancias especiales, pueden llegar a un estado de alteración, pues somos individuos que tenemos una particular tendencia al desarrollo y a diversos procesos de desintegración de la personalidad, con las consiguientes perturbaciones graves en su conducta. Hay que realizar el estudio del delincuente en su personalidad total; es decir, que no se puede estudiar aisladamente los factores psicológicos, biológicos o sociológicos sino en su totalidad. Para DI TULLIO, el tratamiento debe estar basado en el conocimiento de la personalidad del delincuente, reconoce que el modificar la personalidad antisocial es difícil, pero conforme el progreso de las ciencias esto se logrará. Tomar en cuenta un tratamiento médico, psicológico, pedagógico y sociológico, implican tener un conocimiento profundo del sujeto.

CÉSAR LOMBROSO es considerado como el iniciador de los estudios sistemáticos criminológicos clínicos. Estudió y observó a numerosos delincuentes en las prisiones. Intentó investigar las diferencias entre el enfermo mental y el criminal. Creyó encontrar las respuestas analizando los cráneos de delincuentes, observando anomalías y deformaciones. LOMBROSO señala que la criminalidad es un tipo de agresión excepcional, es anormal y patológico, considera que el delito es el resultado de la interacción entre los factores criminógenos internos y externos; para él, el delincuente es un ser insensible, de personalidad psicopática. Es importante hacer la observación y clasificación clínica sobre los delincuentes para revelar su personalidad y hacer un diagnóstico criminológico, así mismo llevar a cabo un tratamiento, junto con LOMBROSO, sus discípulos, FERRI y GARÓFALO, señalan también la importancia de estudiar las causas del delito; es decir, el desarrollo del individuo y la interacción de diversos fenómenos a lo largo de su vida.

JOSÉ INGENIEROS En Latinoamérica los trabajos de José INGENIEROS a través de la Psicología Clínica y la Criminología Clínica, fueron desarrollados en el Instituto de Criminología de la Penitenciaria Nacional de Argentina. INGENIEROS señala: “todo acto delictuoso

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